Había expectación por ver a esta banda, en el inicio de la gira de presentación de su segundo trabajo, “Lords Of Black II”, expectación supongo alimentada por el hecho de que su vocalista, el chileno afincado en España, Ronnie Romero, haya sido designado para ser el encargado de llevar la batuta vocal en la resurrección del Hombre de Negro, el añorado Ritchie Blackmore, para la nueva y enésima reencarnación de ese dinosaurio siempre presente, Rainbow, en sus próximos conciertos en Europa.

 
Unas trescientas personas nos dimos cita en la madrileña sala Changó, un local no muy habitual en las citas rockeras de la capital, pero que cumple con lo mínimo para disfrutar de un buen concierto. Trescientas personas que llenaban aproximadamente tres cuartas partes del local, con lo que pudimos disfrutar del concierto sin agobios. Personal de diverso pelaje, pero entre los que predominaba la gente de mediana edad, supongo que más habituada a los sonidos clásicos como los que la banda destila.

Unos minutos después de las nueve y media aparece la banda, todos rigurosamente de negro (no podía ser de otra manera). Ronnie a las voces, Tony Hernando a las seis cuerdas, y Javi García y Andy C. encargados de cubrir las espaldas con su contundente base rítmica. Avasallador comienzo.

Repaso general a sus dos trabajos hasta ahora editados. Heavy Metal de corte clásico, que a mí, particularmente, me recuerda bastante a los Sabbath de las eras Ronnie James Dio y, por qué no decirlo, a esa etapa más oscura con Tony Martin a las voces. Metal épico y denso, con algunos toques góticos a lo Paradise Lost (esos bases pregrabadas con sutiles teclados), muy adecuado para las habilidades vocales de Ronnie Romero, un vocalista que nos evoca la versión más feroz de Dio. Apasionado e inquieto en escena. También un tipo humilde, nada endiosado, teniendo en cuenta el estatus que le va a suponer el acompañar en escena nada más y nada menos que al temible Man In Black.

Tony Hernando, uno de los grandes de este país en lo suyo, el auténtico cerebro de la banda. Guitarrista de corte neoclásico, con influencias de muchos de los grandes, pero que a mi me sonó muy cercano al estilo elegante, pero contundente al mismo tiempo, de John Petrucci (Dream Theater). Muchos problemas para el salmantino en la primera parte del concierto, con unas conexiones de los pedales de su Ibanez que no acababan de funcionar a la perfección, pero que, afortunadamente, fueron solventadas para el resto del concierto. Un solo de guitarra magnífico, con un recuerdo especial para Dio y su “Last In Line”, ahora que se cumplen seis años de la desparición del Pequeño Gran Duende.

También hubo tiempo para recordar a otro de los grandes, Phil Lynott, al que rindieron homenaje con uno de los temas, “Cry No More” que componen su segundo álbum, editado por el activo últimamente sello italiano Frontiers.

La base rítmica, como hemos dicho, formada por Javi García al bajo y el divertido Andy C. a los parches, empastaron eficazmente el sonido de la banda durante todo el concierto.

En resumen, algo más de hora y media de buen concierto de una banda que suena muy bien en directo, y que promete. Ahora solo queda que Ronnie Romero, aprovechando el salto cualitativo en su carrera, sea también capaz de convencer a Blackmore para que se pase por España con su nuevo proyecto. ¿Difícil? Los caminos del Hombre de Negro son inescrutables.