DÍA 2 SEGÚN MATTOGROSSO
A continuación, fue el turno de L7 (debido a un cambio de última hora en los horarios del festival cambiaron su día de actuación con In this Moment). Las vimos 3 años antes en este mismo escenario y realizaron un show muy parecido. con sus líderes Donita Sparks (voz, guitarra) y Suzi Gardner (guitarra) llevando las riendas del espectáculo. Se trata de una banda de rock noventero y lograron concentrar bastante público, con muchas mujeres en las primeras filas. Tuvieron algún problema con el sonido de una guitarra, pero no fue a mayores y pudieron proseguir el concierto con normalidad. Como curiosidad su tema Fuel my fire fue versionado hace muchos años por The Prodigy en su famosísimo The Fat Of The Land.
A continuación, vimos en los escenarios principales a RISE OF THE NORTHSTAR, un grupo francés de metalcore que ha sido muy habilidoso al crearse una imagen basada en el manga y la cultura japonesa para diferenciarse de otras bandas de sonido similar. Sin apenas haberles oído antes me gustó el concierto que dieron y la gente se lo pasó en grande ya que el moshpit fue considerable.
El grupo creado por Mark TREMONTI fue el siguiente en asomarse a los escenarios principales. Este guitarrista, es sobradamente conocido por su participación en Creed y en los últimos años Alter Bridge, pero aquí da un paso más y se encarga también de la labor vocal haciéndolo bastante bien. Ya tiene cuatro discos en el mercado, el último A Dying Machine (2018), pero repartió su setlist entre todos sus trabajos de forma equilibrada. De todas las canciones que tocó me quedo con las 3 de Cauterize: Another Heart, Flying Monkeys y Radical Change. Me pareció que el público estuvo bastante parado sin que llegaran a quedarse enganchados a la música que estaban oyendo.
Hubiéramos querido ver a Powerflo pero teníamos que comer por lo que elegimos su actuación para descansar y tomar algo. Volvimos para poder ver la propuesta en solitario de JONATHAN DAVIS, el conocido vocalista de Korn. Su música fue muy variada: en ocasiones recordaba claramente a Korn (Underneath my skin, Everyone), en otras tenía un claro aire étnico (Final days), recuperó algún tema que compuso hace años para la banda sonora de Queen of the Damned (Forsaken), alguna me recordó a NIN (What You Believe)…
Merece destacarse la labor de toda la banda de acompañamiento, que en algunos pasajes tocaron violín, contrabajo y teclados) y especialmente de Ray Luzier a la batería que realizó un solo.
Antes de la siguiente actuación el festival anunció a través de sus pantallas el fallecimiento de Vinnie Paul, conocido por su enorme labor como batería de los legendarios Pantera.
De uno de los cantantes de mi postadolescencia pasamos a PLEYMO, una banda francesa de numetal que en su momento gozó de gran popularidad, se separó y recientemente ha vuelto a la actividad con gran entusiasmo en el país vecino. Por si había alguna duda el cantante llevaba además el cable del micrófono con los colores de la bandera francesa. Dieron un repaso a toda su discografía con especial énfasis en el disco que les lanzó a la fama Épisode 2: Médecine Cake (2002). Cantan casi exclusivamente en francés, pero curiosamente en Nawak repiten varias veces «Me cago en tu puta madre».
Su cantante Mark Maggiori, Kemar, acabó subido a la valla del público y tirándose encima de las primeras filas de espectadores.
A continuación, cruzamos el canal de la Mancha para escuchar a los británicos BULLET FOR MY VALENTINE que venían a presentar su nuevo disco Gravity. Las nuevas composiciones tienen un sonido más numetal, que recuerda a los comienzos de la banda, cuando ni siquiera se llamaban BFMV. En un momento dado nos preguntaron si habíamos hecho los deberes escuchando su ultimísimo trabajo del que tocaron más temas que de ningún otro de su discografía.
Su nuevo batería Jason Bowld tuvo la oportunidad de lucirse con un solo de batería.
El siguiente cambio de escenario suponía atravesar el océano para llegar hasta la costa este de EE.UU. y de allí cruzar todo el país para llegar a la costa californiana de donde son originarios BODY COUNT. La legendaria banda de crossover thrash liderada por Ice-T volvía al HELLFEST por todo lo alto después de que en la anterior ocasión actuara en la Warzone provocando un auténtico colapso ante la expectación. Recuerdo haber intentado acceder en aquella ocasión, pero fue del todo imposible, no cabía un alfiler. Esta vez sí, tenían uno de los escenarios principales para ellos y para que miles de personas les pudiéramos ver por fin.
A aquellos que conozcan su música no les puede sorprender que salieran mientras sonaban unas sirenas de la policía estadounidense. Si una palabra define este concierto es CAOS. A modo de declaración de intenciones ¿o de guerra? empezaron con Raining Blood de Slayer.
