Gélida tarde/noche en Madrid para presenciar la que era una de las giras más interesantes del año respecto a sonidos extremos. Me desplacé hasta la capital española para dar buena cuenta del paso de INSOMNIUM por nuestro país, junto a las bandas teloneras THE BLACK DAHLIA MURDER y STAM1NA, todo ello gracias al equipo de RockNRock, a los que quiero dar las gracias por facilitar mi trabajo y ser tan amables durante toda la noche conmigo. 
 
La apertura de puertas estaba prevista a las 19:00, así que decidí anticiparme un poco. Fui con tiempo, prefería estar unos minutos antes en la sala. Llegué allí a las 18:45 cuando sorprendentemente me encontré una gran cola de metalheads ávidos de melodeath a lo largo de toda la calle. Aguanté el frío como buenamente pude, ya que no pasábamos de 7ºC pero hacía una ligera brisa, que provocó una sensación térmica más baja aún. Capuchas, bufandas y tupidos abrigos eran el retrato general durante la espera. Cuando las situaciones son más adversas climatológicamente hablando, siempre hay algún contratiempo. Es la ley de Murphy. La apertura de puertas se retrasó hasta las 19:30, así que hice malabares para no entrar en hipotermia frente a la madrileña sala Cats. Una cervecita para calentarme por dentro y un calientamanos que me prestaron para calentarme por fuera. 
 
Finalmente la sala abrió sus puertas, pero antes de entrar, fuimos divididos en dos grupos. Por un lado, la gente que ya tenía su entrada comprada de antemano y por otro, la que aún no tenía su entrada, así como el staff de diferentes medios de prensa para cubrir el evento. Una vez en taquilla, obtuve mi photopass y pasé a la sala. Era la primera vez que estaba en la sala Cats. Una sala de aforo medio, bastante bien iluminada, con buena decoración y acogedoramente calentita (nos hacía falta después de la espera en la calle). Pese a que tiene unas enormes columnas en algunos sitios estratégicos que impiden la visión a parte del aforo, en general me pareció un buen recinto para celebrar conciertos.

 
Sobre las 19:45 saltaban a escena los finlandeses STAM1NA. Venidos directamente de la ciudad de Lemi, Antti y los suyos presentaban su nueva obra de estudio, titulada Taival, lanzada en octubre de 2018 a través de Sakara Records. El sonido era bastante bueno y la actitud de la banda al completo enérgica y vibrante. La disposición del escenario fue un tanto extraña, con 3 baterías sobre el escenario. No tardaron en caer los primeros botellines de agua por la cabeza de la mano de su guitarrista Pekka Olkkonen, que estuvo apunto de empaparme a mí y mi mochila. Gajes del oficio. Su teclista Emil Lähteenmäki también decidió un poco después empapar su pelo para acto seguido, salpicarnos con su ecléctica música a ritmo de un headbanging brutal y reiterativo. Es alucinante la energía y mezcla de estilos que la banda derrocha. Centrándose esencialmente en el thrash metal, tenemos influencias de death metal, punk incluso de metal progresivo y alternativo. No faltaron temas de este nuevo disco, en el que se centró su setlist, como Enkelinmurskain, Solar (que sonó increíble) o Sudet Tulevat, uno de los hits del disco. Tampoco se dejaron en el tintero temas más antiguos como el trallazo Kadonneet Kolme Sanaa, de su álbum homónimo de 2005, aunque es cierto que sí eché en falta algún clásico como Valtiaan Uudet Vaateet.

 
Mención especial a su baterista Teppo “Kake” Velin que llevó la batuta durante todo el show de manera prodigiosa. Su bajista, Kai-Pekka “Kaikka” Kangasmäki, aunque hizo un actuación más comedida, también hizo un trabajo bastante notable. Por otro lado, la banda estuvo en todo momento super simpática y colaborativa con el público. Antti aplaudía al público cada vez que terminaban una canción, con una sonrisa de oreja a oreja. Con un inglés un poco ortopédico, agradecieron la oportunidad de telonear a INSOMNIUM junto a THE BLACK DAHLIA MURDER. Una banda muy amable, con un show sobrio pero lleno de buenos momentos. La verdad es que la retroalimentación con el público fue estupenda, tal vez la más fuerte de toda la noche. Seguro que STAM1NA ha ganado un montón de nuevos fans con un show lleno de energía, simpatía y técnica. Ya estoy deseando poder disfrutar de su show de nuevo, con algo más de tiempo. ¡Enhorabuena!

 
Tras un cambio de unos 15 minutos, llegó la hecatombe con THE BLACK DAHLIA MURDER. Un grupo bastante desconocido para mí, así que he tenido que hacer un poco de investigación previa. Los de Michigan (Detroit, Estados Unidos) hicieron una demostración del death metal melódico más visceral y extremo que existe hoy día. Al frente de la formación tenemos al mastodóntico Trevor Scott Strnad, todo un frontman, que derrochó potencia y una voz brutal durante todo el show. Con unas gafas estilo vintage, llamó poderosamente mi atención su puesta en escena, dinámica como pocas y deambulando por el escenario sin parar, casi siempre con un brazo en alto, señalando al público o directamente, al techo. Aunque el show comenzó con un sonido un tanto embarullado, poco a poco fue mejorando hasta disfrutar del mejor sonido de la noche, especialmente el baterista Alan Cassidy que fue todo un vendaval, regalándonos una técnica precisa, brutal y con enormes detalles de calidad, amén de unos blast-beats de otro planeta. Su bajista Max fue otro de los músicos protagonistas del show y es que debe de tener un cuello de acero, ya que no paró de hacer “el molinillo” en ningún momento con su precioso instrumento níveo.

