Han evolucionado estos chicos de Lasarte -Guipúzcoa- ¿o quizás no?
Han pasado tres años desde el lanzamiento del EP “Hil ala Bizi”. Un 2015 de abstinencia sobre los escenarios y nada más y nada menos, se han tomado casi dos años para parir este long player.
La primera escucha del disco me hace llorar. Un lloriqueo incesante, constante, lleno de lamentos.
¿Dónde están los HILOTZ a los cuales seguía allá por el 2013? ¿A esto le llaman progresar? Para mi eran el relevo generacional de mis amados SU TA GAR, o de mis adorados LATZEN. Thrash metal puro y duro.
Al otro lado de la casa oigo una vocecita:
-Dales otra oportunidad. Escúchalo de nuevo.
Es Javi Palm Mute quien me insta a no ir a Lasarte y asesinar a nadie, a abrir los oídos y la mente.
Segunda escucha. Procuro no pensar que son ellos quienes tocan -bueno, y no es el grupo que yo conocí en un principio puesto que sólo se halla en la formación Mikel Yarza, vocalista y bajista-.
La verdad es que la voz no me termina de convencer. Con este disco se podría hacer un GAMMA RAY en el 97: un karaoke álbum.
La linea vocal termina cansando a lo largo del redondo ya que se torna monótona y no adquiere matices para ser diferenciada entre canción y canción.
A favor de la voz diré que pese a la crudeza de la misma, se entiende lo que se está cantando, que por cierto es íntegramente en euskera.
Por otra parte la producción del disco es excelente, abrumadora -quizás de la misma no se salve la portada, que no dice gran cosa porque no es del todo deducible, aunque sí en esencia-.
Las guitarras suenan como salidas desde el infierno para reventar las vísceras del oyente. Riffs demoledores con salpicaduras de death metal. Solos muy bien resueltos, todo ello bien acompañado con una compacta base rítmica la cual va a ser muy difícil de defender en los directos.
Por favor HILOTZ, en Guipúzcoa hay buenos guitarristas hasta debajo de los mejillones. Dadle una patada a una piedra y aparecerá un buen guitarrista debajo al que poder adoptar cual hijo legítimo.
Nos quedamos con la intriga y no faltaremos a su próximo directo al que podamos acudir, cosa que tú también tendrías que hacer.
Este disco se ha convertido en mi mejor amigo cuando salgo del trabajo. Cierro la puerta del coche, pongo el contacto y comienza a sonar “Barne Eromena”. El sentimiento asesino se hacen patente, quiero atropellar a todo el mundo. Sentimientos que afloran como sólo un buen disco de thrash, death o black lo puede hacer.
Puntuación: 8/10