Ya van nueve las ediciones del festival
CAMOROCK, quizás la más complicada hasta la fecha por diversos factores. Nos espera un cartel con presencia internacional, donde dos pesos pesados como son
BLOODBOUND y
JOSÉ ANDRËA Y URÓBOROS compartirán escenario con otras dos buenas bandas con gran proyección como son
SECRET RULE y
TRALLERY, a los que se le sumaría la banda tributo a Manowar
AGUIWAR.
Siempre es algo único poder disfrutar de la cercanía de los artistas, y este año iríamos un paso más allá debido a una curiosa propuesta: compartir viaje con la banda de thrash metal mallorquina TRALLERY. Debido a un problema logístico la banda no tenía cerrado el desplazamiento desde el aeropuerto hasta el festival, así que junto con la inestimable colaboración de nuestros amigos de la banda de metal ANIMA AETERNA nos embarcamos en esta trepidante aventura.
No nos lo pensamos mucho ya que como lo comentaba anteriormente, poder tratar con los artistas fuera de su ámbito profesional, como son los escenarios y los recintos de conciertos, permite despojarlos de ese halo de misticismo para quedarse con lo humano. Así que aquí podemos relatar 24h con TRALLERY.
Como no solo de aire vive el hombre, nos dispusimos a recargar fuerzas previamente en una improvisada “barbacoa” donde no podía faltar la famosa cerveza malagueña Victoria (obviamente para los que no conducen) para posteriormente dirigimos al aeropuerto de la Costa Del Sol (Málaga) a recoger a la banda. La cosa empezó regular ya que uno de nuestros vehículos cogió una salida equivocada y desapareció de nuestra vista, así que llegamos dos vehículos en lugar de tres. Al llegar no había rastro de la banda, pues los mallorquines no esperaban un aeropuerto tan grande, por lo que no ubicaron el punto de recogida, por suerte teníamos tiempo de sobra, y al final acabaron apareciendo (al igual que el vehículo con nuestros compañeros).
Una vez los encontramos, empezamos a cargar el material y cuando ya casi habíamos terminado, nos encontramos con un nuevo percance: un anciano en lugar de coger la curva prefirió embestir el coche de nuestro compañero José Emilio. El incidente no pasó a mayor y quedó más en un sonoro susto afortunadamente, así que tras terminar de cargar salimos en dirección al pueblo de Alameda.
El trayecto fue ameno, ya que rápidamente se rompió el hielo. Hablamos de temas como la dificultad del tema logístico al estar en una isla, y cosas directamente relacionadas con la escena y la música en general, sobre la banda y la incorporación de un segundo guitarrista para arropar durante los solos, aunque como veremos más adelante, la banda se desenvolvió a la perfección con uno solo.
Tras recoger las llaves del alojamiento, por fin llegamos a Alameda, como estaba programado. Una vez en el recinto descargamos el material, y ya nos disponemos a disfrutar del festival que cada año inaugura nuestra temporada de verano: ¡El CAMOROCK!
Este año la organización, gracias al empujón del Excmo. Ayuntamiento de Alameda, ha dado un salto de calidad sorprendiéndonos con un escenario de grandes dimensiones, mucho mayor que en anteriores años, y sobre todo techado. Ya que en otras ocasiones la caída del sol dificultaba un poco la visibilidad, así que ganan un gran punto a favor. Por lo demás está todo en su sitio, incluso la barra y la plancha estaban completamente operativas para atender a los primeros visitantes. Es realmente increíble las ganas de trabajar de estos chicos que se mueren por ofrecer el mejor servicio sin importarle perderse lo que es su festival.
De manera puntual comenzaban AGUIWAR, insisto en el término puntual, ya que otros años los horarios fueron más bien orientativos, y este año se cumplieron a rajatabla, y eso es otro punto a favor de la organización.
Todavía de día, la banda sevillana nos trajo a Alameda lo mejor de MANOWAR, una selección de temas representativos de una de las mayores bandas de heavy metal de la historia, ejecutada de manera impecable por la banda sevillana. Su propósito era acercar y hacer disfrutar con la música de MANOWAR y cumplieron más que de sobra con su cometido.
