Por José David Guillén Segura

 

FIESTA DE ANIVERSARIO DEL METAL EN MURCIA
Algo gordo pasó la noche del 11 de noviembre en el Garaje Beat Club de Murcia. Corrían las 23:30 cuando cuatro jóvenes músicos irrumpían en el escenario para descargar el mejor heavy metal que se haya visto por la sala en años. Decían proceder de Fuenlabrada, e incluso se atrevieron a jurar que llevaban 25 años de historia a sus espaldas, pero yo no me lo creo. Están más fuertes que nunca, más potentes que nunca. El pacto de SARATOGA con el diablo es ya una magnífica realidad que eleva el nivel del metal nacional de nuevo a lo más alto.

 
Con el mejor Tete que hayan podido ver estos ojos, el incombustible Dani, un Jero viviendo su segunda juventud, y bajo el liderazgo del impresionante Niko “de acero”, los madrileños demostraban con los primeros acordes de “Con mano izquierda” que anoche tenían ganas de marcha, que no tenían intención de pasar desapercibidos y que iban a dar mucho, mucho juego a un público entregado desde el minuto 1 que llenaba una sala que cada vez suena mejor, todo hay que decirlo.

Como os contábamos en la previa de este concierto, Saratoga ha iniciado una nueva gira “25 Años de Historia – 15 Años de una Leyenda”, que los ha llevado desde Mallorca, hasta Bilbao, pasando anoche por Murcia y con una próxima visita a tierras americanas (con Rionda haciendo de Jero Ramiro). En esta gira, y para deleite de los que hemos mamado de la teta del Agotarás, la banda homenajea al que es sin duda su mejor álbum de estudio y lo hace tocándolo íntegramente de principio a fin, para dar paso después a un conjunto de temas o éxitos de la última década.

De esta manera, y como si en regreso al futuro se tratase, un DeLorean llegaba a la puerta de la sala, recogía a todos los asistentes y nos llevaba de vuelta al año 2002 y disfrutábamos de los vientos del directo de “Agotarás” un disco que no tiene desperdicio. El escenario no debe de ser de lo más cómodo para una banda (y más aún si vienes de reventar el Leyendas del Rock ante casi 50.000 personas) pero eso no fue un impedimento para que cayeran, siguiendo el orden perfectamente establecido, todas y cada una de las canciones del disco. 

 
Un disco que evidentemente tiene fases, etapas, momentos… es una gran montaña rusa del metal que en directo te lleva a las mismas sensaciones que cuando lo escuchaba en mi walkman. No voy a descubrir la pólvora afirmando que la cara B, algo menos potente, rebajaba el nivelazo de “Tras las rejas” o “A morir” (donde se registraron temblores terrestres en la zona oeste de Murcia gracias a las 400 personas botando al unísono en cada estribillo). Pero en esta montaña rusa, llegaban los esperados respiros existentes entre “Oscura la luz” hasta “Parte de mí” (una canción con dedicación especial que por cierto sonó bastante mal y con ligeros acoples del bajo de Niko sobre una guitarra de Jero, un ligero contratiempo para Daniel Melián, que para nada empaña el brutal trabajo que desempeña como músico y responsable técnico de sonido). Y con un nuevo mini de cerveza pisábamos de nuevo el acelerador de nuestro DeLorean para viajar por la mente del mercenario y a acabar doblando las campanas en una canción que llevaba 20 años esperando para escuchar en directo, y que satisfizo con creces todas mis expectativas, no sé si por el recital que dio el señor Novoa o si por la emoción de saber que estábamos a punto de llegar a la “Resurrección”, al climax, el éxtasis o como te dé la gana llamarlo, pero que sin duda se convirtió con el paso de los años en el estandarte y la bandera de una banda en directo que no deja de sorprender.

