Crónica y Fotografías: Pilaria Shephard
Fotografías Pimeä Metsä: Álvaro Carlier y Pedro Bao

El sábado era un día especial y no solo porque una gran amiga viniera desde Murcia a visitarme a Madrid, gesto más que especial, sino por qué después de varios meses de espera llegaba el BIANOR FOLK FEST. Presentado en octubre al público y a los medios especializados, este nuevo festival de Folk se iba a celebrar, al fin, ese mismo sábado 28 de enero a las 19:00 en la Sala Arena de Madrid.

En torno a las 19:15 los primeros asistentes fueron ocupando el interior de la sala. No obstante, para la actuación de CUÉLEBRE, que serían los encargados de abrir, el aforo se llenaría un poco más. Finalmente alrededor de las 19:30 darían el pistoletazo de salida este grupo de Folk liderado por el asturiano Yhandros Yuergo. 
 
El tema escogido para abrir fue “Weido Kalluko” uno hasta ahora desconocido para el público ya que se tocó en primicia para el BIANOR y para todos los afortunados que asistieron. Una canción instrumental que hizo las delicias del público ya acostumbrado a la atmósfera completamente mágica de esta formación.
 
“Con nosotros no vais a escuchar guitarras” nos recordaba Rose, vocalista de CUÉLEBRE, y en efecto tenía razón ya que el único grupo de Folk de la noche serían ellos. Acto  empezó “Tigino”. El digeridoo de Victor Noriega daba paso al bouzouki irlandés de Cristree Bach y a la percusión de Victor Santal, y con ello la atmósfera envolvente del sonido de CUÉLEBRE nos atrapaba. Una sensación cálida y agradable pero similar a un trance espiritual.
 
Los suaves y armoniosos sonidos de CUÉLEBRE nos invitaban a continuar con nuestra travesía hacia un mundo distante, imprevisible y en completa armonía con la naturaleza. El público aceptó esa invitación y el grupo de Folk, con doble percusión incluida, comenzó a entonar las primeras notas de “Bnamon Bricto”. “Con esta canción nos vamos a Tierras Bretonas”, adelantó Rose, y nos fuimos. 
 
Una vez más tocaba seguirle el vuelo al cuervo que parecía sobrevolar con destreza la Sala Arena al ritmo de “Fodder For The Raven”. Una pieza musical hipnótica y embriagadora que junto a la hechizante voz de Rose parecía someternos a un conjuro trivial y profundo. Quizás fuera por la dulce melodía de la zanfona de Yhandros o por la incesante percusión de Víctor Santal y del pandero que tocaba Rose o hasta por el sonido escondido pero presente del digeridoo de Víctor Noriega. La pregunta que muchos parecían hacerse era, ¿cuándo tiempo durará esta magia?
 
El aforo de la Sala Arena iba creciendo en número, la calidad del sonido era bastante buena y los espacios sin gente otorgaban un eco ideal para la actuación de un grupo así. Sin embargo, más de uno probablemente se planteó cómo sería ver a CUÉLEBRE en un escenario completamente distinto, ¿qué tal en un bosque? ¿en una cueva? ¿o en un castillo? Llamadnos románticos pero soñar es gratis.
 
Imbuidos en ese idílico pensamiento CUÉLEBRE nos ofreció un nuevo tema, el segundo de la noche. Los cuáles podremos escuchar –esperamos que en un futuro próximo- en su próximo álbum. “Esta canción va sobre un monumento del sur de la Península” nos adelantaba una vez más Rose que ejercía de maestra de ceremonias. Y así “Ba Secce Iums” se abría paso en nuestro estado de inconsciencia musical, de aislamiento del mundo y de pura entrega al concierto que teníamos delante.  
 
