WHITE RAVEN es un grupo de Folk Death Metal nacido en Cataluña de las manos de Mark Domkan, quien se encarga de tomar el papel de la guitarra rítmica y el didgeridoo. Formado por otros seis miembros, entre los cuales se encuentran Rochéen en la voz, Mäldo como guitarra solista, Ori Sanz a las cuatro cuerdas de acero, David Barreda a los vientos y Patri Myd como violinista, WHITE RAVEN ha editado su primer disco, “In the forest“, el cual vio la luz a principios de este año (2017), después de haber tocado en bastantes conciertos durante el año anterior.

Este disco, formado por 12 canciones, está encabezado por “Pagan Ritual”, que empieza con el canto de los pájaros junto a una tormenta. Es una canción que dura alrededor de dos minutos y medio, que juega con ritmos tribales, junto a una voz grave y profunda, que, acompañada por una música primitiva y oscura, va in crescendo hasta el final de la canción, transmitiendo unas sensaciones muy curiosas y fuertes. Este ambiente mágico se rompe al empezar “Awake”, la segunda canción del disco, la cual empieza con un rasgado potente de guitarra junto a los guturales de Rochéen. Al poco entra Patri junto a David para hacer una melodía combinada de violín y flauta que le da un toque folk, pero que no le quita peso a la canción, es más, le da un tono combativo, que junto con la letra de la canción, bastante poética y dura (pues habla de guerra, muerte y venganza), hacen de este segundo tema una de mis pistas favoritas del disco.

Parecía que la siguiente canción iba a darnos un respiro, pues empieza con un ritmo bastante lento, encabezado por una melodía de violín y whistle. No obstante, poco es el tiempo que pasa antes de que vuelvan a poner toda la carne en el asador, pues con un gutural y las guitarras al ritmo del bombo de la batería vuelve a coger fuerza la canción. Estos ritmos potentes se van alternando con momentos de mediana tranquilidad en los que vuelven a coger protagonismo el violín y el whistle. Ya llegando al final de la canción, un poco antes del solo de guitarra, podemos apreciar que estas dos partes se funden entre sí para dar paso al solo de guitarra, que, después de una breve recuperación de la melodía del principio, da pie al último estribillo de la canción.

El cuarto tema empieza de forma parecida al anterior. De hecho, guardan una estructura bastante similar, aunque el ritmo de la guitarra es bastante diferente, por lo que, a pesar de ser dos canciones bastante similares, no tienes la sensación de estar escuchando lo mismo. Cabe destacar que, para ser la canción que coincide con el nombre del grupo, “White Raven”, me esperaba algo un poco más potente, sobre todo después de los dos grandes temas anteriores. Pero bueno, tampoco está nada mal.

Ahora sí que por fin nos dan un descanso. Después de una pequeña introducción, a la que llaman “Interlude”, podremos escuchar, por primera en el disco, una voz femenina junto a un acompañamiento de guitarra acústica en el que se van alternando el violín y el whistle. Más adelante vuelven a entrar los guturales de Rochéen junto a las guitarras eléctricas, aunque gracias a la leve densidad musical y a los ritmos lentos, “The End of Unfinished Dreams”, es la canción perfecta para tocar en este momento del disco.

Se termina la canción y empieza a sonar el punteado de la guitarra acústica de “Enchanted by the Moonlight”. Esto me sorprende, pues después de una canción tan lenta me esperaba que pisasen a fondo en la siguiente canción, pero al parecer no iba a ser así. O al menos no de momento. Tuvo que pasar cerca de un minuto y medio antes de que pisaran el acelerador. Por suerte para mí, no me había fijado en que era la canción que más duraba del disco, pasando por poco los 6 minutos. Así pues, no solo tenían tiempo para empezar con una intro lenta, sino que también se permiten el lujo de meter unos coros a mitad canción que, la verdad es que quedan muy bien. Es una canción bastante completa, con trozos tanto en los que se prioriza la melodía como en los que se matiza más en el ritmo. Sin ninguna duda, junto a “Awake”, la mejor canción del disco, al menos según mi parecer.

