Texto y fotografía por Rubén Montejo

 
Fue la primera parada de Adolfo Cabrales “Fito” en Andalucía, dentro de su gira aniversario “20 años, 20 ciudades”. Conmemorando las dos décadas de su proyecto con los Fitipaldis, Fito hizo colgar el cartel de sold out en la majestuosa plaza de toros de Granada. 
 
Salí desde Jaén a eso de las 20:00, así que una hora después ya estaba en las inmediaciones del coso granadino. La gente de prensa tuvimos que esperar hasta las 22:00 para recoger nuestro pase en las taquillas, momento en el que aproveché para tomar una cerveza y escuchar desde fuera un poco a MUCHACHITO BOMBO INFIERNO, que finalizó su actuación justo cuando recogíamos nuestros pases. Eso sí, el rato que pudimos escucharlo desde fuera y ver por algún hueco un trozo de su actuación, nos sirvió para ir calentando motores para lo que se nos venía encima.

 
A las 22:00, con el pase ya en la mano, parte de la producción del evento nos acompañaba a un acceso de la plaza situado cerca de la parte trasera del escenario, por donde accedimos al foso directamente, evitándonos colas y tumultos. Allí dentro ya se congregaban miles de personas. Entre bambalinas, Celia y Lola de Riff Music nos trataron a las mil maravillas, dejándonos incluso una habitación privada para dejar nuestro equipo fotográfico después de los tres temas de rigor donde se nos permitió hacer fotografías. Siendo parte de la producción del evento, se les notaba un poco nerviosas con el momento clave, pero agusto con su trabajo. Citar también el buen trato y amabilidad de Live Nation, la agencia que organizaba el concierto de FITO & FITIPALDIS y que nos permitió poder cubrir el evento.

 
Sobre las 22:15 ya estábamos todos los fotógrafos dentro del foso y el ambiente era simplemente espectacular. Con la plaza de toros llena hasta la bandera, comencé a observar todo a mi alrededor. La disposición del escenario, el sistema de luces, las torres de sonido… y por supuesto, al público, que en sus primeras filas estaba exultante e impaciente por que Fito saltase a las tablas. Tras fumarme un cigarrito, saqué y preparé mi equipo de la mochila para hacer unas primeras fotografías de contacto, con el ambiente y el público.

 
Puntual como si fuera un auténtico reloj suizo, comenzaba a las 22:30 la proyección en las pantallas gigantes de un vídeo de animación a modo de intro, resumiendo con humor y con un dibujo simpático y amable la carrera del de Bilbao. Representando a toda la banda con muñecos, tras una carrera en coche, la proyección finalizaba para que Fito apareciese pellizcando las primeras notas en su guitarra. La ovación fue brutal. Ataviado con su clásica boina y con perilla de chivo canosa, el bilbaino saltó a las tablas con ganas de dar un severo espectáculo de rock and roll. Y así fue. El pequeño gran músico daba paso al resto de la banda, los Fitipaldis: el guitarrista Carlos Raya, el saxofonista Javier Alzola, el baterista Daniel Griffin y el bajista Alejandro “Boli” Climent.

 
Con todos ya en el escenario, Fito empezó a desgranar uno por uno hasta llegar a una veintena de temas, que resumen a la perfección estos 20 años de carrera con los Fitipaldis. Está claro que Fito no se caracteriza por la dureza o la rudeza de su rock and roll. Perfectamente ejecutado y con una nitidez sonora sobresaliente, el rock de Fito apela a los sentimientos, a la parte más sensible que todo rockero tiene dentro.

La accesibilidad y ligereza del sonido de los instrumentos, unida a sus letras, sentidas y escritas con maestría, hacen una simbiosis musical que difícilmente puede aburrir a cualquier amante de estos sonidos. Por la boca vive el pez, Soldadito marinero, Me equivocaría otra vez, Acabo de llegar… son solo algunos de los temas que sonaron esta mágica noche.

 
La producción encima del escenario era brutal, la luz magnífica, el sonido perfecto. Había tres pantallas gigantes (dos a los laterales y una dentro del escenario, sobre las cabezas de los músicos) con una calidad de vídeo que rozaba lo obsceno y donde aparte de poder ver más de cerca a los músicos, también proyectaban otro tipo de iconografía relacionada con la banda. Llegó uno de los momentos más íntimos, personales y divertidos de la noche. En el escenario, la gente de producción montaba un pequeño “sarao”, con sillas, a modo de corrillo, donde Fito llamó a escena a Jairo Perera, MUCHACHITO. Junto a ellos, el apoyo del saxofonista Javier. Interpretaron el tema Me tienes frito, que sacó más de una sonrisa y algún que otro baile a todos los asistentes.

 
No faltó la versión de Los Secretos, Quiero beber hasta perder el control, donde Fito la hace suya y le imprime un ritmo acelerado, que le sienta la mar de bien. Más tarde llegó una colaboración estelar, que estaba esperando mucha gente. La cantautora canaria ROSANA aparecía en el escenario para interpretar junto a Fito uno de sus temas, Mi trozo de cielo. El feeling y la complicidad entre los dos músicos se puso de manifiesto desde el primer segundo hasta el último. Eso sí, me llevé un chasco, ya que pensaba que habría alguna colaboración más con ROSANA, pero no fue así. Fue el único tema en el que los dos músicos hicieron sinergia.

 
Tampoco me puedo dejar en el tintero un par de temas que Fito hizo de su antigua banda Platero y Tú y que hizo las delicias del público que se congregaba en el coso de Granada. Rojitas las orejas y Entre dos mares sonaron e hicieron emocionarse a los fans más acérrimos y clásicos. El público estaba entusiasmado y coreaba uno por uno todos los temas de Fito, que digamos, hoy día son ya himnos de la cultura rockera española. Miles de gargantas al unísono provocaban una sensación de grandiosidad espectacular.

 
Los músicos estaban en estado de gracia. Carlos Raya demostró ser un grandísimo guitarrista, correteando de una punta a otra el escenario sin dejar de tocar con virtuosismo su guitarra y regalándonos algún que otro solo que eran auténticas delicatessens para los oídos. Javier al saxo también tuvo sus momentos de protagonismo y demostró que su instrumento casa con el rock perfectamente. La unión con el resto de instrumentos es perfecta. Mención al “duelo” que Carlos y Javier hicieron casi al final del concierto, cada uno en un extremo del escenario, haciendo una batalla de notas con sus respectivos instrumentos mientras se iban acercando el uno al otro, hasta estallar en una locura musical final.

Tras una veintena de temas que pasaron como una exhalación, FITO & FITIPALDIS se despedían de Granada, que los recibió con los brazos abiertos, retroalimentándose mutuamente gracias a estos 20 años de rock and roll. Un concierto para recordar.

La galería fotográfica completa la tenéis en Rubén Montejo MusicPhoto. Algunas más: