Review: SWIM TO DROWN y su nuevo trabajo “Fortress”

 

 

¿Quién dijo que el nu metal estaba muerto? Sí, vale, el estilo no está en su mejor momento. Lo admito. Después del aluvión en los 90 y principios de la década del 2000, el retroceso del estilo en popularidad y calidad fue notable. Pero eso no quiere decir que desapareciese, ni mucho menos. Los zaragozanos SWIM TO DROWN son buena muestra de ello. En pleno 2019, Fortress, que saldrá editado de forma independiente el 7 de marzo, es una grandiosa declaración de intenciones. El nu metal no está muerto. Nunca lo ha estado. Y los de Zaragoza lo demuestran en este nuevo trabajo discográfico. 

 

Aunque la banda se formó en 2010 bajo el nombre de Flytrap, poco después cambiaron su nombre para en 2016 editar su EP homónimo, que les llevó a dar conciertos por España teloneando a grandes bandas como A.N.I.M.A.L, Butcher Babies o Infected Rain, entre otras. Fortress ha sido producido, grabado y masterizado por Lucas Toledo. La portada ha sido realizada por Alejandro Gómez Parker. La banda actualmente la componen Tony (voz), JuanK (guitarra), Álvaro (guitarra), Niko (batería), Xus (DJ) y Juan (bajo). Consta de 10 canciones rondando los 35 minutos de duración. 

 

Vale que SWIM TO DROWN tampoco es una banda de nu metal al uso. Pero es su más clara influencia. La banda ha sabido conjugar los sonidos chandaleros con riffs y bases rítmicas demoledoras, que cabalgan entre el metalcore y el deathcore. Todo aderezado con una combinación de voces guturales y melódicas acompañada de mucho scratching y sonidos sintetizados que le dan todo el aura numetalera de la época dorada de los 90. El eclecticismo está más que presente en todo el álbum, que se pasa como una exhalación gracias sobre todo a la magnífica producción que posee y la brevedad del trabajo. 

 

 

Slipknot, KoRn, Linkin Park, Limp Bizkit, Mudvayne… son todas bandas de las que beben SWIM TO DROWN de una manera más que palpable. Si a todo ello añadimos sonidos más actuales basados en el sonido ‘core’ y algunas pinceladas industriales, nos encontramos ante un enorme álbum de metal contemporáneo, donde el fuerte diría que es la base rítmica, con una batería que desborda energía y un bajo con momentos brillantes, jugando incluso con el funk, ejecutando slaps de alto voltaje. 

 

The Truth Nobody Knows abre el disco de una manera impecable, con un breakdown puramente deathcore en mitad del tema, que rompe con lo establecido añadiendo atmósferas sintetizadas, una voz grave y melódica y un estribillo que combina también con el registro gutural de Tony. Su trabajo en todo el disco es muy completo y variado. Ronin, Dance Macabra o Heroes son algunos de los temas más remarcables del redondo. Aquí no hay relleno. Todos los temas van directos al grano, sin remilgos, combinando las rimas rapeadas con riffs graves y explosivos. Hay que remarcar también la afinación que se utilizan en las guitarras, brutalmente graves y creando un sonido grueso y homogéneo. Los arreglos son otro de los puntos fuertes del CD. Hay muchos detalles de calidad y que aportan riqueza y variedad a este Fortress. Atentos al tema Party Crusher, posiblemente el mejor tema del LP conteniendo una gran amalgama de sonidos y estilos. Un tema que se desborda con toda la riqueza sónica imaginable. Y todo en poco más de 3 minutos. Un grandioso temazo. 

 

En resumidas cuentas, SWIM TO DROWN ha facturado un gran álbum, en el que para ellos los límites no existen. Ni se encasillan ni abusan de un estilo en particular. Tenemos riffs brutales, ritmos pesados y oscuros, breakdowns, estribillos brillantes y melódicos, guturales de ultratumba, scratchings bien interesantes y una producción espectacular. Ojalá la banda tenga muchos éxitos, porque lo merece. Este Fortress se posiciona claramente como uno de los álbumes más interesantes de metal moderno de este 2019 a nivel nacional. Les seguiremos la pista y por supuesto, los veremos en directo si la ocasión nos lo permite. ¡Larga vida al nu metal!

 

 

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