Fotografías por Rubén Montejo
 
 
En este 2019 si hay una banda que ha dado que hablar dentro del panorama de grupos emergentes, esos han sido sin lugar a dudas DERBY MOTORETA’S BURRITO KACHIMBA (DMBK a partir de ahora). Alzando la bandera de su particular secta llamada “kinkidelia” la formacion sevillana compuesta por Dandy Piranha (voz), Victor Von Mascara (teclado y ruidos), Bacca (guitarra), Gringo (guitarra), Papi Pachuli (batería) y Soni (bajo) han conseguido atraer la atención del público con su particular mezcla de ingredientes varios en lo que sería su potaje particular como bien han declarado en más de una ocasión los propios miembros de la banda.
 
Su “kinkidelia” es la suma de varios ingredientes en el puchero. Macarra rock andaluz, la herencia de formaciones como Triana o Smash sobre todo reflejada en las voces de Dandy, el quejio bastardo pasado por un filtro del rock de los 70 y una dosis de psicodelia suficiente para sacudir el avispero. Con sólo su disco de debut y sobre todo sus arrolladores directos la banda se ha forjado una buena base para seguir su camino que no ha hecho mas que empezar. Todo tiene su riesgo. Si empiezas fuerte tienes que seguir apostando fuerte.
 
 
En la sala Industrial La Copera de Granada la banda continuaba con su gira otoño-invierno que le llevará por ciudades como Murcia, Barcelona, Sevilla, Madrid, Benidorm y algunas más antes de cerrar lo que sera para ellos un año lleno de parabienes.
 
Abriendo, actuaron los locales FAJALAUZZA, con un estilo que mezclaba el rap con el rock y el metal, además de algunos “quejíos” flamencos. Su actuación, con una sala un tanto desarbolada aún, fue un tanto extraña, ya que su estilo no hacía demasiada sinergia con la estilística de DMBK. Además, notamos algunas cosas que enfriaron un poco el ambiente. El vocalista abusó de un pedal de efectos con un autotune un tanto chirriante. Y la retroalimentación con el público fue un poco escasa, aunque es verdad que en las primeras filas había un número considerable de seguidores.
 
 
La parte más positiva de su actuación fue la instrumentación, con momentos especialmente remarcables y llenos de potencia metalera. Riffs afilados, una base rítmica potente y un bajista que no paró de hacer headbanging en ningún momento. Quitando lo anteriormente comentado, les quedó un show aceptable, pero con algunos aspectos a pulir. Les seguiremos la pista. 
 
 
Después, llegaba la actuación de DMBK. Con la intro de su album debut la banda empezó a descargar íntegramente su primer y homónimo trabajo. The New Gizz sonó potente, Aliento de dragón con ese arranque en manos de las teclas de Von Mascara quedó incluso mejorada en relación al disco. Ciertamente los temas ganan mucho en directo por una sencilla razón. Ellos los manejan a su antojo, los extienden, los voltean, los llevan hasta su propia voluntad y le dan esa dosis de tensión y energía rockera que les viene como anillo al dedo.
 
 
Luego también está la parte lisérgica, con momentos de calma ambiental, con voces rotas de lamento para coger de nuevo el pulso al vendaval. Imagen retro setentera en un cantante que parece un cruce entre Robert Plant y Marc Bolan (maquillaje incluido). Sonó el álbum completo con esa dupla de ases que fue Somnium Igni-Pt.1 y El salto del gitano. También hubo momento para Grecas donde se pudo respirar en cierta forma el espíritu de Jesús de la Rosa. Samrkanda y La piedra de Sharon iban completando el círculo.
 
 
Plegarias en forma de canciones. Extendieron su set tocando La nana del caballo grande, el tema perteneciente al disco de Camarón, La leyenda del tiempo. Precisamente este tema y otro más, Viejo mundo han sido editados recientemente en forma de 7” bautizado como Nana del viejo mundo. DMBK han venido para quedarse, o al menos eso deseamos. Como ellos mismos declaran el concierto es el final del ritual. Así que se avecinan buenos tiempos donde el fuego en un escenario sustituya al fuego de la calle.