Por Coraza
 
 
En el año 2011, en Nueva Jersey, Estados Unidos, nace un grupo de rock y metal con una filosofía muy distinta a la de la mayoría de bandas contemporáneas. Mientras la tendencia actual se define por la especialización en un concreto subgénero del vasto género que es el rock, este grupo decide tocar todo tipo de canciones del género, desde el death metal más extremo hasta el rock clásico más melódico y todo lo que hay en medio. A día de hoy, en 2016, ya tienen un EP y dos discos de larga duración. Analicemos el segundo y descubramos si podemos percibir tanta variedad en un mismo álbum.

 

La primera canción habla del cambio. No hace falta entender la letra para percibirlo porque, aunque es una canción cargada de distorsión y velocidad como en el thrash y death metal, tiene un solo tan melódico que recuerda a las bandas de rock británicas de los 70. A pesar de ello, lo que predomina es la fuerza y la caña de una buena guitarra limpia pero al mismo tiempo potente, que se infiltra entre tus venas y te contagia las ganas de salir a disfrutarla.
Sin embargo, a pesar de la potente distorsión de las guitarras, se percibe una base, gracias a la batería y el bajo, que bebe de otras fuentes del género, y deja fluir un toque distinto al thrash al que estamos acostumbrados. Es más extremo, hasta que llegan solos como los de la canción Good Times in Dark Ages.

Hacia la mitad del disco, mediante una guitarra acústica, podemos darnos cuenta de que la tralla es secundaria cuando se tiene ritmo y una voz que cante con ganas lo que le susurran las entrañas. Napalm Records, prestigiosa discográfica, no ficha a cualquier grupo, y esta es una prueba de ello.

De vuelta a la tralla y la nostalgia setentera, tenemos más de lo mismo, pero mejor y más intenso en ambos aspectos y, por consiguiente, el mayor contraste hace que el cambio sea aún más acojonante a los oídos del fan que preste un mínimo de atención.

Un poco más hacia el final, para los amantes de la batería, hay una canción donde este instrumento suena más de lo habitual, sin dejar a un lado lo el sonido más hardrockero, incluso stoner. Que no se preocupen los amantes de la brutalidad, en unos segundos volverá a golpear con fuerza tus oídos.

Hacia el final, ni tralla ni reminiscencias de un pasado que muchos de nosotros ni siquiera llegamos a vivir, sino el rock más neutro es lo que queda. Una especie de conglomerado difícil de categorizar, es lo que suena. Muy de fondo, un extraño instrumento de percusión aparece, y aunque sea difícil de captar, constata que esta banda es muy cañera, pero también sabe añadir algo de variedad a su repertorio. No nos engañaban, son una banda que se caracteriza por ser bastante más variopinta que las bandas más auténticas o puristas de los subgéneros más extremos del heavy metal. No sé qué opinión tendrán los amantes del thrash y el death, pero sé que a muchos de ellos no les convencerá la apuesta de HAMMER FIGHT. En cualquier caso, si te gusta la caña pura, te los recomiendo.

Desgraciadamente, con un público cada vez más clasista que solo va a conciertos de su subgénero predilecto, estas bandas caen sin hacer ruido.

Irónicamente, en tiempos en los que no había tantas formas de nombrar a los subgéneros (antes de los años 90) el público solía asistir a bolos de todo tipo de heavy metal. Si de ahora en adelante aparecieran más bandas con esta variedad de contenido, ¿iría mucha gente a verlos? No lo creo, pero con una mente abierta y un gusto por el género, pueden llegar a gustar bastante.

Nota: 8/10

Tracklist:
1. Picking Up Change
2. Target Acquired
3. Into the Dark
4. Good Times in Dark Ages
5. Gods of Rock n’ Roll
6. Low & Broken
7. Private Stock
8. The Ultimate Sacrifice
9. Cell Mates
10.  West Side Story
11.  The Crate
12.  Cult of Conceit

 
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