Comenzaba un fin de semana cargado de actuaciones en directo en la capital hispalense. Aprovechando el evento al que estábamos citados al día siguiente, nos acercamos al sevillano polígono Calonge para asistir, en la sala Höllander, al concierto que estaba programado de TEKSUO, PHYSIS y MEDICTUM. Ese fin de semana hacíamos doblete. No estábamos dispuestos a desaprovechar esa oportunidad y decidimos disfrutar de la agradable temperatura en Sevilla a ritmo de metal.
Cuando llegamos a las inmediaciones de la sala, ya vimos cierto ambiente con numerosas personas bebiendo cerveza al fresco y charlando. Lo extraño era el retraso que arrastraba el evento. Citados a las 21:00 como apertura de puertas y 21:30 como comienzo de las actuaciones, no fue hasta bien pasadas las 22:30 cuando comenzó el show. Pero, aunque es sabido que es costumbre habitual en la sala los horarios inestables, esto no supuso problema ya que el ambiente era muy familiar y estábamos “como en casa”.
La sala es un local humilde, pero acogedor. Aparte de sala de conciertos, la Höllander, situada en una zona industrial, es punto de reunión de músicos, ya que funciona también como locales de ensayo y estudio de grabación. Es por ello que allí, la cultura musical se respira en la atmósfera. Con un sistema de iluminación que supone la pesadilla más oscura para cualquier fotógrafo, el sonido en general estuvo bastante bien y la cerveza costaba 1’50€, así que en ese aspecto no tenemos ningún tipo de queja, más bien todo lo contrario.
Sobre las 22:30 saltaba al escenario MEDICTUM, la banda encargada de inaugurar la noche. Muy jóvenes y algo inexpertos, los sevillanos ofrecieron un show relativamente correcto. Su estilo es un marcado e interesante thrash metal, aderezado con pinceladas heavy y speed. Formados en 2013 y con un LP bajo el brazo de reciente edición (El país de las pesadillas), fueron desgranando tema tras tema su repertorio, consistente en ocho temas, incluida una bien ejecutada versión de Tornado of Souls de MEGADETH (Rust in Peace, 1990) con un solo prácticamente idéntico al original (hecho remarcable debido a la complejidad de éste). Hay que decir que la banda suena instrumentalmente bastante sólida en directo, con un Antonio Medina al frente que hace de buen frontman a la voz y guitarra (aunque algo tímido y seco).
Es cierto que no había mucho público en esos momentos, pero eso no justifica la sinergia que la banda hizo con éste, un poco fría y distante. Pensamos que la cercanía es esencial para transmitir con tu música y en este aspecto, MEDICTUM necesitan trabajar más. Hablando de lo meramente musical, la banda suena compacta y bien pulida. Instrumentalmente todo es correcto, rozando la excelencia en algunos momentos. Eso sí, creemos que la voz de Antonio tal vez rompa un poco la tónica general de la banda. A la agresividad de sus afilados riffs tal vez haría mejor simbiosis una voz algo más rasgada, pero es verdad que la vocalización limpia le aporta esa pátina speed y heavy que tanto gusta en Sevilla.
Rafa a la segunda guitarra (también teclista en la banda HISTERIA) apoyando la base rítmica, hizo un buen trabajo, así como Manuel al bajo, que fue el miembro más activo y virtuoso. No paró de hacer headbanging y moverse durante todo el concierto. Como curiosidad y apunte final, indicar que su batería original no pudo actuar porque por motivos de estudios deja la banda (aunque sí asistió al concierto), así que le sustituyó Boris Rodas, actual baterista de ALESSA’S CRY, que en poco más de una semana, preparó el concierto, defendiendo su trabajo de una manera más que digna.
Setlist:
El país de las pesadillas
Desterrados
Un minuto tarde
Intro + Por un sueño
Corazón de piedra
Última oportunidad
Tornado of Souls (cover de MEGADETH)
Sentenciado a obedecer
Tras esta primera actuación y tras unos quince minutos de cambio, era la hora de presenciar el plato fuerte de la noche. TEKSUO, venidos desde tierras asturianas desplegaban su arsenal de metalcore con matices death metal (conocido como deathcore). Era una gozada ver a Diego desgañitarse y escupir growls a diestro y siniestro. Un frontman como la copa de un pino: actitud, técnica, presencia… lo tiene todo.
La banda montó luces propias, a ambos lados del escenario y en la parte trasera, lo cual facilitó y ayudó un poco el aspecto fotográfico, pero sin solventarlo del todo. Eso sí, visualmente aportaba un ambiente estupendo. Pero pese a esto, el concierto comenzó mal, muy mal. El micrófono de Diego dejó de sonar en los primeros compases del inicio de su actuación. One of a Kind fue el tema que sufrió este problema. Solventado, el grupo decidió interpretarlo desde el principio, un detallazo que dio confianza y seguridad tanto al público, como a la propia banda. Gran gesto.
Después vendrían temas como The Swarm, Overcome o Born in Blood, todos de su última obra discográfica (A New Way To Bleed, 2015). TEKSUO sonaban demoledores, con unos breakdowns que hacían desencajar más de una mandíbula de los allí presentes. La base rítmica era implacable y hacía casi crujirnos el pecho. Sin compasión. La guitarra también sonaba gorda, gruesa, con buena ecualización y con la actitud, entre agresiva y cómica de su guitarrista, que hizo un trabajo sobresaliente, en todos los sentidos.
Y volvió a pasar. De nuevo la voz dejó de sonar, esta vez, no por el micrófono en sí, sino por el cable, que estaba dando problemas. Diego se tiraba al suelo, desesperado. Comenzaba a estar un tanto nervioso y desencantado con los problemas técnicos. Pero como gran profesional que es, subsanado el problema, continuó el show sin mayores contratiempos. ¿Es posible que la banda estuviera un poco más fría de lo habitual por estos problemas? Puede ser. ¿Fue un buen concierto? Lo fue. Enorme. Nos quedamos con ganas de más y de volver a disfrutar de la burrada musical que hacen TEKSUO en directo, pero sin problemas te´cnicos. ¡Hasta la próxima!
Setlist:
One of a Kind
Father of Lies
The Swarm
Negative Breed
Overcome
The Road of Life
Born in Blood
Visions of a Dead Man
The Hands of War
Holes
Buried
Tras otros 20 minutos de cambio de set, en el que aprovechábamos para comentar la excelente actuación que habíamos visto y batallas de otra índole, llegaban los sevillanos PHYSIS, que serían los encargados de cerrar la noche.
Como dato curioso, la sala duplicó casi su aforo con este pase. Duplicarlo no fue difícil, pues la afluencia fue bastante floja para el calibre que tenía el cartel, pero también es, por lo visto, algo normal en el local, según nos comentaron. No obstante, aquellos que se habían quedado fuera tranquilamente al fresco, decidieron entrar en ese momento, que no antes, para ver a su banda amiga y eso dio el calor necesario para terminar la noche.
Como otras veces que les hemos visto, PHYSIS hicieron alarde de su metalcore progresivo perfectamente estudiado. Empezando con Uncontrolled Plague sin piedad alguna, disparando riffs potentes y con una percusión precisa que martilleaba nuestras cabezas, su frontman Sam lanzaba screams y growls de violencia desmesurada a diestro y siniestro, secundada desde el primer momento por el público, deseando verles en directo.
Era su vuelta al cole particular. Comenzaban una gira por la península y este era su pistoletazo de salida. Venían con ganas de probar su puesta en escena y, jugando en casa, era el mejor momento de experimentar. No obstante, pudimos disfrutar de un recorrido por su álbum debut Squared Sequence, que defienden en directo sin echar en falta nada que éste. Para terminar, a modo de bis y viendo que la concurrencia pedía más, nos obsequiaron con una versión ya conocida por los asiduos a la banda: An American Dream de AUGUST BURNS RED fue coreado por todo el mundo poniendo el broche final a una gran noche.
Setlist:
Uncontrolled Plague
Feeding Madness
20/200 (VEIL OF MAYA intro cover)
Pandemy
Vanilla Kush
False Flag
Squared Sequence
DNA
Danaus Plexippus
An American Dream (AUGUST BURNS RED cover)
Contentos por haber tenido la oportunidad de ver a los asturianos TEKSUO por Andalucía y a unos locales PHYSIS y MEDICTUM frescos tras la vuelta del verano y con ganas de directo, nos despedimos de la sala Höllander y nos dirigimos a algún punto sin rumbo, para poder paladear los tres conciertos que habíamos vivido esa noche.