“A Feast in the Woods” es una buena elección para proseguir con el disco, puesto que desde el principio sabes que va a ser una canción animada y que va a romper con todo lo anterior. Así pues son 3 minutos y medio de ritmos frenéticos y melodías rápidas que nos incitan a mover el cuerpo y bailar. Es la canción perfecta para montarse un pogo en un concierto.

Lo primero que nos llama la atención de la siguiente canción es el nombre curioso de esta: “Wally Wally Wally”. No obstante, pronto esta sorpresa se disipa al dejarnos sorprender por lo bien que queda la combinación del didgeridoo junto con los otros instrumentos, pues cobra bastante importancia al inicio de esta canción. Al igual que en el primer tema del disco y en algunas otras partes, vuelven a jugar con el ascelerando-crescendo hasta llegar un punto donde entran todos los instrumentos juntos. Después, en varios momentos de tranquilidad, podemos apreciar la gran maestría tanto del whistle como del violín, quienes se marcan un solo y no dejan de tocar melodías rápidas en los 3 minutos veinte que dura esta canción instrumental.

Ya vamos acercándonos al final, a 3 temas de terminar parece que definitivamente el didgeridoo va a terminar de coger esa importancia que le ha faltado a lo largo del disco y las canciones van a ser mucho más frenéticas. Así pues, una canción que al principio parecía bastante lenta, se convierte en un tema rápido en el que violín y whistle tocan al unísono melodías rápidas bastante distintas a las que habían aparecido anteriormente. “Spirit of ilene” os termina encadenando estribillos que cada vez dan mayor sensación de velocidad.

No es de extrañar pues que, la siguiente canción, “In the Forest”, empiece de una forma bastante más relajada. Volvemos a notar la ausencia de el didgeridoo y el retorno a melodías sencillas que nos recuerdan a los primeros temas del disco. No obstante, podemos notar como estas melodías se mezclan con otras que si siguen la progresión del disco. Así pues, en esta canción que da nombre al disco, podemos apreciar tanto la evolución de las canciones como una cierta estructura circular, tanto dentro de la canción como en el conjunto global del propio disco.

Así pues, vemos como en “Crow’s Pub” terminan de cerrar el ciclo con una melodía de whistle, prácticamente igual a la de la canción anterior, y que guarda un gran parecido con las melodías que aparecían en “Awake” o en “Life”. Aunque se me hace una canción un poco corta para cerrar estos 46 minutos y medio que dura el disco, me parece un tema bastante bueno y que te deja con un buen sabor de boca y ganas de escuchar algo más.

Concluyendo: Este álbum debut, “In the Forest“, el cual nos recuerda bastante al estilo de bandas como ELUVEITIE, es un disco en el que abundan las canciones instrumentales, en estas dos últimas, sin ir más lejos, no hay presencia alguna de voz. Además, presenta melodías rápidas que, junto a los ritmos que las acompañan, nos recuerdan a las tribus. Por el contrario, estas melodías terminan siendo un poco repetitivas, puesto que todas están en una tonalidad similar, sino la misma. Así pues, y valorando tanto la calidad musical compositiva, como la grabación, que no es nada mala, o la calidad de los músicos, quienes se lucen todos en varios puntos del LP, creo que es un muy buen disco, sobre todo teniendo en cuenta que es el primero de este grupo. Si tuviese que puntuarlo, le pondría un 7’5 o 9 de diez. Recomendadísimo si eres un fanático del Folk Death Metal.

Tracklist:

1. Pagan Ritual
2. Awake
3. Life
4. White Raven
5. Interlude
6. The end of Unfinished Dreams
7. Enchanted by Moonlight
8. A feast in the Woods
9. Wally Wally Wally
10. The Spirit of Ilene Os
11. In the Forest
12. Crow’s Pub (Bonus Track) 

 
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