En el primer tema, The End Begins, el sonido característico de la gaita nos introduce al comienzo de un emotivo y sentido funeral, mientras podemos oír los gritos y llantos de Jonathan Davis, así como “Why did you leave me? Now they are free and they are coming after me“. Finalizando con un “Oh God, fuck“, nos guía a la siguiente canción, Cold, donde el frío se apodera de nuestros huesos para enterrar el dolor y resucitar algunos de los sonidos más primitivos de la banda, donde se verán reforzados en You’ll Never Find Me, el primer single que nos acontecía que este iba a ser uno de los mejores discos que ha sacado KORN, y que los sonidos pesados y la alternancia instrumental iban a volver en forma de ritmos equilibradamente sucios y ordenados. El cuarto tema, The Darkness Is Revealing, produce una exploración de un mundo ilusorio, donde la oscuridad deja de esconderse. Metafóricamente lo comprendo como una parte más del duelo, donde tras la aceptación, la realidad golpea y el ser es consciente de lo ocurrido; hay una parte de la letra que destroza por dentro “And the sun goes down, taking my heart…” y que hace comprender que ese sol era la luz que aportaba alguien. Como siempre, los coros y los cambios de voces me parecen magníficos, un toque de KORN que nunca ha llegado a perderse.
Pasamos a la quinta pista, creo que podría decir que es mi favorita, aunque a veces es difícil seleccionar solo una. El título de esta es Idiosyncrasy, que comienza de forma magistral, guitarras, bajo y batería, con el particular sonido de los platillos marcando el ritmo, dando paso a la voz, con la que los instrumentos se relajan y se van adaptando a la fuerza necesaria en el momento preciso. La parte más bestia es la que más me gusta por excelencia, y si la habéis escuchado sabréis que me refiero al bridge “Crawling down the path, I’m helpless, reaching for the light I see. Every time I get too close, the light proceeds ahead of me…“. El nexo del disco es el sexto tema, The Seduction Of Indulgence, empieza con el sonido de unos “tambores”, como cuando se va marchando hacia una muerte segura, hecho que parece corresponder con la voz de Davis, temblorosa, con miedo, pero aceptando el final, lo que es imposible de frenar.
Finally Free, más tranquila, repite de nuevo palabras que ya hemos escuchado con anterioridad, que “algo viene”, como “I’m hating it, it’s coming for me. I’m hating it, it’s laughing at me…“, pero también encuentra algo de razón en todo lo ocurrido, “Where are you now? I tried to get through to you, nothing is saving you. How could I fail? This life betrayed you, and you are finally free“, así como también la culpa, y se muestran como dos voces que se contraponen continuamente. La octava canción, Can You Hear Me, más básica desde mi punto de vista, pero que no se aleja de ser un buen tema también, consta de un instrumental menos destacable. Sin embargo, The Ringmaster vuelve a traer parte de la magia del antiguo KORN con el cambio de voz de Davis, con un ritmo más pegadizo y una letra oscura, parece fusionar una parte groove y otra más melodiosa; no me malinterpretéis, pero da paso a Gravity of Discomfort, otro tema que sobresale por su instrumental al comienzo de la canción, que nos puede recordar a pistas propias de los comienzos del grupo, pero también trae un ritmo fresco y un buen registro vocálico.
Las canciones que siguen, desde mi punto de vista, son de las mejores del disco, y tienen muchas características que corresponden a los primeros años de la banda, al menos, la antepenúltima y la penúltima. H@rd3r, enérgica desde principio a fin en todos los aspectos, también es oscura por diferentes factores, ya que continuamos en el duelo, entre la fase de la rabia y de la aceptación, donde el vocalista hace presente su estado a través de la letra y de su propia voz. Destaco el riff y el bridge por el instrumental. A continuación, pasamos a This Loss; que el sonido de las guitarras tengan esa magia que sólo vemos en KORN es en parte gracias al guitarrista Brian “Head” Welch, que como vemos, es imprescindible (al menos en mi opinión). Esta canción me parece armoniosa, podemos sentir la parte groove y la parte más calmada, además, hay una compensación de voz melódica y gutural que me impresiona, donde se respeta el orden y la precisión. Precisión también por la letra, ya que hace un penúltimo reflejo de esa pérdida “The feeling of this loss keeps creeping, ingesting any joy that I might find. It’s tearing at my heart (It’s killing me). It’s robbing me of something I once. Had to take it, now I hate it, it won’t ever stop“. Para finalizar con el análisis, en último lugar tenemos una canción melódica, Surrender To Failure, cuya melodía va acorde con la despedida. Con una letra dura “And I would do anything to bring you back to me. If only God would let me turn back time…“, y en la que se culpa a sí mismo de la pérdida sufrida “I’ve failed“,
KORN se despide de este álbum y nos deja con un sabor agridulce… Me explico, dulce porque es uno de los mejores discos que ha creado, y agrio, porque sentimos esas etapas del duelo a través de sus canciones. Han sabido expresar a la perfección el dolor, la rabia, la impotencia, la tristeza y la culpa con su música, sentimientos y emociones que todos hemos tenido presentes alguna vez, y que nos hace comprender que los seres humanos no somos invencibles, y que estamos indefensos ante la pérdida de aquellos a quienes amamos.