Temas como Carry On, Fighting The World, Hail And Kill o Manowar, la cual escuchamos con un pellizco en el corazón al enterarnos unos minutos antes del desgraciado fallecimiento del gran André Matos, gran músico y mejor persona como pudimos comprobar personalmente años atrás. Esta vez la canción nos dejó un sabor agridulce, ya que todavía teníamos en la memoria la versión que cantaba junto a su primera banda Angra.
Tras caldear los ánimos con la rudeza de su “true metal”, pasamos a otro registro con los italianos SECRET RULE y su metal sinfónico. La banda liderada por Angela Di Vincenzo hacía una parada en Alameda dentro de su gira europea 7 Endless Tour, donde han estado presentando su último álbum de estudio The 7 Endless, recién estrenado apenas unos meses antes.
Oscureciendo y bajo los últimos rayos de sol nos ofrecieron un buen show que se centró especialmente en su nuevo disco, abarcando la mayor parte del repertorio con canciones como Desperation, Dream, Birth, Alone o Desire, sin duda una de las que más disfruté con ese regustillo al tema Braving The Seas de Myrath, donde su batería Nicola “Nyk” Corrente tuvo gran protagonismo.
En el aspecto vocal Angela estuvo impecable sobre el escenario, defendiendo muy bien tanto temas ya fijos en su repertorio como Secret Place, un guiño a su primer disco, o como Lost Child o The Song of The Universe, ambas de su anterior The Key Of The World. En los temas nuevos no se quedó atrás tampoco, confirmando en directo su buena forma vocal. Quizás por ponerle alguna pega sería su movimiento sobre el escenario, el cual se nos hizo por momentos un poco monótono y autómata, localizado sobre todo en la parte central, aunque por suerte tanto el guitarrista Andy Menario como el bajista Michele Raspanti supieron taparlo bastante bien con su presencia y sus intercambios de posición laterales.
Personalmente prefiero el gran protagonismo y el factor humano que da un teclado sobre el escenario en lugar del uso de sonido pregrabado que tanta popularidad está teniendo entre muchas bandas, como en esta ocasión, aunque haciendo honor a la verdad, no empañó para nada lo vivido durante su actuación. Musicalmente impecables.
8. The song of the Universe
Entrada ya la noche los elegidos para continuar la fiesta fueron JOSE ANDRËA Y URÓBOROS, y ¡de qué manera lo hicieron! Con un gran trabajo recién estrenado como es Bienvenidos al medievo las expectativas en la actuación del grupo eran muy altas, sobre todo por ver la formación al completo defendiéndolo sobre el escenario, ya que esta se ha visto ampliada para aportarle un toque más folk a las canciones del álbum.
Y es que a la formación estable de la banda liderada por el famoso vocalista José Andrëa, se han unido dos viejos conocidos como son Santiago Vokram al violín y Fernando Ponce de León en los instrumentos de viento. Lo que en un principio iba a ser una simple colaboración en la grabación del disco para aportar un toque más folk, al final se ha convertido en una muy interesante incorporación a la banda durante la gira, ya que el grupo se ha visto reafirmado y ha ganado no solo en sonido, sino también en presencia sobre las tablas.
Las comparaciones son odiosas, y más cuando los propios músicos han pasado página, pero no hacer alusión a su anterior banda Mägo de Oz es casi imposible, más aún cuando sobre el escenario nos encontramos con tan numeroso elenco de músicos que han pasado entre sus filas. Y es que la banda que vimos en Alameda me recordó a aquella otra que se paseaba por los escenarios presentando La Leyenda de la Mancha o Finisterra, lejos de tanta parafernalia, y más centrada en divertirse y tocar sobre el escenario.
En cuanto a la actuación salvo algún problema de sonido puntual al principio como el del micro de su frontman o el volumen de la flauta y el violín, no hubo muchas incidencias. Sólo un corte de luz general en el escenario que nos hizo temer por la continuación del espectáculo, pero que afortunadamente se solventó dejándonos disfrutar de un gran espectáculo, con dos grandes maestros de las seis cuerdas como son Juan Flores “Chino” y José Rubio, los cuales se complementaban a la perfección con el experimentado “Peri”, moviéndose de un lado a otro y regalándonos poses de manera coordinada entre ellos.
