Por Nacho Medel
Trallazo tras trallazo, Trials nos presenta “This ruinedworld”, un trabajo cargado de energía, con un sonido trash muy potente, desde la batería hasta la voz, pasando por las cuerdas.
Para quienes no los conozcáis, Trials vienen desde Chicago, y sus componentes son Mark Sugar (voz y guitarra), Ryan Bruchert (guitarra), Adam Kopecky (batería) y Usha Rajbandari (bajo).
El sonido en conjunto también nos recuerda al heavy metal más original, por así decirlo, aquel que oíamos en los 80.
Entrando ya en materia, el disco comienza con “Truth defiled“, un puñetazo directo que despierta todos nuestros sentidos y deja claro desde el inicio cuál es el propósito de los norteamericanos: hacer que nos movamos o, si no, caer atropellados por su fuerza. Además de las reminiscencias trash, hay elementos como el doble bombo y su técnica, así como ciertos pasajes de esta canción que, de una u otra manera, me han recordado a Slipknot. Seguimos con “Don’t believe the word“, que cuenta con un ritmo inicial más marcado, a juego con la voz de Mark quien, durante todo el disco, realiza un gran esfuerzo vocal. A mitad del tema hay un pequeño “descanso” que de nuevo me recuerda a grupos como Slipknot. Este primer tercio del disco se cierra con “Digging my own grave“, con un inicio algo alborotado donde se confunden música y voz, no escuchándose esta última con toda la claridad que se desearía, pero dejando claro que el trash es el estilo que sustenta el disco,
“Disgraced and erased” muestra de nuevo un inicio muy marcado por las guitarras, dejando paso al lucimiento de la voz de Mark y la batería de Adam; y finalizando con el ritmo inicial. Llegamos a mitad del disco y nos espera “Blink of an eye“, quizá la canción con el toque más clásico de todo el disco y, en mi parecer, la mejor conseguida respecto a ritmo, sonido, etc. Con “Beat the system to death” cerramos el siguiente grupo de tres canciones. De nuevo un sonido trash 100% que hará que alguno se ponga a bailar pogo en medio del salón de su casa. ¡Cuidado con la televisión y las estanterías! Esta vez el protagonismo es para el solo de Ryan, que cierra de manera notable el tema.
Encaramos las tres últimas canciones del disco y empezamos con “They hide behind the law“. De nuevo la marca del trash se deja notar desde el inicio, con unas cuerdas incansables y una batería que llena por completo la composición. Continuamos con “Inheritance“, tema que no da un respiro a ninguno de los componentes, y que permite comprobar que calidad no les falta a los chicos de Chigago. El trabajo se cierra con “This ruined world“. Un inicio trash que contrasta con un pequeño parón que, simplemente, sirve para coger más rapidez a la banda en un tema que sirve para resumir todo lo que hemos oído durante el disco: una velocidad endiablada que no impide el lucimiento técnico de sus compontentes, aunque en ocasiones se haya echado de menos mayor claridad en la voz de Mark.
Tras escuchar el disco, puedo afirmar que Trials ha realizado un gran trabajo al rescatar el trash más clásico para darle unas pinceladas de rock y heavy más moderno, logrando una interesante mezcla que creo satisfará tanto a los amantes del trash ochentero, como aquellos que buscan nuevas tendencias.