Por Nacho Medel
«He tocado la batería durante más de 30 años. He subido la montaña de la música, hasta el pico más alto. Y cuando llegué, ¡vi la cara de Dios! ¿Queréis saber cómo es la cara de Dios?, ¿Queréis saber lo que vi? ¡¡Vi la cara del jodido Dom Famularo!!» Estas palabras pronunciadas por Mike Terrana al final de su show en la masterclass resume el sentir de todos los baterías que, a lo largo de estas once ediciones del La Rioja Drumming Festival, han ido pasando por la capital riojana. De nuevo el buen rollo que transmitieron todos los bateristas se notó en el polideportivo Titín III, en una jornada que empezó a las 9:30 con la masterclass, y finalizó sobre las 2 de la madrugada con el show.
La masterclass reunió a 600 personas que, como en ediciones anteriores, disfrutaron con las explicaciones de las técnicas y trucos que desplegaron los bateristas. Como el año pasado,
Dom FAMULARO estuvo acompañado por
Chus Gancedo, quien hizo de traductor de los bateristas que lo necesitaron, así como del propio Dom.
El primero en aparecer en el escenario fue el riojano Jorge Sánchez, al que apenas pudimos ver en la masterclass, pero del que sí disfrutamos en el show. El joven baterista está llamado a ser uno de los nombres a seguir en los próximos años y, como riojano, es agradable ver cómo el año pasado con Raúl Fraile y éste con Jorge, La Rioja demuestra que es una tierra no sólo de buenos vinos, sino también de grandes músicos.
Tras él subió al escenario
LUCAS JIMÉNEZ, que empezó preguntando cuántos guitarristas había entre el público, siendo dos los valientes que levantaron las manos, ante las sonrisas de los asistentes. Empezó tocando un tema para mostrar parte de su técnica. Comentó que su estilo es una fusión de estilos, y que muchas veces, cuando está tocando, cierra los ojos y se deja llevar, experimentando lo que en ese momento siente. Para él, lo más importante de la batería es que le permite «compartir la música». A continuación expuso una serie de ejercicios y consejos para mejorar la elasticidad. Dentro de sus prácticas, dice que le gusta jugar, alejándose de realizar repeticiones y series. Tras llevar a la batería estos juegos, Lucas fue parando en diferentes momentos, explicando su rutina a la hora de practicar. Para finalizar, tocó un tema de su grupo
Lucas Jiménez Trío, con el que tocaría en el show. Se despide reafirmando la idea general de que todos los bateristas que han asistido, desean compartir la música y su pasión por la batería.
El siguiente en aparecer por el polideportivo fue
FEDERICO PAULOVICH. El batería italiano fue uno de los que mejor se lo pasaron durante todo el festival, y se le vio departiendo con prensa, público, etc. Tras agradecer en español la oportunidad de estar en el festival, comenzó su clase con unos ejercicios relacionados con el clic, pidiendo la ayuda del público, quienes debían tocar palmas para marcar el compás, ayudándole de esa forma a acentuar. Realizó diferentes tipos de clics (en la 4ª semicorchea, clic en el 2º y en A…), ya que hacerlo le ayuda a mejorar el
timing. También comentó que resulta divertido mantener un clic mientras va cambiado el
shuffle. Tras demostrarlo, realiza un ejercicio más complicado: piensa un clic, parándolo en la 1ª de cada 3 semicorcheas. Luego lo realiza parando en la 1ª de cada 5 y, finalmente, en cada 7. Para él, estos ejercicios le ayudan a improvisar en la batería, y sirven para entrenar la mente ya que, palabras textuales, «si no lo puedes pensar, no lo puedes tocar». Finaliza tocando aleatoriamente todas las semicorcheas de una subdivisión del kit, con un ritmo lento, hasta tocar los unísonos con los timbales a la vez; para juntar después todas las posibilidades con el ritmo más alto posible.
MARKO DJORDJEVIC comenzó su exposición diciendo que, para él, una
masterclass es una manera de disfrutar y de compartir, por lo que desea hacer algo especial. Para ello va a tocar la batería a un volumen muy muy bajo, por lo que ruega el silencio de los asistentes. Cogiendo una parte de su kit, se sitúa en medio de los asientos dispuestos en la pista, y toca utilizando las escobillas, demostrando que incluso con un pequeño volumen, la batería puede dar muchos ritmos. Tras volver al escenario, realiza unos ejercicios para calentar el cuerpo antes de ponerse a practicar en serio, y a continuación toca una canción de
SVETI, su grupo. Dentro de este calentamiento, hace hincapié en la tensión de todo el cuerpo, que ayude a buscar el equilibrio para poder moverse con soltura por todo el kit. Cogiendo el micrófono de nuevo, y alternándolo con diferentes compases,
Djordjevic señala que busca la idea de libertad a la hora de tocar cualquier instrumento. Es clave tener grabada la fundación de un
groove para poder así crearlo. La parte final de su clase tiene como protagonista al charles, explicando cómo crear figuras utilizando diferentes acentos, y llevándolo a la práctica. Una improvisación cierra la participación de
Djordjevic, no sin antes agradecer al festival que hayan contado con él.