Salvo el batería Teto Viejo y el genio a los teclados “Kiski”, ambos en un segundo plano sobre el escenario, pero no por ello sin sus momento de gloria, todos formaban un muro musical que no huía de la primera línea, sino todo lo contrario, buscando esa conexión con el público que tuvo su resultado en toda una fiesta simbiótica entre ambos, donde el cantante volvió a demostrar su buen estado de forma vocal.
Desde que empezaran fuerte con Matar al Rey, nos ofrecieron un extenso repaso de su Bienvenidos al medievo, con un primer bloque donde Una fábula de mí y yo, Allá donde estés tú (más popularmente conocida como Cruzaré los mares) fueron las elegidas. Intercalaron uno de sus primeros temas Vanidad junto con una gran interpretación del tema El que quiera entender que entienda, de su antigua etapa en Mägo de Oz, que sirvió de ecuador en un setlist donde no faltaron tampoco canciones de sus anteriores trabajos como La mujer lobo o Para que nunca amanezca.
Remataron la faena con la canción que también da nombre al disco, Bienvenidos al medievo, con el público ya sumido en un éxtasis festivo, consiguiendo incluso quitarles protagonismo a los cabeza de cartel del festival que vendrían a continuación.
3. Allí donde estés tu (Cruzaré los mares)
5. El que quiera entender que entienda
11. Para que nunca amanezca
12. Bienvenidos al medievo
Les llegó el turno a los cabezas de cartel del festival, nada más y nada menos que la banda sueca de power metal BLOODBOUND, que llegaban con ganas de emular grandes noches en otros grandes festivales como Wacken, Master of Rock, Sweden Rock o el más cercano Leyendas del Rock, donde actuaron el año pasado.
No lo tendrían nada fácil, pues el listón estaba muy alto después de la gran actuación anterior. Tirando de veteranía nos demostraron el porqué de su fama, ofreciéndonos un espectáculo digno de una banda de su talla, bien posicionados sobre un escenario bien decorado con vistosos paneles de dragones y caballeros, pertenecientes al artwork de su último álbum.
Enfundados en unos hábitos oscuros saltaron sobre el escenario llenando los primeros planos bastante con su presencia, junto con su teclista Fredrick Bergh y su batería Pelle Akerlind que quedaron relegados más atrás. El trío de mástiles formado por los guitarristas Tomas y Henrik Olsson junto con el bajista Anders Broman, estuvieron un poco limitados en cuanto a movimiento, ya que al participar en los coros de las canciones estaban un poco anclados a los pies de micro, aunque siempre encontraban el momento para moverse y posar como en los solos de guitarra. Esto no fue un gran problema ya que su frontman Patrik Johansson, bien caracterizado con una semimáscara draconiana y ataviado con un traje negro con chaqueta, supo hacerse cargo de la situación moviéndose por todo el escenario, acaparando la mayor parte del protagonismo.
Nos mostraron todas sus cartas con un estilo propio que ha evolucionado a lo largo de su extensa discografía, la cual con su último álbum alcanza los ocho discos de estudios. Han pasado de un sonido más cercano al power metal alemán de bandas similares a Braimstorm a un power metal más épico y sinfónico más presente en sus últimos discos, como en Rise of the Dragon Empire, su último álbum de estudio, del cual incluyeron varias canciones. Aunque el mayor peso del setlist cayó sobre todo en su anterior trabajo War of Dragons.
Claro ejemplo de ello fue el setlist que nos ofrecieron, con algunas canciones como las épicas Battle In the Sky, con la que abrieron su concierto, Stand And Fight, War of Dragons, que da nombre al disco o Stormborn, las cuales nos recordaron el sonido de bandas como Sabaton, gracias a sus épicos coros y a la gran presencia de la potente batería a manos Pelle Åkerlind.
Sin embargo otras como Satanic Panic, de su disco Stormborn, sonaban más clásicas, a caballo entre el The Hellion o el Painkiller de bandas como Judas Priest, con un Patrik demostrando su gran rango vocal. Incluso hubo alguna canción como Metalheads of Unite que nos recordó un poco al true metal pesado y galopante de bandas como Manowar.
Lamentablemente me quedé con las ganas de escuchar Tabula Rasa en directo, una de mis favoritas de la banda, pero sí hubo tiempo de otras como las conocidas Moria o Dragons Are Forever, durante las cuales su vocalista hizo un derroche de simpatía y no dejó pasar la oportunidad de bajar al foso y saludar personalmente a los fans.
