REVIEW: Los reyes del occult rock moderno YEAR OF THE GOAT vuelven por todo lo alto

 

Los reyes del occult rock actual están de vuelta con su tercer álbum, Novis Orbis Terrarum Ordinis, editado a través de Napalm Records; una tarea complicada puesto que su anterior trabajo, The Unspeakable (2015), ya es considerado una obra maestra dentro del género, aunque esta nueva entrega está repleta de esos riffs siniestros y pegadizos de aires vintages setenteros y unas melodias vocales que viajan a través de las ondas sonoras más oscuras e hipnóticas, es decir, YEAR OF THE GOAT, ha vuelto.

 

Y es que continúan haciendo sus melodías intimistas y oscuras, pero con un toque de nostalgia y glamour que te atrapan a la primera escucha, donde el trío de guitarras formados por Thomas Sabbathi, Jonas Mattsson y Linus Lundgren te transportan a otra realidad, siempre apoyados por las melodías vocales de Sabbathi y los coros de Pope (también mellotrón), solo hace falta escuchar Acedia, Superbia o Luxuria, donde los pecados capitales toman el poder de la lirica y métrica para apoderarse de tu fe intacta, que nunca volverá a ser la misma. Temas que escuchas una y otra vez, con cierto toque a GHOST en su afán setentero y ritmos bailables, como si de un aquelarre de rock se tratase donde Avaritia, tiene mucha culpa en cuanto a estructura musical, apreciando el gran trabajo del omnipresente bajo de Joona Hassinen y la percusión de Daniel Melo, en un pegadizo hasta la médula, donde el sabbath está servido.

 

Para mí, estos temas mencionados son los más destacados del álbum, aunque forman todo un bloque y son complicados de diseccionar por separado, puesto que cada uno por individual y todos en conjunto recrean unas ideas y una composición musical que va más allá de lo terrenal. Subortus, juega con un ritmo más machacón en sus guitarras, como un lento cabalgar pero continuo hacer, donde las voces entonan cánticos épicos y celestiales, para con Ira, jugar con todo lo contrario. Un tema de casi diez minutos, con toques bluseros y rockeros, donde la calma precede a la violencia contenida, desarrollando una hipnótica melodía con ciertos aires sureños que crece y crece hasta explotar de forma suave pero que te llegará muy a dentro. 

 

El wah wah, juega de forma golosa con Gula, donde siguen los mismos esquemas y la base de bajo recoge todo el peso donde se divierte el resto de instrumentos, para acelerar el pulso en Invidia y su inicio eléctrico con un estribillo muy vibrante. El álbum lo cierra Subicio, donde YEAR OF THE GOAT, replantean a través de sus casi quince minutos todo lo que representa este álbum con un toque oscuro y pesado, demostrándonos que han vuelto para quedarse durante mucho tiempo. 8/10.