El huracán NIKKI HILL pasó por la Sala El Tren de Granada. Y sobrevivimos. Además, con las pilas cargadas de energía positiva. Dentro de la gira española organizada por Riff Music, la artista estadounidense -procedente de Carolina del Norte- recalaba en Granada el pasado 20 de marzo. La vocalista afroamericana repasó su corta pero intensa discografía junto a una banda de auténtico lujo en un intenso concierto que sobrepasó los 90 minutos de duración.
 
 
Me sorprendió para bien el gran poder de convocatoria de Nikki, con una mitad de la sala bastante repleta. Cuando entré a la sala la primera vez, a eso de las 21:05, no había aún casi nadie; 20 o 30 personas. Pero claro, acababan de abrirse las puertas. Poco a poco y sin parar, la sala comenzó a coger un gran ambiente. No sé exactamente el aforo de la sala El Tren, pero calculo que en el momento álgido podría haber 300 personas aproximadamente. Y eso, un día entre semana y alejado del centro de la ciudad, es algo bastante reseñable. El show comenzó con unos minutos de retraso. De las 21:30 nos trasladamos a las 21:45, que fue cuando comenzaron a verse tras el inmenso telón negro algunas figuras, luces y movimiento… ¡el show comenzaba!
 
 
Nikki es la gran protagonista del show, sin duda. Pero la banda de la que se rodea es de una altísima calidad musical. Por un lado, el guitarrista y también marido de Nikki, Matt Hill, hace de segunda pata de este banco. Entre ambos crean un dueto insuperable, tirando con fuerza de su carisma, actitud y técnica. El feeling y la compenetración que tienen ambos va más allá de lo estrictamente musical. Sus gestos y miradas lo dicen todo. La pareja asienta las bases para lo que viene después.
 
 
La guitarrista Laura Chavez hace una perfecta sinergia con la pareja y fue uno de los músicos más aplaudidos de la noche, regalándonos unos solos entregados, distorsionados y con muchísima garra. Bajo una ‘gorra-boina’ negra había una cara que gozaba y sentía de una manera desorbitada. Su cara no paraba de gesticular, a lo que se unía a su deliciosa técnica a las seis cuerdas.
 
 
El bajista Nick Gaitan diría que es el miembro más discreto de la banda. Lo vi bastante estático, un poco serio y algo ‘parado’ en general. Eso sí, musicalmente muy correcto. Por otro lado, el baterista Marty Dodson demostró cómo hay que tocar rock and roll. Es un portento a la batería. Su set es minúsculo, pero hace una parte rítmica inmensa. ¡Impagable!
 
 
NIKKI HILL es un imán. Su magnetismo, impregnado de una infinita sonrisa acompaña a una voz rasgada, rota, llena de garra y sentimiento, mayormente con carácter positivo. Con grandes influencias de la música negra americana, la artista venía a España presentando su reciente LP Feline Roots, que salió a la venta el pasado 18 de noviembre y que interpretó prácticamente al completo, amén de otros temas más antiguos como su hit Heavy Hearts Hard Fists, Oh My (con la que arrancó el concierto y comenzaron los primeros coros con el público) o Ask Yourself.
 
 
Pero tengo que admitir que los que mejor me sonaron fueron los de este reciente Feline Roots. También en parte porque lo he escuchado mucho más que sus otros trabajos. Sonó estupenda Poisoning the Well, subiendo la temperatura de la sala con un magnífico y pegadizo estribillo. Otro tema remarcable fue una de las  últimas en sonar, The Fire that’s in Me, uno de los temas más sólidos y rockeros del setlist, donde Nikki sube la voz en un estribillo agudo y vibrante. 
 
 
En resumidas cuentas, fue un concierto estupendo, rondando la hora y 45 minutos, sin apenas pausas y con un par de bises. Matt Hill introdujo a su esposa en el último bis como si de un combate de boxeo se tratase. Algo épico y lleno de fuerza. Lo único que no me convenció del concierto fue la ausencia de un teclista, ya que algunos de los temas de Nikki están apoyados de un teclado o hammond. Por lo demás, fue una cita llena del mejor blues americano. Altísima calidad musical con un gran ambiente. Esperamos que Nikki siga adelante con su carrera, que parece imparable y tiene pinta de llegar a cotas muy altas.

¡Blues & rock and roll, baby!