Con algo de retraso se abrían las puertas y accedía a la plaza de toros el escaso público que hasta el momento se había congregado en los alrededores. Los organizadores estaban a tope y algo preocupados por la coincidencia de otros conciertos de rock en la capital y en los alrededores, además de por el hecho de que al ser festivo el lunes era previsible que mucha gente saliera de Madrid durante el puente. No obstante, teniendo en cuenta todas esas circunstancias y el hecho de que era la primera edición, el resultado no estuvo mal y nos consta que se está trabajando ya intensamente en la segunda edición.
A las cuatro de la tarde nos daban la bienvenida desde el escenario, para a continuación presentar a Patricia Tapia y su banda, Khy, que arrancaron con toda la energía que atesoran y comenzaron su descarga a tope sin importarles que apenas estuviéramos unas cincuenta personas en el recinto. Con una formación compuesta por dos guitarras, bajista, teclista y batería, Patricia se entregó absolutamente durante toda su actuación. Un repertorio bien seleccionado, en el que incluyeron una rockera versión del Left Outside Alone de Anastacia, hizo que el ambiente se fuera caldeando pese a las horas y a un sol de justicia que caía sobre los asistentes, que nos afanábamos en encontrar hueco en la escasa zona de sombra que había junto al escenario. Para cerrar sus cuarenta y cinco minutos de show, nada mejor que hacerlo con Revolución, tema con el que pusieron punto y final y se despidieron hasta la próxima.
Con la gente del festi trabajando como un reloj, quince minutos después estaba todo dispuesto para que los extremeños Sínkope aparecieran sobre el escenario.
El quinteto, con su rock sin aditivos y la poesía por bandera, arrancó con algún pequeño problemas de sonido (un petardeo que nos sorprendió a todos y que rápidamente fue resuelto para no aparecer más), para rápidamente hacerse con un público que iba poco a poco aumentando en número. Para el recuerdo, algunas frases de Vito (por ejemplo, presentando Matar se me Olvida, “unos años robando y otros penando, ¡no al paro!”) y temazos como Humo de Contrabando o En Tarros de Miel, incluyendo algún momento de baile a lo Pulp Fiction. Y como despedida, qué mejor que toda una declaración de intenciones: “Hacemos Rock & Roll porque nos gusta”, a la que yo añadiría que lo hacéis de puta madre, amigos.
Nuevo cambio en el escenario, y a eso de las siete menos cinco de la tarde aparecía sobre las tablas el legendario Vicente “Mariskal” Romero para saludar a un público cada vez más numeroso y presentar a la que dijo considera una de sus bandas favoritas, con los que trabajó en el pasado y a los que, al igual que yo, sigue admirando y valorando: Asfalto.
Julio Castejón y compañía ofrecieron un concierto sencillamente impresionante. Con un sonido que rozó la perfección, disfrutamos de unos músicos increíbles que tocan con técnica y a la vez con mucho sentimiento, desprendiendo buen rollo a borbotones desde el escenario, fueron para mí, con permiso del resto de artistazos, los triunfadores de la noche. Tanto los temas clásicos como los más recientes tienen un sonido actual y unos arreglos de lujo, y si a ello añadimos la compenetración existente entre todos los músicos y la magia de ver a Julio en el mismo escenario que su hijo, poco más se puede pedir. Días de Escuela, Capitán Trueno, Rocinante o el primer bis del festival por aclamación, Ser Urbano, nos hicieron volver a los ochenta pero como decíamos antes, con un sonido modernizado sin perder la esencia, lo que hace que en pleno 2015 sean temas totalmente actuales. Un concierto de diez sin duda.
Pero la mayoría de la gente congregada en este festival quería sobre todo ver a Los Suaves y a Doro, y se acercaba el momento de que la diosa teutona del metal saliera a escena para dar, como siempre, lo mejor de sí. A eso de las nueve menos cuarto, con la noche y algunas nubes amenazantes cubriendo los cielos, tras una intro comenzaban a sonar los primeros acordes de I Rule the Ruins. El ya muy numeroso público se volvía absolutamente loco, y en ese estado permanecería hasta el final de la actuación de la rubia alemana. Se sucedieron temas de su carrera en solitario con otros de su época en Warlock, algunos de ellos míticos como All We Are, cantado a medias con el público, al igual que el clásico Für Immer, y también una particular versión del Breakin’ the Law de Judas Priest. Doro tuvo tiempo para presentar a los nuevos miembros de la banda, además de mostrar continuamente su agradecimiento al público por su entrega y afirmar en más de una ocasión que España le encanta y que aquí están los mejores metalheads del mundo, todo ello mezclando el inglés con un muy currado castellano. Tras casi hora y media de actuación y con la peña disfrutando a tope y con ganas de más, cerró con Stay Hard, demostrando una vez más el cariño que siente por los fans españoles.
