Llegamos cuando
SONS OF MORPHEUS estaban arrancando el que iba a ser un más que interesante concierto de este trio suizo de blues rock psicodélico con reminiscencias de Led Zeppelin o Black Sabbath.
Lamentablemente no mucha gente pensó en darles una oportunidad ya que en ese momento en la sala no habría ni 30 personas. De hecho nos dieron las gracias a los presentes por haber ido pronto para verles también a ellos. Sin duda su atronadora música traspasó los muros y atrajo a gente que se había entretenido en un bar cercano, consiguiendo que el número de espectadores se incrementará notablemente a partir del tercer o cuarto tema.
Entre tema y tema también comentaron que nos acercáramos al puesto de merchandising ya que, aparte de los típicos CDs y camisetas, también tenían calcetines y condones ¡¡¿WTF?!!
La dinámica del concierto era muy buena alternando los temas cantados con temas instrumentales pero sin perder su sonido rock que a veces recordaba a Led Zeppelin, a veces a Rage Against the Machine, hasta que se le rompió una cuerda a Manuel Bissig, guitarrista y cantante del grupo. Sin perder ni un segundo se puso allí mismo a arreglar la cuerda en un tiempo record mientras que Lukas Kurmann y Rudy Kink, bajo y batería respectivamente se pusieron a improvisar para darle tiempo a su compañero. Finalmente pudieron continuar el concierto con normalidad agradeciéndonos la ovación que les dimos por poder seguir deleitándonos con su música un rato más.
Al concluir el concierto, tras unos 50 minutos de actuación, comentaron que volverían en septiembre a Madrid y que esperaban vernos allí. (Hemos investigado un poco y será el 10 de septiembre en el Fun House Music Bar).
La pausa entre conciertos fue breve y hacia las 22:10
KARMA TO BURN salieron al escenario. El trio estadounidense no venía a hacer amigos, solo querían tocar y así hicieron durante un buen rato sin mediar palabra. Tras 4-5 temas por fin se dirigieron a nosotros pero se les notaba que estaban más cómodos dejando que hablaran sus instrumentos, por ello no dijeron mucho durante el concierto.
Desde el primer minuto se notó un cambio en la actitud del público, se habían acercado más al escenario y las filas estaban más prietas, lo que se fue acrecentando según progresaba el concierto.
Las canciones iban saliendo como suenan los números en un bingo y es que prácticamente todas sus canciones tienen un número como título. Mientras, la gente iba entrando poco a poco en trance.
En una de sus breves comunicaciones con el público nos dijeron que venían a presentar su último EP Mountain Czar (2016) cuyo título hace referencia a que quieren que su música se etiquete como mountain rock (rock montañero) en el futuro.
Apenas transcurrida una hora el trio integrado por el guitarrista y fundador del grupo William Mecum, el batería Evan Devine y, su última incorporación, el bajista Eric von Clutter se despedían de nosotros. Había sido un concierto breve pero intensísimo.
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Las dos bandas de la noche demostraron que se pueden hacer canciones muy interesantes sin que intervenga un cantante. Karma to Burn ya lleva librando esa batalla 20 años.