CALIBAN y SUICIDE SILENCE se presentaron en una sala Changó con lleno total dentro de esta gira europea. Estuvieron acompañados por TO THE RATS AND WOLVES y los madrileños BROTHERS TILL WE DIE.
En líneas generales pudimos disfrutar de un buen sonido en la sala, y sobre todo, de unos conciertos que no dieron ningún tipo de tregua. El público respiró metal desde el segundo uno y se notó, ya que los pogos, saltos y coros fueron constantes en todas las actuaciones.
Para empezar fuerte, BROTHERS TILL WE DIE
Los madrileños se encargaron de abrir la tarde metalera. El grupo puso la nota hardcore a esta velada, con un gran círculo en el centro del público donde los seguidores más fieles hacían sus bailes particulares. En cada uno de esos ritmos lentos y pesados la gente se volvía loca, saltando unos sobre otros incluso.
Fueron 30 minutos a tope en los que no hubo descanso. La voz estuvo algo baja al principio, pero se vio bien acompañada por todos los coros de los demás compañeros mientras tocaban sus instrumentos. En el aspecto técnico tuvieron mala suerte, ya que en la recta final el bajo dejó de sonar por problemas, y lo mismo sucedió con una de las guitarras justo antes de la última canción.
La entrega de la gente se vio reflejada en cada canción, gritando los coros y estribillos, y hasta cogiendo el micrófono para cantar. En uno de los temas el propio cantante se lanzó a la arena para saltar y unirse al público.
Siguiendo con el menú llegaron TO THE RATS AND WOLVES
Cerca de 30 minutos estuvieron también los alemanes encima del escenario. Ya al salir enchufaban al público gracias a su imagen, con el bajista y uno de los guitarras maquillados, y los dos vocalistas, que cubrían así la función del frontman a la perfección, apoyándose el uno en el otro.
En este caso el sonido se portó mejor, aunque la voz del asiático Dixi Wu a veces se escuchaba muy baja. Además, hubo veces en las que los recursos que añadían desde la mesa, con los sonidos electrónicos, se escuchaban demasiado, algo que ocurriría también después con CALIBAN.
El metal electrónico de TO THE RATS AND WOLVES mantuvo a la gente caliente y con el ritmo con el que ya la había impregnado BROTHERS TILL WE DIE. Eso sí, con un estilo diferente, mucho más melódico en los estribillos.
Aun así, no faltaron los break downs para que todo el mundo pudiera mover la cabeza a buen ritmo. El público ocupó todo el espacio que se había dejado para los pogos y los saltos en el concierto anterior y saltaron al unísono, siguiendo los coros de las canciones.
El momento más extremo con SUICIDE SILENCE
Los de California salieron con el público metido en el bolsillo. La sala repleta esperaba los primeros acordes de SUICIDE SILENCE con muchas ganas. El sonido fue muy bueno, permitiendo disfrutar de un bolo inigualable, aunque no habría estado de más subir un poco las guitarras. Los solos sí se escucharon a la perfección y el sonido del bajo, por su parte, fue increíble.
Como era de esperar, el show empezó muy arriba y fuerte, con un sonido brutal por parte del bloque instrumental, formado por Alex López a la batería, Chris Garza y Mark Heylmun a las guitarras y Dan Kenny al bajo, y esos agudos del inframundo y sobrehumanos que Eddie Hermida es capaz de sacar de su garganta.
La locura entre el público fue constante, con numerosos pogos, saltos, coros en todas las canciones… en muchas ocasiones Eddie solo cantaba un verso en los estribillos, dejando que fuera el respetable el que continuara con los demás. Pudieron escucharse temas como «No pity for a coward», «Fuck everything» o «Wake up», además de una nueva canción que formará parte de su próximo disco.
La gente se subía al escenario para saltar, al igual que lo hizo Eddie, desde una de las esquinas, cuando la emoción y el ambiente estaban al rojo vivo. «Tres palabritas», dijo el vocalista antes de desatar la locura: live, life, hard. Tras esto todos sus fans superior que la encargada de cerrar era «You only live once«, todo un himno de la banda, que se fue con una auténtica matrícula de honor de Madrid.
El cierre para el cabeza de cartel: CALIBAN
Los alemanes tenían un papel difícil, dado que el espectáculo que acaban de hacer SUICIDE SILENCE había dejado a la gente prácticamente fundida. Sin embargo, CALIBAN salieron también con el público de cara, sabedores de que la mayoría del público conocía sus temas.
Y allí se presentaron, Marc Görtz (guitarra), Denis Schmidt (guitarra y voces), Andy Dörner (voz), Patrick Grün (batería) y Marco Schaller (bajo y coros). El sonido pudo ser mejor, ya que a Andy le faltó algo de volumen, probablemente el que le sobraba a las pistas y voces grabadas que metieron de fondo.
Tras la música de la introducción, un buen golpe por parte de los músicos marcó el primer acorde de una canción por todos conocida. La encargada de abrir este bolo de algo más de una hora fue «Memorial», de su álbum «I am Nemesis«. Para lo que uno podía esperar, fueron pocas las canciones de su útlimo trabajo, «Gravity». Entre ellas, se pudieron escuchar «Paralyzed» y «Walk alone».
Los circle pits, saltos y los gritos de la gente fueron una constante, con los cuernos arriba siempre que llegaban los melódicos estribillos de la banda, con todo el mundo cantando a coro. En unas más que otras, eso sí, como ocurrió con «King«, del «Ghost empire», del que también se pudo oír «nebeL».
También se notaba cuando interpretaban las de «I am Nemesis«, por ejemplo, «Davy Jones», que fue la previa al descanso. Tras volver le llegó el turno a la ya mencionada «King», a «Mein schwarzes herz» (del último disco) y a dos de las más aplaudidas y celebradas entre el público: «We are the many», en la que colaboraron los cantantes de BROTHERS TILL WE DIE y TO THE RATS AND WOLVES, y una versión del «Sonne» de RAMMSTEIN. Todo ello antes de desembocar en el final definitivo, que le fue encargado a uno de los cortes del LP «The undying darkness«: «Nothing is forever».
Un concierto de categoría, sin duda, pero que a muchos se nos hizo corto. En cualquier caso fue un auténtico lujo, con unas bandas que lo dieron todo y que dejaron la capital dando una imagen de primer nivel.