A las once menos cuarto llegaba el otro plato fuerte de la noche. Y lo hacía arrasando desde el primer momento con Preparado para el Rock and Roll.
Con Yosi en su línea (no vamos a descubrir nada ahora) y Charly con una sonrisa perpetua, Los Suaves fueron desgranando su show casi sin respiro y siendo pura energía, para deleite de los muchos fans que habían venido al festi desde todos los rincones del país para ver uno de los últimos conciertos de la banda. Alberto volvió a demostrar que es uno de los grandes magos de las seis cuerdas de este país, muy bien secundado por Fernando (paciente donde los haya, aguantó estoicamente ciertos problemas con el cableado de su guitarra y el consiguiente vacile de Yosi), por Tino siempre sobrio a la batería y por el ya mencionado Charly con el bajo. Sonaron prácticamente todos sus grandes éxitos, casi himnos, como Pensando en ti, Maldita sea mi Suerte, Palabras para Julia, No puedo dejar el Rock (con lanzamiento de confeti incluido), Viajando al fin de la Noche (donde Alberto nos regaló el que para mí fue el mejor solo de guitarra de toda la fiesta), Dolores se
llamaba Lola (con Yosi portando un par de banderas sobre el escenario) y finalmente La Noche se Muere y Adiós, Adiós, momento en que el mítico vocalista sacó primero una pancarta con la leyenda “la música acaba”, y posteriormente otra en la que pudimos leer “dios es suave”, con una nueva lluvia de confeti cayendo en todas direcciones. Subidón absoluto con el concierto de estas auténticas leyendas del rock estatal, con un Yosi al que los excesos le pasan factura pero que supo dar la cara hasta prácticamente el final, con una banda que suena y funciona como un reloj y desprende buen rollo, y sobre todo con un Charly que siempre se mantiene en segundo plano en el escenario pero al que mires en el momento del show que lo mires, siempre lo encuentras con una cara de felicidad que resulta contagiosa. No sabemos si dios es suave, pero seguro que Los Suaves son dios para muchísima gente. Gracias por tantos años de rock y hasta pronto. O hasta siempre.
Poco antes de la una de la madrugada llegaba el turno de Leize. En el momento más difícil de la noche, dado que ya habían hecho sus conciertos los cabezas de cartel, los guipuzcoanos salieron dispuestos a hacer lo que mejor saben, que no es otra cosa que darlo todo sobre el escenario. Arrancaron con Acosándome, Futuro para mí y A tu lado y se fueron haciendo con el escaso pero animoso público que quedaba en el recinto…Pese al hándicap antes comentado, la filosofía de la banda quedó reflejada en las palabras de su cantante cuando afirmó que “nuestro público no es el mejor, pero es el nuestro”.
Y finalmente, a eso de las dos de la mañana, fue el turno de Lords of Black, también con el problema del horario y la cada vez mayor escasez de público. Esta situación adversa la paliaron con un sonido espectacular, y una técnica y un saber hacer que los sitúan en lo más alto del metal nacional. De hecho, estamos deseando escuchar su nuevo trabajo porque seguro que se han vuelto a superar. No era el mejor momento para demostrarlo, pero aun así dejaron claro que tienen un gran futuro (y presente) por delante y que darán muchísimo que hablar. Enhorabuena para ellos, por su buen hacer y su claridad de ideas.
Como resumen diremos que disfrutamos de un festival extraordinario musicalmente hablando, con un sonido con una calidad sorprendente, pero al que le queda recorrido para llegar al nivel que todos deseamos y para convertirse en referencia en el campo de los grandes eventos de nuestro país. Los pequeños fallos se irán corrigiendo sin duda, y con la buena voluntad, el trabajo duro y también y no menos importante, el buen rollo de la organización, seguro que las próximas ediciones disfrutaremos más y mejor. Nuestro agradecimiento a todas y cada una de las personas que hicieron posible este evento y en las que en todo momento encontramos facilidades para hacer nuestro trabajo y para estar a gusto, y especialmente a Johan y a David por su buen hacer y sus atenciones para con METAL KORNER.
Nos vemos el año que viene en la segunda edición: ¡¡Larga vida al ROCKTUBRE FEST!!