Las sorpresas continuaban, primero porque CUÉLEBRE iba a tocar otra canción nueva que se llamaba “En la Niebla” y encima en español. “Esta está en castellano…igual la entendéis” decía la vocalista entre risas, un gesto en la que le acompañaron todos sus compañeros. Aquí nos hallamos frente a otra canción que más que una canción parecía un auténtico aquelarre gracias a esa insólita voz de Rose que acompañada del bouzuki irlandés, la zanfona, el violín, la flauta, la percusión y  el digeridoo nos atrapó.
El ritual trivial continuaba y Yhandros se apoderaba del micrófono unos minutos para comentarnos la realidad de la zanfona: “La mitad del tiempo me lo paso afinando y la otra mitad tocando desafinado”. Las risas estallaron en la Arena y entonces procedió a presentar “Ochlam” que según él podía hablar de lo que significaba pero que realmente se había inventado la palabra y no significaba nada. ¿Respuesta? Más risas.

En la melodía de “Ochlam” cobraron gran protagonismo los vientos de Sergio que conformaban un delicioso contrapunto con todos los demás instrumentos, proporcionándonos así otra rica pieza musical de CUÉLEBRE. Una vez que se perdieron en el silencio del espacio las últimas notas de esta canción Yhandros nos invitó a acercarnos al escenario: “Me gustaría que os arrejuntárais un poco porque yo tengo la costumbre de hacer fotos al público”. Dicho y concedido.

“A continuación vamos a hablar de otra historia celtíbera” nos adelantó Yhandros para dar paso al digeridoo inicial de “Durbed”. Allí pudimos apreciar la gran maestría de Jezabel Martínez como encargada del violín, que además parecía fundirse a la perfección con los sonidos más agudos de la zanfona y del bouzuki irlandés.

Para cerrar “Nemos Bodo” fue el tema escogido, uno bastante más festivo que invitó al público a echarse unos últimos bailes y a intentar corear con el grupo el estribillo. Digeridoo, bouzuki, flauta,  violín, zanfona, percusión y voces se unieron y poco a poco fueron captando cada uno de nuestros sentidos hasta que finalmente la música cesó. La Arena enmudeció y aún así tuvimos que esperar varios minutos para despertarnos del hechizo. CUÉLEBRE ya habían acabado.

El ritual había finalizado y nuestras almas parecían más puras, o al menos más cercanas a la naturaleza y a nuestros antepasados. Pero, la paz había quedado atrás ahora que llegaba el momento de disfrutar de un verdadero espectáculo. SEPTEM CUSTODES, los rockeros folkies de Fuenlabrada nos asegurarían no solo un buen rato musical sino multitud de risas y un concierto con cierto cariz teatral.

“Purple Night” abría el show de los fuenlabreños y nos narraba la historia de un amor platónico, mágico y puro. Acto seguido Aníbal, teclista y vocalista de SEPTEM CUSTODES, insistió a Dani Iscariote, el otro vocalista, a presentar: “Dani, ahí pone que te toca presentar”. Dani sin miramientos aceptó la invitación y se dirigió a todos los presentes:”Buenas noches Madrid. No os escuchamos…¿Hola?”. El público les devolvió un saludo animado y mucho más numeroso. “Bienvenidos al Bianor Folk Fest” gritó Dani. Para ese momento el telón ya estaba totalmente abierto.

Antes de conocer a SEPTEM CUSTODES y dedicarles una escucha tu imaginación puede llevarte a creer que son como cualquier otro grupo de Folk Rock pero cuando te paras, abres la mente y te dejas arrastrar averiguas la verdad. El sábado, viéndolos en directo, sintiendo su espectáculo, descubrimos que los SEPTEM CUSTODES no son solo músicos sino más bien juglares, trovadores de otro tiempo. Quizás por ese motivo todas sus canciones son historias como lo fue también  “Mascarada”, otro de sus singles. Una canción que nos habla de una asesina en serie que se termina enamorándose de su víctima.

“El siguiente tema habla de historias, sensaciones y experiencias en el bosque”, nos adelantó Dani. Unos segundos más tarde el escenario volvía a convertirse en una pista de baile para Dani, además la canción comenzaba con una explosión de sonido por parte de la flauta de José, el bajo de David, la guitarra de Cristree y la batería de Chucky. Todos los instrumentos se entremezclaban y creaban una amalgama mágica y con ese toque tan Progresivo que caracteriza a la formación de Folk Rock Progresivo.

