El sábado 23 de enero Metal Korner asiste a un concierto de punk. Como era de esperar, la sala es una nave industrial, está llena de grafitis y no falta la bebida. Lo que tampoco falta es gente, el aforo máximo fue superado, no cabía un alfiler. Parecía como si toda la juventud, y los no tan jóvenes, de los alrededores de la capital catalana se hubieran concentrado allí. Por un lado es molesto que falte el oxígeno, pero por otro lado que haya tanta gente significa que la música se mueve. Resultó un poco agobiante que la gente no dejase de entrar y salir, para salir a fumar o volver de fumar y hacer vida social fuera de la sala, pero mucho peor es que se fume dentro, aspecto que debería estar más controlado para no molestar a quien no desee que se fume dentro de un lugar público con poca ventilación. Un asmático lo pasaría bastante mal ahí dentro.
Le toca el turno a ARPAVIEJAS. Si alguien creía que la sala no podría estar más llena se equivocaba. La sala Mandawa estaba llenísima, como una lata de sardinas o como un Palau Sant Jordi en cualquier concierto que se haga en dicho estadio. Además se empezó a fumar más y el olor a marihuana llegaba hasta los pulmones del batería. De hecho, había una parada móvil de comida rápida que vendía bocadillos y patatas. No habrían hecho una caja precisamente pequeña. Curiosamente la terraza también estaba llena de gente. Este tipo de música, por muy underground que sea, parece atraer a masas de personas muy variopintas. Rapados, crestas, rastas, piercings de todo tipo, tatuajes, parches en chaquetas tejanas, gorras, y lo que más había era respeto. Desgraciadamente, el público solo se sabía una o dos canciones del grupo, las más conocidas, y el resto no las cantaban, pero disfrutaron al máximo el concierto y lo dieron todo.
Poco después del segundo grupo, abrieron las puertas de salida y la gente empezó a salir a la calle, fuera del entorno vallado del polígono industrial, incluso algunos se fueron a sus casas. No me hizo gracia que se perdieran el último grupo, pero la gente es libre. KASPARRATA se encargó de cerrar la noche. Como de costumbre, improvisaron bromas, alguna musicalizada, y demostraron que tras llevar 20 años de carrera, tocando las mismas canciones, y que son capaces de coordinarse perfectamente y tocar varias canciones seguidas sin descansar. Además, desde hace unos meses esto ha cambiado, debido a que sacaron su cuarto disco “Eurotanasia”, que ha conseguido que una de sus canciones haya salido en Rock FM. Fue el grupo al que vio un menor número de personas pero las primeras filas se sabían todas las canciones y se entregaron completamente. Al ser un grupo con tanta trayectoria y haber tocado casi siempre muy cerca de la ciudad que los vio nacer, lo pasaron muy bien y la noche acabó con mucho buen rollo y muchas bromas muy tontas.
Fue una noche un poco diferente, pero buena al fin y al cabo, y llena de punk y de buena compañía. Me dijeron que si escribo en una página de heavy metal por qué iba a hacer una crónica de un concierto de punk. ¿Y por qué no? No es nada del otro mundo.
¡Salud y música!