Todavía quedaría tiempo para dos temas más como su recién estrenado y heroico nuevo single Rise Of The Dragon Empire y su ya mítico Nosferatu, con presencia del señor oscuro sobre el escenario incluido, despidiendo una actuación que se movió entre la luminosidad épica y la oscuridad infernal de su música, que en general fue buena con algunos buenos momentos, pero que por la elección de su setlist quizás se hizo algo monótona por momentos.
8. Skyriders and Stormbringers
14. Rise of the Dragon Empire
Y de nuevo volvemos a nuestros compañeros de viaje: TRALLERY, con los cuales pudimos compartir un poco de su tiempo en el festival, durante el que nos invitaron amablemente a algunas cervezas. El conjunto de thrash metal es de esas bandas que ya goza de cierto renombre a pesar de la juventud de sus componentes que los ha llevado a tocar en el prestigioso festival germano Wacken Open Air, y a formar parte este año del cartel de festivales de renombre como el Resurrection Fest, Camorock, Z Live Rock Fest de Zamora o el Dimetal Fest en Bizkaia.
Pese a ser solo tres chicos, su descaro y su manera de ocupar el escenario podrían ser perfectamente un quinteto clásico de la Bay Area de San Francisco, pero no, son un trío o como se suele hacer referencia habitualmente, un power trio. Aunque Humberto está algo más limitado de movimientos por el aspecto vocal y tocar el bajo a la vez, en cuanto te descuidas un momento y deja de cantar, te lo encuentras sobre la tarima de la batería o en cualquier parte del escenario, moviéndose de forma enérgica, al igual que Biel que sabe centrar sobre si toda la atención en los solos de guitarra al moverse al frente en el centro del escenario.
El término potencia se aplica perfectamente a la banda y gran parte de culpa es por la demoledora pegada de Sebastia a la batería, al igual que intensidad, con los cuales consiguen captar la atención del público desde principio a fin de sus conciertos, como en Alameda. Pese a tocar los últimos con lo que eso conlleva, tocando de madrugada ante un público algo mermado por el cansancio, consiguieron sacar más de un pogo entre los presentes, movidos por el frenesí de la banda.
El setlist comenzó de forma arrolladora con tres de los mejores temas que forman su último Spiritless como son Scavenger Crow, Spiritless o Evil Pride (de nuestras favoritos), donde como comentábamos antes, destacaban la potencia y la intensidad en un show lleno de cambios de ritmo desenfrenados y un trato exquisito a los instrumentos. También hubo tiempo para un cover de la famosa canción de Metallica Blackened.
Tampoco se olvidaron de su primer álbum Catalepsy con grandes temas como White Shadow o Collateral Damage entre otros, los cuales dejaron para cerrar su repertorio junto con Hunt To Kill, rematando una actuación que se prolongó hasta altas horas de la noche, y que sin duda mereció la pena. Sin duda un gran idea dejar la banda tributo para abrir el festival, evitando así una desbandada mayor por el cansancio.
8. Blackened (Metallica Cover)
Cuatro de la mañana: nos retiramos vencidos por el Camorock. Cuando llegamos a nuestro hotel y parecía que el intenso día había terminado… suena de nuevo el teléfono… pero lo que pasa Alameda se queda en Alameda… Eso sí, tenedlo por seguro, un día lo contaremos a nuestros nietos (risas).
En resumen 24 horas intensas que pasaron del plan inicial con piscina, siesta y música, a convertirse en toda una aventura épico al lado los chicos de Anima Aeterna y de TRALLERY, los cuales cansados pero felices y con pocas horas de sueño en el cuerpo, despedimos en el aeropuerto con un fuerte abrazo.
En cuanto al CAMOROCK, quizás hemos asistido a un antes y un después del festival, que ha dado un nuevo paso de gigante otro año más reafirmándose en el calendario. Ni siquiera al inminente y multitudinario Rock The Coast, ni otros conciertos en la capital malagueña esa misma noche consiguieron mermar la asistencia de público. Al contrario, podemos afirmar haber visto nuevas caras entre los asistente habituales que encontramos cada año, y muchos prometían volver. La esencia del CAMOROCK es ésta, una familia que no para de crecer. Y nosotros ya formamos parte de esta familia.