Una vez más, como ocurrió con CUÉLEBRE y como sucedería con OCELON y PIMEÄ METSÄ, el volumen del micrófono sonaría demasiado bajo. Sin embargo, la voces graves de Dani y las agudas de Aníbal, se harían oír en toda la sala Arena. Y lo harían acompañadas de los potentes riffs de Cristree en la parte más intensa de la canción donde además José aprovechó para demostrar sus dotes con la flauta.

Dejados atrás el marco imaginario del bosque, nos trasladamos a Tetuán con “El gaitero de Tetuán”. Sin pensárselo dos veces, el vocalista de SEPTEM CUSTODES abandonó el escenario para bailar junto al público, saltar y recibir algún otro golpe como nos haría saber más adelante. “Está matao el pobre hombre”, comentó Aníbal, vocalista y teclista. A lo que Dani contestó: “Ahí abajo me han dejado doblao…”. Y a pesar de ello, el golpe no importó para que este tema homenaje al flautista y gaitero de la banda sonara al 100%.

“Mago Negro” sirvió para incentivar de nuevo la idea de que este grupo está conformado por juglares. Otra nueva historia nacida de la imaginación del antiguo vocalista se presentaba ante nosotros. Pero lo que de verdad hizo estallar los ánimos del público, aunque sería una mentira no mencionar que ya estaban animados, fue la “Polka”. Bailes, aplausos, risas y mucho Folk Rock.

“Disfrutad de la siguiente canción que todos habéis cantado, bailado o tatareado alguna vez” anticipaba Dani para dar paso a “Rayo de luna”, basada en la leyenda de Bécquer. Terminado dicho tema los SEPTEM desaparecieron, dejando a su batería, Chucky, al pie del cañón. Fue entonces cuando aprovechó para hacer un solo de batería que fue bien aplaudido y con un buen motivo. Sin embargo, el resto de los miembros no tardaron en salir y en ser presentados por su vocalista, Dani. No obstante, para no perder la costumbre él también fue presentado y animado a salir al escenario una vez más: “Venga Dani sal a bailar que tú lo haces fenomenal” le cantaron sus compañeros asistidos por el público.

La fiesta no parecía acabar nunca aunque “Celtate Saltatio” resultó ser el principio del final. Por supuesto, obviando que el final acechaba, aún proseguía la obra teatral de SEPTEM CUSTODES. “Aquí me dicen que no se escucha nada. Demostradle que se equivoca” gritaba Aníbal para informar al público acerca de la opinión de Chucky. Los fans correspondieron a la provocación y gritaron todas las veces que se les pidió. Finalmente recibieron la pertinente aprobación por parte del batería.

“Queens Annes Revenge” y “Vodka” clausuraron la actuación de los fuenlabreños, aunque lo hicieron acompañados del digeridoo de CUÉLEBRE, Víctor Noriega que se unió a la fiesta. Colaboración que presentó la guitarrista Cristree, que trabajó por partida doble en el BIANOR FOLK FEST al ser también miembro de CUÉLEBRE.

El telón se cerró. Los SEPTEM CUSTODES se despidieron entonces entre merecidos aplausos y se llevaron con ellos a sus compañeras habituales, sus dos ranas de peluche. Nosotros admitimos que lo habíamos pasado en grande y entonces…

Acabado el show le tocó el turno al plato de Folk Metal del menú: OCELON. Poco a poco con un “To Ocelon” como introducción de fondo fueron saliendo todos y cada uno de los miembros de la formación. Una vez que todos estuvieron situados su vocalista, Luis, procedió con el habitual saludo: “Hola Bianor. A partir de ahora quiero veros bailar, saltar, dar botes…”.

La gaita de Dani se hizo oír en toda la sala y “The Moohunter” perpetró con fuerza nuestras defensas auditivas. De este modo OCELON, los abanderados del Folk Metal esa noche, daban inicio a su show mostrando no solo su arsenal instrumental compuesto por dos guitarras, bajo, violín, vientos y batería sino también por una potente voz.

Un público bastante entregado se dejó llevar por la agradable combinación de los sonidos de la gaita de Dani y el arpa de boca de Luis. “¿Cómo os lo estáis pasando?” preguntaba el vocalista después de que finalizara el tercer tema de su setlist. Un setlist que sirvió para continuar con la presentación de su primer disco “Of The Lost Heritage” de 2016.

