Despertábamos en un pueblo inundado de los nuestros. Y como todos, buscábamos un buen desayuno para empezar bien el día. Las calles y cafeterías de Villena estaban repletas de buenas vibraciones, de caras reconocidas, de abrazos, reencuentros, nuevos amigos y muchas ganas de comenzar.
Nos acompañamos de un buen café mientras avanzábamos paseando hacia el recinto, donde ya podíamos apreciar una larga cola en la puerta de entrada. Poco más pudimos hacer salvo esperar, pero llegamos a tiempo para ver el comienzo de la primera banda del día: STEVE’N’SEAGULLS. ¡Y menuda banda!
Estos fineses fueron la guinda del pastel, una manera perfecta de activar a la audiencia que entrábamos exhaustos por la temperatura que hacía a aquellas horas de la tarde. ¡Pero cómo resistirnos al encanto de aquellas versiones! Tocaron una gran variedad de clásicos, entre los que sonaron “Seek & Destroy” y “Thunderstruck”, todas ellas con los toques sureños o rústicos que les caracterizan. A título personal, pienso que es de las pocas bandas de versiones que tienen una personalidad única y que además, han logrado llevarla hasta un punto de reconocimiento inmediato. ¡Así, sí! ¡Bravo por Steve’n’Seagulls!
A continuación, el escenario De la Rosa hospedaba a INSOMNIUM, compatriotas de Steve’n’Seagulls, pero muy distintos en estilo. Pasábamos de una música muy bailable y pegadiza a unos ritmos mucho más pesados: al death metal melódico de este cuarteto.
Las expectativas eran altas con respecto a Insomnium, pero sin embargo, el setlist dejó algo que desear. Para los que comparten mi opinión y piensan que su último “Winter’s Gate” ni siquiera roza el nivel del anterior “Shadows of the Dying Sun”, seguramente estarán de acuerdo en que la cumbre de la actuación llegaba al final con la magistral “While We Sleep”. Y aunque reunieron una cantidad considerable de público, no aprecié tanto movimiento como con otras bandas.
La joya de la corona en cuanto a involucración de la audiencia fueron ALESTORM. Para cuando el barco de los escoceses amarró en el Azucena, cientos de piratas ya rodeaban el escenario. Entre saltos descontrolados, cordiales bailes y alabanzas a la cerveza, todo el mundo celebraba esa gran fiesta que siempre es Alestorm. Este año sí que ha sido acertado tenerles en uno de los escenarios principales, ya que muchos no pudieron disfrutar de ellos como se merece la vez que tocaron en el escenario Mark Reale. Gracias al amplio espacio del que disponíamos y a su música, muchos no se resistieron a la tentación de sentarse y simular que remaban, ¡aquello sí que fue un espectáculo! Las cámaras no perdían detalle y en diversas ocasiones os aseguro que era mucho más divertido e interesante observar al público que a la banda en sí. Y si ellos reaccionan así… You’re doing it right!
Acalorados y sedientos después de nuestro encuentro con Alestorm, nos retirábamos a la zona de Soft Combat, donde más piratas se batían en duelo de espadas mientras RAGE comenzaba su concierto en el De la Rosa.
Desde allí veíamos a un público ligeramente disperso en comparación con lo que vivimos previamente. No obstante, el de Rage fue un directo bastante entretenido. Por ejemplo, entre clásicos y novedades de esta banda tan fructífera, volvió a sonar en esta edición de Leyendas del Rock el siempre aclamado “Holy Diver” entre los acordes de su “Higher than the Sky”, tema con el que terminaron su actuación. Y el hecho de que la formación alemana contara con un guitarrista venezolano que interactuaba en español con el público, añadía cierto encanto.
Fotografía extraída de la página oficial de Facebook de la banda |
Lograron despertar a los pocos que quedábamos allí con un repertorio sin novedades, aunque sí que dedicaron “Sólo lo Hago en mi Moto” al motorista recientemente fallecido Ángel Nieto. Por lo demás, fue un concierto clásico de Obús simplemente. Pero todos abandonábamos el recinto aquella noche animados e impacientes porque: ¡unas cuantas horas de sueño y volveríamos a amanecer en Leyendas del Rock!