Por Alberto Zambrano
Si hablamos de deathcore, uno de los nombres propios que han de aparecer rápidamente es sin duda el de CARNIFEX. Esto es fruto de un exitoso trayecto que comenzaba a mediados de la década pasada, como tantas bandas del género que posteriormente han alcanzado cierta o gran popularidad. Suicide Silence o Whitechapel son ejemplos evidentes, aunque tanto unos como otros moderaron bastante su sonido en los últimos años hasta el punto de variarlo radicalmente en el caso de los primeros. No es el caso de los californianos CARNIFEX, quienes hasta día de hoy se han mantenido más o menos fieles a sus inicios. Ahora han regresado con el que es el séptimo disco de una prolífica carrera, World War X, publicado a través de Nuclear Blast y que llega tres años después del que era su último LP y ni un año después de su anecdótico EP Bury Me In Blasphemy. Como curiosidad, ya os avanzo que en él tenemos la colaboración especial de la vocalista de Arch Enemy Alissa White-Gluz, pero que esto no os engañe, esto no es nada mainstream: es un disco tan brutal como nos tienen acostumbrados.
El nuevo redondo de los californianos ha sido grabado por Jason Suecof de Audiohammer Studios (Death Angel, Job For A Cowboy, The Black Dahlia Murder…), y fue masterizado por Ted Jensen de Sterling Sound (Deftones, Pantera, As I Lay Dying…). Lo componen únicamente nueve pistas pero, eso sí, de una duración ligeramente superior a lo que acostumbraban los temas de CARNIFEX. Cualquiera que haya estado algo pendiente de la banda será consciente de que esta ha seguido cierta evolución; desde el deathcore puro de sus primeros álbumes (destacar su estratosférico debut Dead In My Arms) cuando el género aún andaba en pañales, a la inclusión de ciertos elementos del black metal y un fortalecimiento de su lado más esencialmente death, que tuvieron su culmen en aquel gran Die Without Hope. Pero CARNIFEX, de momento, rehúsan pasarse al blackened death metal como cabría esperar vista la espantada de muchas bandas de deathcore que fueron importantes en su día. Mantuvieron esas influencias moderadamente en Slow Death y ahora lo vuelven a hacer en este World War X, en donde parece que han claudicado en la batalla de la innovación consigo mismos, pero abrazan esa identidad tan reconocible que han ido amasando.

Aunque no se trate de un disco conceptual como tal, tanto el título de World War X como su magnífica portada, obra de Blake Armstrong, resumen a la perfección su temática. A través de la lente de la guerra y un tono pesimista y oscuro, la banda se interna presentando luchas individuales y desafíos del ser humano, cuya opinión, os podéis imaginar que no es muy halagüeña. En lo musical, World War X no es mejor que Die Without Hope y Slow Death. La nueva obra del quinteto reproduce una vez más su fórmula característica, pero sin dejar ya esa sensación rompedora de la que sí gozaban sus predecesoras. No obstante, nos encontramos ante un muy buen disco de deathcore. Un disco como pocas bandas de cierto renombre pueden (o quieren) hacer en la actualidad. Sin duda, no dejar morir sus raíces podría haber sido una oportunidad perdida en su momento de abrirse a más mercado, pero puede ser su mayor baza de aquí a unos años. Así, mientras la homónima World War X abre el álbum con unos CARNIFEX en su máximo esplendor de pomposidad blacker-orquestal (alguno les ha llamado los Dimmu Borgir del deathcore), Visions Of The End es un tema que perfectamente podría haber salido de los inicios de la formación. El death metal moderno de bandas como Aborted también deja su rastro impregnado en todo el disco, y es en esta crudeza donde más sale a relucir el potencial de los de San Diego. Para saber de lo que hablo, escuchad Eyes Of The Executioner o Hail Hellfire, para mí, el mejor tema de este World War X. Un par de colaboraciones adornan el disco: la mencionada de Alissa White-Gluz en No Light Shall Save Us, tema que nos recuerda a esos CARNIFEX tan Die Without Hope, y la del guitarrista Angel Vivaldi, que se marca el solo de All Roads Lead To Hell. Eso sí, el nombre propio que sobresale por encima de todos no podía ser otro que el de Scott Lewis, tan pletórico a las voces como siempre.
World War X es exactamente lo que esperas escuchar de CARNIFEX. Una nueva masterpiece del género deathcore para la colección en una época en la que la competencia es escasa (aunque mucho ojo a los últimos trabajos de Thy Art Is Murder y Fit For An Autopsy, con quienes precisamente comparten gira en febrero que pasará por Madrid y Barcelona). Blastbeats, breakdowns y toques djent aderezados con sonidos orquestales y atmósferas oscuras que incitan a la melancolía y la desesperanza; es lo que hallarás en World War X, un disco continuista y conservador con el que CARNIFEX confirman una identidad propia pero que deja algunos síntomas de agotamiento. Así que la pregunta es: ¿hay fórmula para rato o se acabarán devorando a sí mismos como el uróboros de la portada?
Tracklist
1. World War X
2. Visions of the End
3. This Infernal Darkness
4. Eyes Of The Executioner
5. No Light Shall Save Us featuring Alissa White Gluz
6. All Roads Lead To Hell featuring Angel Vivaldi
7. Brushed By The Wings Of Demons
8. Hail Hellfire
9. By Shadows Thine Held
Formación
Scott Ian Lewis- Voz
Shawn Cameron- Batería
Jordan Lockrey – Guitarra
Cory Arford- Guitarra