Tras la descarga de “Ratas” se cerraba el merecido e íntegro homenaje al disco y el grupo se tomaba unos minutos de descanso para reaparecer de nuevo con un ligero repaso a algunos (ni son todos los que están ni están todos los que son, como diría aquel) éxitos de su carrera. Y claro, si hablamos de éxitos… por qué no empezar con el primero ¿no?. Así que todos (bueno, sólo los que ya nos peinamos canas), flipamos al escuchar a Tete anunciar la llegada al escenario de “Grita” primera canción grabada en estudio hace un cuarto de siglo y que dio paso a los, para mí, mejores 15 minutos de la noche, ya que poder disfrutar de forma continuada de “Perro traidor” , “Vientos de guerra” y “Maldito corazón”, es poder volar por los 5 mejores años de la historia de la banda, desde aquel álbum glorioso “Vientos de guerra” hasta la culminación del “Tierra de Lobos”, que no apareció anoche en directo y que supuso un antes y un después en la banda madrileña.

 
Y puestos a seguir descargando recuerdos en el escenario, pero con el tiempo acabándose para tristeza de un público orgasmado, la banda dejaba sobre el escenario destellos de sus últimos discos, recordando el “VII” con aquel “El vuelo del Halcón” que supuso la primera canción del primer disco que la banda grababa con Tete, un “No sufriré jamás por ti” del álbum “Secretos y Revelaciones” y como no, el remate final esperado de “Como el viento”, que nos recordó a todos que en este vida debemos seguir viviendo en el mal, ya que tal y como están las cosas en este planeta, acabaremos muriendo muy bien, siempre y cuando sea gracias a la potencia, las ganas y el trabajo de gente como Saratoga, que lleva luchando y batallando con la guitarra eléctrica y el doble bombo más de 25 años y espero y deseo de corazón, que sean otros 25 más.

Viviendo lo que vivimos anoche, no tengo ni la más ligera duda. Es impresionante y sin duda cuesta mucho creer…

 
…Cuesta creer lo que ven tus ojos cuando observas a Niko tocando el bajo con la misma alegría como cuando se lo colgó por primera vez allá por el Carabanchel de los años 70. Cuesta creer que Dani sea capaz de llevar el tempo de todo el concierto a su gusto y le sobre tiempo para marcarse un solo de batería que aún resuena en mis oídos mientras que estoy delante de este ordenador. Cuesta creer que Jero acuse dolores de espalda cuando no falla un acorde ni un punteo en más de dos horas de concierto. Y sobre todo cuesta creer que Tete Novoa salte del escenario, se suba a la barra lateral de la sala y delante de tus narices acabe cantando los últimos compases de “Resurrección”. Haciendo recordar y olvidar (no voy a entrar en estúpidas comparaciones) al bueno de Leo Jimenez, el cual sin duda estará orgulloso de ver el devenir de lo que fue la banda de su vida y de contemplar feliz como ha crecido Tete en estos 10 años con Saratoga, desde sus primeros conciertos con la banda en Ecuador, donde todo eran nervios y despropósitos, hasta un momento actual en el cual no sólo ha sabido hacerse con las riendas de todos y cada uno de los temas de la historia de la banda que interpreta en directo (ya de por sí es difícil cantar cualquier tema en el que haya pisado el señor Jiménez), sino que lo hace con una personalidad inconmensurable, dando en todas y cada una de ellas su toque personal y cerrando todas y cada una de las bocas escépticas con las cuales ha tenido que lidiar el de Pinto, desde los leojimenistas que no apostaban por él y ahora lloran al ver lo que es capaz de hacer, hasta los Saratoguianos (madre que palabra me acabo de inventar), que decidimos darle una oportunidad y dejarle hacer su trabajo, y que ahora nos frotamos las manos y nos estremecemos viendo, concierto tras concierto, lo que es capaz de hacer, en todo momento, en cualquier canción y en cualquier directo, ante 50.000 personas en el Leyendas o ante 500 en la sala.
 
Imposible no acordarme de lo que supuso para mí aquel anuncio de separación de la banda hace 11 años.

Gracias Niko, gracias de corazón, gracias por seguir creyendo.

SANTORO – METALKORNER

(Patanes Tour Metal APP)