Escoger como nombre del grupo el de un barco anclado en el puerto del Lago Michigan puede ser significativo. Apego a las raíces, pertenencia a la comunidad, sencillez y humildad. Todas esas cualidades se dan en los de Chicago. Chicos del barrio que empiezan rindiendo pleitesía a los clásicos del blues por amor a la música, sin ninguna aspiración más tomarse unas cervezas, reunirse en el garaje y tocar, tocar, tocar y volver a tocar.
Así es como lo que comenzó como un combo de versiones con paso lento pero seguro ha ido creando un sonido personal y una identidad propia. Potenciando la melodía sin abandonar la base blues y la pasión por el rock clásico de los setenta. Esa es la fórmula que empezó en “Revelation Sunday” y que les ha funcionado de maravilla.
Jeff Massey pasa por ser uno de los guitarristas, sobrio, sin florituras ni excesos, a tener en cuenta en la actualidad y Tod Bowers y Joe Winters dan forma a una sección de ritmo versátil y sólida, ducha en ese maravilloso axioma de que menos es más. Nunca mejor dicho. En 2012 cuando deciden incorporar al guitarrista y cantante Eric Saylors , que encaja como anillo al dedo. Su presencia se nota, acolcha el sonido, dobla guitarras, hace coros y abre horizontes compositivos.
Han girado interminablemente por U.S.A y compartido tablas con Doobie Brothers, Lynyrd Skynyrd, Cheap Trick, Gov’t Mule o Blackberry Smoke.