Su primer disco, Body Count (1992) ocupó la mayor parte del setlist con temas como There Goes the Neighborhood y el imprescindible y polémico Cop Killer como principales reclamos.
La formación mantiene además de a Ice-T a los miembros originales Ernie C (guitarra) y Sean E Sean (samples). A la formación se ha incorporado en los últimos tiempos como hype man un hijo de Ice-T, Little Ice. También salió un momento su hija pequeña de apenas 3 años. No me sorprendería verla algún día actuar junto a su padre.
En Cop Killer, que cerró el concierto, contó con la colaboración del cantante de Powerflo, Sen Reyes (más conocido por su carrera en Cypress Hill).
Apenas vimos unos temas de Deftones, que sonaron bastante bien y empezaron tocando temas de Around The Fur, porque queríamos ver a DEAD CROSS que actuaba en el escenario Valley que no habíamos visitado todavía este año. El sacrificio tuvo sus frutos ya que pudimos ver a DEAD CROSS en tercera fila.
DEAD CROSS es el penúltimo embrollo en el que participa Mike Patton, tal vez mi cantante favorito por su carrera en Faith No More. En este caso el grupo surge de la unión del guitarrista Michael Crain (Retox), el bajista Justin Pearson (The Locust, Head Wound City y Retox) y el batería Dave Lombardo (Slayer y Fantômas) al que posteriormente se incorporó Patton.
La etiqueta de su música es hardcore punk, pero añadiría otra, ida de olla. Hicieron 3 versiones y apenas hicieron una pequeña concesión a Slayer y FNM. Creo que este concierto pegaba más en la Warzone.
Hubo una situación cómica cuando Patton subió a un niño francés al escenario que no entendía inglés ni español y Patton le insistía con “canta cabrón” sin que este se enterara de nada. Con él al lado interpretó Bela Lugosi’s Dead. Patton tuvo tiempo también para meterse con Johnny Depp que había actuado el día anterior.
Aproveché que en el siguiente turno de actuaciones no había nada que me llamara especialmente la atención para descansar y mantenerme en las primeras posiciones del Valley. Desde ahí pude ver a NEUROSIS que realizó una actuación algo plana para mi gusto.
No llevaban nada de visuales y la iluminación era muy escasa, a ratos se intuía más que verse al grupo y eso que yo estaba muy delante. Tal vez el momento más especial fue cuando Scott Kelly (cantante, guitarra), Dave Edwardson (bajo) y Steve Von Till (guitarra) tocaron unos tambores tribales hacia el final del tema Through Silver in Blood.
Cerré la jornada en los escenarios principales. El cabeza de cartel del día Avenged Sevenfold debió reunir a una numerosa chavalada un rato antes y esta se mantuvo en el sitio para ver a la banda australiana PARKWAY DRIVE.
El repertorio se centró en los dos últimos trabajos Ire (2015) y Reverence (2018) en los que han ido pivotando hacia un sonido más melódico y accesible (aunque hay gente a la que no le ha gustado este cambio). De sus discos anteriores apenas tocaron 3 temas.
Fue espectacular ver el escenario en llamas y como giraba la batería mientras Ben Gordon no paraba de tocar ni un momento.
Pensando en los grupos que vi esa jornada me doy cuenta de la enorme variedad de música que ofrece el festival, HELLFEST es un sitio para melómanos. Todos los grupos que vi tuvieron un nivel bastante alto, aunque creo que me quedaría con JONATHAN DAVIS y PARKWAY DRIVE.
DÍA 2 SEGÚN JUAN DE LA CRUZ
Después del tan necesario reposo y de que el calor nos cociera en el camping como sucede en los festivales, aunque el tiempo fue estupendo (calor no muy agobiante de día y fresquito por la noche) volví a la zona de conciertos, y con ciertas dudas, me decanté por algo diferente para mí, me decidí a ver a los californianos TERROR, a disfrutar de un poco de hardcore punk americano. La verdad que apenas los había escuchado, si había oído hablar de ellos, y bueno, me llamó la atención la variedad de público.
Respecto a lo técnico: gutural, machacón, rítmico y pesado, pero no muy rápido y muy bien tocado como era de esperar. Había varios miles de personas haciendo pogos de manera frenética, mucho bodysurfing y es que nos lo pasamos de maravilla. Me sentí tentado a hacer un bodysurfing pero con la cámara no era plan… ni había bebido suficiente cerveza.
Me dieron muy buena impresión estos chicos yankees, espero poder volver a verlos.
Quise saciar una espinita muy antigua, una cuenta pendiente con los directos que quiero ver antes de morirme, que me viene de mis años más jóvenes, cuando se fusionó muy acertadamente el rap de los noventa con thrash metal. Viene a mí el tema Disorder de Ice-T con Slayer ¿y qué tal los mismísimos BODY COUNT? Hecho.