Superado el ecuador de la masterclass, hace su aparición el americano Jason Gianni, quien ofreció la clase más académica de todas y, todo hay que decirlo, la más monótona. Se presentó diciendo que su especialidad en la batería es la polirritmia: tocar varios ritmos a la vez; y que esa técnica es la que iba a mostrar durante su clase. Proyectando una serie de diapositivas sobre la pantalla gigante instalada en el escenario (que permitía ver con detalle cada actuación), fue señalando los compases que iba a ejecutar. Varias diapositivas después, Gianni aplicó lo explicado a diferentes grooves, combinando los ritmos y las semicorcheas.
Llegamos a un merecido descanso para reponer fuerzas, durante el cual hizo su primera aparición
Mike Terrana, con una primera toma de contacto en su gigantesco kit (con gong incluido), calentando al ritmo de la composición «
Pompa y circunstancia» de E. Elgar.
Antes de comenzar la última parte de la masterclass,
Dom Famularo y
Chus Gancedo explican cómo se va a llevar a cabo el show de la noche. También suben al escenario
Jorge Sánchez,
Marko Djordjevic y
Jason Gianni para hablar del
Drummers Collective de Nueva York, al que pertenecen los tres, explicando la labor de la escuela, la experiencia de Jorge allí, y comentando que durante el show final se sorteará una beca de una semana en la escuela.
DERRICK MCKENZIE comienza narrando sus inicios en la batería, con ritmos soul, funk, jazz…Hasta hoy en día, cuando está buscando darle una vuelta a todo lo que ha aprendido, en pos de un estilo personal. Tras comentarlo, realiza una demostración de sonido funky. Tomando de nuevo el micrófono, hace referencia a la variedad de estilos que se han dado cita en el festival, animando a todos los presentes a tener una mente abierta, y así coger ideas y lo mejor de cada batería, de cada estilo. Preguntado por sus bateristas de referencia, no duda en poner como ejemplo a
Harvey Mason, además de hacer referencia al regaee, estilo que le introdujo en el mundo de la música. A partir de ahí, se centró en la mezcla de música disco y funk, mostrándolo con unos minutos de improvisación. Dentro de los trucos que utiliza para componer, explica que a la hora de tocar o componer un tema, busca un ritmo que le resulte interesante para subirle un punto de velocidad. Como ejemplo, toca el mismo tema con dos clics diferentes. Para
McKenzie, el clic es el tempo y la guía de la canción; pero no siempre lo sigue al dedillo, sino que va probando, yendo en ocasiones un poco por delante de él, y en otros momentos por detrás. Acaba explicando que, «como músico, toques lo que toques, has de saber mantener la base y, a partir de ahí, subir o bajar el acento para adaptarte a cualquier ritmo».
Dom Famularo aparece de nuevo en el escenario para decir que «en un piano, las notas ya están puestas, inamovibles. Pero en la batería tú las pones donde quieres». Esta afirmación está hecha delante del gigantesco kit de
MIKE TERRANA, ante el cual
Dom proclama las dos reglas de la batería:
La primera regla, es que no hay reglas
La segunda regla es: sigue siempre la primera regla
Tras arrancar los aplausos del público, la
masterclass se cerró con la actuación de
Terrana: una exhibición de fuerza, técnica y dominio de las baquetas. Fue el único que no explicó teoría o ejercicios: simplemente se limitó a demostrar cómo gracias a los años ha conseguido domar un kit de batería que le rodea casi por completo. Su actuación fue la más aplaudida y celebrada, resultando perfecta como punto y final de la
masterclass. Tras su exhibición de fuerza, se tumbó en el suelo totalmente exhausto, aunque tuvo tiempo para contar parte de su experiencia como baterista. Casi siempre en tono jocoso, dice que durante todos estos años ha «bebido mucho, tenido mucho sexo, y también mucho sexo en solitario». Una de las características de
Terrana son los desplazamientos que hace con las baquetas entre sus dedos, y le preguntaron por qué lo hace. Respondió diciendo que «si alguien te ve haciéndolo, pensará que eres un buen batería. Y además gusta mucho a las chicas». Ya en serio, comentó que le gusta golpear con los dos extremos de la baqueta en la batería, y que ese movimiento le permite ir cambiando entre extremos, sin perder el ritmo.

Finalizada la sesión matutina, pudimos disfrutar de un merecido descanso para, seguidamente, pasarnos por la feria de baterías. A las 21:30 horas hacía nuevamente aparición Dom Famularo en el escenario, ante las 1.400 persona que acudieron al show. Uno a uno, los baterías tuvieron la oportunidad de llevar a cabo su show particular: Lucas Jiménez junto con sus compañeros de grupo y la aparición de Patti Ballinas; Jorge Sánchez tocando mientras abría y se servía una copa de Rioja, o Mike Terrana, reinterpretando temas clásicos, tocado con una peluca a lo Mozart. El último en aparecer fue Dom Famularo, quien deleitó al público de la misma manera que el viernes 23, cuando realizó una masterclass en la Universidad de La Rioja. Y, como ya viene siendo habitual, esta undécima edición finalizó con todos los baterías tocando «Jingo», de Carlos Santana.
Un año más, todos los asistentes disfrutaron de un grandioso espectáculo, pudiendo comprobar de primera mano cómo la habilidad de algunos de los mejores bateristas del panorama internacional inundaban las paredes del polideportivo Titín III. Pero, como siempre, lo mejor no fue escucharles, sino poder conocerles y descubrir que lo que les hace grandes es la amistad y pasión por la batería que les une. ¡Hasta el año que viene!