El tinte festivo se quedó inicialmente de lado ya que “Homeland” de primeras parecía una canción mucha más lenta, gracias al toque mágico de la flauta de Dani. Sin embargo, pronto se vislumbró al violín de Yahomai (que tocó en el concierto en vez de Clara) hacerse un hueco como a las guitarras de Julio  y  David.  Una pieza agradable y totalmente deliciosa.

 

“Introll” vaticinaba una batalla de dimensiones épicas por eso el violín junto con la flauta nos lo avisaron. De repente se hizo el silencio en el escenario y Luis dejó claras las intenciones de OCELON: “¿Vais a hacer un hueco en el medio? ¿Vais a hacer un Wall Of Death? ¿Vais a hacer que nos sintamos orgullosos?”. Fue entonces cuando Luis soltó una curiosa carcajada que se tradujo en la fiereza “Battletroll” donde Jezabel de CUÉLEBRE fue invitada a tocar junto con Yahomai que resultó ser su hermana. Un auténtico dueto mágico y veloz de violines.

“Tenemos una sorpresa…nosotros esperamos que os lo paséis tan bien como nosotros. Es para vosotros” adelantó Luis. Inesperadamente la mayoría de miembros de OCELON intercambiaron sus instrumentos entre ellos: Julio prestó su guitarra a Caco y él cogió el micrófono. Dani por su parte se encargó del bajo mientras que su flauta fue a parar a manos de Luis. Yaho se sacó un pandero,  Carlos se apoderó de la otra guitarra y David de la batería. Así con esta pequeña sorpresa OCELON demostraron que pueden adaptarse a lo que sea y además descubrimos cierta calidad vocal en Julio ya que su voz se adaptaba bastante bien a la versión de “Vulgaris Magistralis” de HEIDEVOLK. Sin embargo, nuevamente el volumen del micrófono se nos antojó demasiado bajo. “Espero que lo hayáis disfrutado porque a nosotros nos encanta hacer estas chorradas” comentó Luis con una sonrisa cuando terminó la canción.

La sorpresa se esfumó y Dani dio inicio a “Amoung Mountains” con su flauta, canción que además pertenece a su primer EPTo Ocelon“. Pero poco queda ya de esa primera etapa de OCELON ya que su calidad musical ha mejorado notablemente tal y como nos dejaron deducir durante todo su concierto. Pero, como  todo en la vida el final nos acechaba aunque aún quedaban un par de temas.

“Parece que para el siguiente tema nuestros guitarristas han decidido abandonar el grupo” dijo el vocalista una vez que ambos guitarras bajaron del escenario y se situaron en medio del público. Fue entonces cuando “Communion” dio el pistoletazo de salida a la locura y a la diversión. “Vamos a probar con un mosh spit” pidió Luis y dicho y hecho. Gran parte de los asistentes hicieron un círculo alrededor de los dos guitarristas y comenzaron a correr, saltar, bailar y en definitiva, pasarlo pipa. Hasta Julio y David se atrevieron a correr un poco.

“Antes del último tema me gustaría agradeceros…En primer lugar al público porque sois uno público como no hace mucho. Y gracias también a Carlos que es su último concierto como batería de OCELON. Se merece una buena despedida…” dijo Luis. Los fans aplaudieron al batería que se puso en pie, para después se sentarse una última vez con las baquetas en mano.

“Ashen” fue el broche final, el cierre de aquel capítulo musical que protagonizaron los OCELON. Para el contaron con la participación de Macarena Pingarrón de VAEL. Una combinación de voces exquisita aunque aún seguía sonando demasiado bajo el micrófono. No obstante, su voz resonó en toda la sala y se apoderó de nosotros. Era ya el fin pero Luis no quiso irse sin más: “Muchas gracias de todo corazón. Sin vosotros no somos nada”.

Habíamos ido disfrutando poco a poco mientras la agresividad iba aumentando conforme se sucedían los grupos por eso solo los abanderados del Viking Metal aquella noche podían cerrar. PIMEÄ METSÄ volvían a los escenarios para despedir el BIANOR FOLK FEST y ofrecernos una sesión de pura batalla musical.

Con “Hávamál” saltamos al campo de batalla y empuñamos nuestra arma. La sutil introducción de PIMEÄ METSÄ se convirtió en nuestra guía, en nuestra mentora para enfrentarnos cara a cara a “Viking’s Creed”. PIMEÄ METSÄ iban ataviados con su particular uniforme ‘conciertil’. La potencia de su armazón musical pronto se dibujó ante nosotros.

Casi se podía sentir como la sangre empapaba nuestro rostro conforme atravesábamos aquel campo de batalla imaginario o cuando nos lanzábamos a saquear a bordo de nuestros drakkars. De hecho “Call To Arms” fue el grito de guerra necesario en el cuál nos amparamos para alzar nuestras melenas al viento y sacar brillo a nuestras airguitars para poder acompañar a David Chas y Hugo Pérez.

La música fluía con “Nothing Can Stop Our Strike” y Ángel Flores “Enkeli” estaba tan inmerso bordando la letra con su voz que cuando quiso darse cuenta tiró con la capa el micrófono de Juanto Viana, el bajista de la formación. Sin embargo, el inconveniente no frenó al encargado de las cuatro cuerdas que continuó tocando mientras el técnico de sonido recolocaba el micro. Además, alentado por algún que otro miembro del público dicho técnico hasta regaló un par de guturales a los presentes.

“No son bueno tiempos para llevar una capa con tanto objetos por aquí” justificó entre risas Ángel cuando se acabó la canción. “Buenas noches Sala Arena. Hace mucho tiempo que no tocábamos” explicó el vocalista que al igual que sus compañeros iban pintados cual guerreros. Pero nada importó ya que PIMEÄ METSÄ estaban apunto de ganar la batalla y conquistarnos, ya fuera presentando su disco “No Blood, No Glory” o recordando con “The Wolve’s Rebellion” su disco debut “Legacy Of The Heathern North“.

“Einherjer” empezó con una introducción épica y armónica gracias a la labor de Miguel Morón, Protógenes para muchos, a los teclados. Con este tema volvíamos al presente, volvíamos a la idea de que “sin sangre no hay gloria” y probablemente sea cierto. Porque cuando nosotros quisimos darnos cuenta PIMEÄ METSÄ se habían apoderado de nuestro espíritu y solo nos quedaba recomponernos para afrontar “Thunder God”. Una canción veloz, intensa y con un increíble bastión inquebrantable de riffs de guitarra y ritmos frenéticos de batería. Recibimos potencia, fuerza y pura guerra por parte de las baquetas de Pablo; gravedad y contundencia por las cuatro cuerdas de Juanto; auténtica velocidad de la mano de David y Hugo; ‘epicidad‘ de la teclas de Protógenes y un torrente de furia en forma de voz. La voz de Enkeli.

“Varagian Oddissey” era la antesala del final de la noche, de la primera edición del BIANOR. Y al poseer una importancia de tal calibre no decepcionó sino que renovó las fuerzas de unos guerreros, unos vikingos y unos folkies que seguían en pie. La recuperación de su primer single, de parte fundamental de ese álbum debut animó a los fans más antiguos de PIMEÄ METSÄ (me toca admitir que dentro de ese grupo debo incluirme) al recordarles por qué merecen la pena.

PIMEÄ METSÄ nos ofrecieron un último embiste musical llamado “Berseker”, con tal título no es de extrañar la descarga de adrenalina. Los vikingos madrileños ganaron la batalla, nos arrebataron nuestro espíritu y conquistaron nuestros corazones. Ellos y todos los demás con sus distintas variedades de una misma y mágica esencia: el Folk. CUÉLEBRE, SEPTEM CUSTODES, OCELON y PIMEÄ METSÄ son diversos en cuanto a forma pero iguales en esencia. Una esencia única, gratificante, divertida e intensa al igual que el festival al que dieron forma entre todos: el BIANOR FOLK FEST. Y así con la sensación no solo de haber disfrutado de un buen concierto sino de haberlo pasado en grandes nos fuimos. ¿Para cuándo la segunda edición?