El problema fue la enorme cola de fotógrafos que había y la verdad, quería verlos en todo el jaleo, así que armado de valor me metí al pogo y pude hacerles alguna foto decente. La enormidad de la masa humana que quería verlo lo complicó bastante, no sabía que en Francia era tan apreciado, pero, a decir verdad, daba igual. Las oportunidades de verlos antes han sido contadas. Un bolo intenso y con mucho peligro. Temí por mi equipo varias veces, pero afortunadamente no pasó de unas magulladuras. Ice T nos presentó a su hijita, apenas un bebé, que estuvo coreando con su padre como pudo la pobre. Y el hombre está en plena forma, empezó con una cover de Postmortem de Slayer y ahí empezó la locura, también se revolucionó todo el mundo con el tema que les da nombre, o con Necessary Evil, pero cuando cerraron con Cop Killer… ¡a cubierto!.
Después quise ver a los DEFTONES en acción y por primera vez para mí, escuchar My Own Summer, me era imprescindible. Así que pacientemente fui a hacer la cola de espera para tener sitio. De pronto entramos apenas empezados DEFTONES, y sólo pudimos estar en el foso un tema escaso. Sin terminarlo nos sacaron, pero pude darme unos segundos de observación desde muy muy cerca.
Hacía mucho que no los escuchaba, pero realmente mereció la pena la espera y me alegraba poder haberlos fotografiado. Aunque Chino Moreno no paraba quieto de saltar de un lado al otro del escenario, algo pude hacer. El directo en sí, muy pulcro, demostraron todos profesionalidad, un sonido que quitaba el hipo (ya sabes, esa potencia que te mueve la osamenta, pero se escucha perfecto a la vez).
Una verdadera pasada. Aunque si BODY COUNT fue una batalla, en DEFTONES no te podías mover en absoluto de la cantidad de gente embutida que éramos.
Tenía ganas de ocultismo y brutalidad, así que me decidí por ver de nuevo a sus majestades WATAIN, para escuchar su nuevo trabajo Trident Wolf Eclipse en vivo y ver cómo andaban de forma.
Empezaron entrando de uno en uno y vi que no estaba su habitual guitarra Set Teitan. Cerró la marcha Eric Danielsson antorcha en mano y con su clásica teatralidad, que a mí me gusta mucho, aunque ellos mismos dicen que repudian todo lo que rodea a “la escena” y que sirven a un poder oculto y un bien mayor, tal cual.
La puesta en escena es sin duda un ritual completo al maligno: las llamas pueblan el escenario por todas partes, se ven cuchillos rituales, tridentes ardiendo, altares con toda clase de pestilencias. Todo esto hace que la banda parezca un grupo de diablos cocinando la música del mismo infierno. El directo me gustó sobremanera, aunque los he visto más fuertes en salas más pequeñas, pero eso es lógico, su nuevo trabajo está diseñado para el directo más que los otros, aunque prefiero sus álbumes anteriores, sin menospreciarlo ni disgustarme.
Tras este concierto me golpeó la noticia de la muerte de Vinnie Paul, batería ni más ni menos que de Pantera (a quién pude ver en Madrid en años mozos y guardo un imborrable recuerdo de aquél bolo).
Apesadumbrado, me dirigí a tener una sesión de death metal lovecraftiano, con toques de la antigüedad. No hablo de otro grupo que de NILE, a quienes considero la quintaesencia del death técnico en cuanto a composiciones, ejecución perfecta, contenido y directo brutalíptico (palabro inventado como tantos, que define muy bien la sensación de verlos en vivo).
Me gustó mucho si, pero es la vez que menos intensos me resultaron, aunque considero que fue un bolo que merecía la pena ver. El bueno de Karl, dedicó The Fiends Who Come to Steal the Magick of the Deceased al difunto Vinnie Paul.
Mi alma oscura no estaba saciada y quería más del negro licor del black metal, así que fui directo a ver a los noruegos, DIMMU BORGIR, que aunque melódicos, son de mi agrado.
Lo cierto es que llevan cubriendo su sitio en Hellfest varios años consecutivos, al menos las dos ediciones anteriores, y se notaba, el lleno era total. Entre el público vi generaciones muy nuevas que llevaban sus corpsepaint en las primeras filas, féminas que costaba creer que tuviesen los dieciocho años cumplidos… tal es la atracción de la Bestia.
En cuanto al concierto sonido espectacular y las intros impolutas (normal cuando se lleva mucho grabado por otra parte, me refiero a todos esos sonidos enlatados que los acompañan en sus temas)
Las voces en plena forma, envejecen bien si es que lo hacen, y la puesta en escena pasable, esperaba más espectacularidad, pero acababa de ver a Watain que bordan aspectos fatuos como esos. No obstante el vestuario eran impresionante, con su estilo único mezclando el oscurantismo con cierto glamour satánico. Era la segunda vez que los vi y la mejor de ambas.
Tan cansado acabé que di por terminada la jornada.