 
Los temas de THE BLACK DAHLIA MURDER van directos a la yugular. No hubo ningún tipo de concesión o pausa. Un show de 1 hora brutal, con Brandon y Brian escupiendo riffs de alto voltaje. Su estilo, un death metal melódico de toda la vida, combina la voz de Trevor otorgándole un aspecto más actual y moderno, pero instrumentalmente bebiendo de la escuela sueca. Respecto a la iluminación, la banda y su técnico decidieron hacernos la vida imposible a los fotógrafos, con toda la luz detrás, continuos estrobos y ausencia total de luz frontal, por lo que fue misión imposible poder realizar un trabajo digno. Algo legítimo, que da a la banda un aspecto más oscuro y demás, creando una atmósfera más opresiva pero una puñeta para nosotros, los fotógrafos. Trevor también agradeció a las otras bandas su buen hacer y demás, para acto seguido continuar con un show salvaje y violento. Pese a esto, el público estaba algo frío y no observé demasiado movimiento en las primeras filas, cosa que me extrañó. Supongo, que, en parte, porque la mayoría del respetable estaba allí por INSOMNIUM. Pese a todo, fue un show genial, una descarga adrenalíca importante que dejó el camino hecho para lo que venía después…

 
El cambio para INSOMNIUM se alargó más de la cuenta, rozando la media hora. Su crowd posicionó varios focos propios en el escenario que ayudaron a crear una atmósfera más fría con luces blancas y azules. Lo que no entendí muy bien fueron los 2 paneles que desplegaron en ambos lados del escenario, con una imagen de un bosque escandinavo. La luz no ayudaba a ver bien las imágenes, por lo que en la mayoría de lances del show, parecían dos paneles blancos, que despistaban y llenaban el escenario en demasía, quitando protagonismo a los músicos.

 
Niilo y los suyos hacían aparición en el escenario tras una introducción pregrabada que no llegué a discernir exactamente qué era. Parecía algún tipo de cántico nórdico o pagano. Una especie de canción popular. Tras ésta, la banda comenzó el show con el primer single que editaron de su nuevo disco Heart Like A Grave, Valediction. El sonido al principio era horrible y los coros limpios del tema sonaron tremendamente más altos de la cuenta, sonando bastante raro. La voz de Niilo no llegaba a despegar y en los dos primeros temas, su voz estaba casi ausente. El sonido, sinceramente, no me convenció en ningún momento del show. Llevaba unas altísimas expectativas y fue un poco decepcionante. Aunque es verdad que en el centro de la sala mejoraba un poco, en los laterales, la batería y la voz eran una bola de ruido que deslució por completo su show.

 
Su actuación no acababa de despegar y los momentos más brillantes fueron los más calmados, donde el sonido podía apreciarse de una mejor manera debido a la poca distorsión. El público disfrutaba a medias, ya que no fue el primer comentario que escuché de varios asistentes quejándose de la frialdad y del mal sonido en general. Una auténtica lástima. La actitud de la banda no fue mala, ni mucho menos, pero es verdad que la retroalimentación con el público fue algo escasa. Es una banda nórdica, vale, pero también lo es STAM1NA y congeniaron con el público de una manera mucho más natural. Tal vez no sea algo negativo, según lo mires. Su puesta en escena tal vez se base en esa distancia entre la banda y el público, que estuvo presente durante todo el show, excepto en algunos lances donde Niilo preguntó al respetable si estaban preparados para el próximo tema. Para mí, es un punto negativo.

 
No podían faltar otros temas de su nuevo disco como Pale Morning Star o And Bells They Toll, dos de los temas que mejor sonaron de todo el concierto. Neverlast, Into The Woods, Through The Shadows… los temas iban sucediéndose de manera natural pero fría. No conseguí meterme en su atmósfera ni su mundo en ningún momento. Si tengo que destacar la actitud de alguno de sus músicos, sin duda esa es la de su guitarrista Jani Liimatainen que demostró una buena sonrisa durante todo momento y algo de feedback con el público. En resumen, un concierto correcto pero con algunas deficiencias que hicieron empañarlo demasiado. Tal vez sea eso o tal vez  yo tenía las expectativas demasiado altas. Pero al final, su actuación pasó sin pena ni gloria por la Cats de Madrid. El show fue clausurado tras un bis de 3 temas, incluído para terminar el que da título a su nuevo disco. Y de ahí, vuelta a casa con una sensación agridulce. Espero poder verlos de nuevo en otra ocasión y poder resarcirme de esta enorme banda, que actualmente está en la cresta de la ola del death metal melódico europeo.