Desde las lejanas Grecia y Suecia NIGHTRAGE se encargaba de aportar la variante del death metal al día más intenso del festival. Being Nothing fue el tema elegido para la apertura de su concierto, y que además, nos serviría para conocer de primera mano la vitalidad que rodea a toda la banda.
Marios Iliopoulos saludaba a la sala con su pertinente buenas noches y de paso descubría al público que Barcelona es una de sus ciudades favoritas, antes de dar rienda suelta a By Darkness Drawn, canción perteneciente a su último trabajo Wolf To Man y single del mismo.
“Vamos, ¡aplaudir!”, gritaba Iliopoulos, vocalista y guitarrista de la formación, para preparar la entrada en escena de From Ashes Into Stone y Affliction. “¿Estáis ahí o qué?”, preguntaba el vocalista al público puntual de la noche. Y es que a diferencia de otros festivales, los asistentes del primer día del DAMASK METAL FEST cumplieron con sus deberes en el sentido de que muchos de ellos no se perdieron a los primeros grupos.
Dino George Stamoglou y sus baquetas golpearon los platillos con fuerza para darle paso a los riffs agresivos de Iliopoulos y Magnus Söderman en Embrance The Nightrage, otro de los singles de su octavo disco. Y es que nada sobraba en NIGHTRAGE, su sonido sonaba compacto y perfectamente armonizado, ningún instrumento le robaba de mala manera protagonismo a otro o sonaba mal.
“¡No puedo veros, enseñar vuestras manos!“, gritaba Iliopoulos a un público medianamente entregado que no les hacía el vacío, aunque resultaba complicadísimo ignorar a semejante frontman. Iliopoulos era cercano, simpático y amable, su mirada siempre estaba sobre los asistentes y buscaba constantemente la forma de integrarlos en el show.
Scathing e Insidious fueron otras de las canciones que conformaron un setlist que se nos antojó corto pero intenso y sobre todo con su pertinente momento de crítica. “Hace tres años sacamos Venomous, este álbum y esta canción van sobre cómo los humanos se mataban lentamente entre ellos y cómo asesinan al planeta”, con dichas palabras The Venomous no se hizo de esperar.
“Gracias Salamandra, estamos muy felices de estar aquí”, exclamó Iliopoulos para segundos después saltar del escenario y pasearse entre los asistentes mientras él y su grupo tocaban Spiral y se trasladaban a uno de sus primeros LPs, A New Disease Is Born. Cuando terminaron todo parecía haber llegado a su fin pero entonces el bajo de Francisco Escalona cogió fuerzas y regalaron una última canción al DAMASK.
The Tremor puso punto y final a un concierto que terminaba como había empezado, es decir, con intensidad, brutalidad y armonía. NIGHTRAGE se despidió a la grande entre palabras de agradecimiento, aplausos y alegría. Nunca un concierto de death metal estuvo tan empapado de positividad.
Silencio y oscuridad fueron los dos elementos en mostrarse en el escenario cuando les llegó el turno a los blackmetaleros orientales, MELECHESH. No había voz, solo se escuchaban las guitarras poderosas de Ashmedi y Moloch, el bajo de Scorpios y la batería de Lord Curse moldeando Ghouls of Nineveh. Finalmente y en el ecuador del tema la voz aguda de Ashmedi se hizo oír. Sin saber cómo habíamos viajado hasta el lejano Oriente.
La historia de MELECHESH es tan polémica como interesante. Sus orígenes los sitúan en Jerusalén donde fueron denunciados por el delito de “culto oculto”, motivo que obligó a que tarde o temprano todos sus miembros tuvieran que exiliarse a Países Bajos, Francia o Estados Unidos. Después de varias idas y venidas regresaron con el proyecto.
“¿Cómo estáis? Hola coca cola“, puede que la intención de Ashmedi fuese decir “hola caracola” pero no importó, su intento de chapurrear en español fue bien aceptado por el público. Riffs magistralmente ejecutados, estructuras musicales muy cuidadas y una voz penetrante fueron algunos de los ingredientes del directo de MELECHESH que te motivaban no solamente a mover la cabeza sino prácticamente a bailar.
Doblegados a su voluntad nos vimos sometidos a la cruenta dureza de Multiple Truths y Defeating The Giants, la cuál fue descrita por Ashmedi como una jodida canción de black metal. Un género que no está muy bien aceptado en Oriente pero cuyas bandas destacan como las demás o puede que incluso el doble ya que se encuentran con una dura oposición por parte de las leyes y la sociedad. No estaría de más decir que adquiere un cariz crítico difícil de ignorar.
Por otra parte Triangular Tattvic Fire poseía una de esas características tan propias de los temas de MELECHESH, una introducción musical donde la voz queda relegada para darle absoluto protagonismo a los instrumentos.
Había llegado el momento más nostálgico y emocional de la noche, los irlandeses PRIMORDIAL se acababan de subir al escenario para arrastrarnos a las entrañas de nuestro propio inconsciente empleando como arma principal su pesado black/doom metal.
Where Greater Men Have Fallen se abría paso tras la introducción instrumental para arrancarnos la alegría y sumergirnos en un estado semidecante de inusitada satisfacción. PRIMORDIAL o lo que es lo mismo, el placer de la melancolía en su máxima representación musical.
Cabe mencionar que el setlist de PRIMORDIAL no ha podido ser contrastado tal y como me hubiese gustado sino que ha sido tomado de setlist.fm. Dicho esto, Nail Their Tongues comenzaba de forma dulce hasta abrirse paso con la dureza de las guitarras de Ciáran MacUiliam y Micheál O’Floinn, y la inigualable voz de A.A. Nemtheanga.
“Buenas noches, venimos de la República de Irlanda y somos PRIMORDIAL“, remarcaba Nemtheanga tras haberse apoderado de nuestras almas. Su mirada, su voz, sus movimientos y todo en él era sumamente atrayente, casi parecía el típico señor extraño que te encontrarías en las penumbras de un bosque para guiarte a través de la oscuridad. Nemtheanga se convirtió en nuestro guía aunque era difícil saber si hacia la luz o la perdición.
PRIMORDIAL hacen black metal, para algunos celtic black metal aunque no importa la etiqueta porque su sonido es tan propio como sus composiciones y sus letras. “Agarraos el cuero y a vuestros seres queridos, Wilderness está llamando a vuestros niños…escuchad“, acto seguido The Gathering Wilderness, No Grave Deep Enough y The Mouth of Judas corroboraban lo que mi mente pensaba y mi corazón sentía: No había escapatoria, solo magia, oscuridad y melancolía. Una sensación de la que resultaba casi doloroso desprenderse.
Durante su actuación PRIMORDIAL creó una atmósfera que nos encerraría todo el tiempo que esta duró y en la cuál nos situábamos gracias al inestimable valor de la batería de Simon O’Laoghaire. Una atmósfera que solo aumentaba su poder gracias a temas como The Mouth of Judas.
Procedente de su último disco y con un ritmo más veloz se presentaba To Hell or the Hangman y no solamente para promocionar Exile Amongst the Ruins sino para regalarlos algunos versos cantados en irlandés.
Más “celta” era la letra e introducción de As Rome Burns, y también donde más se pudo escuchar el bajo de Pól MacAmlaigh. Sumidos y atrapados en aquella espiral nos encontramos con la cadencia más profunda de la melancolía y el dolor; y paradójicamente nos entregamos a ella. Sin embargo, estábamos en Barcelona por un motivo que no tardaría en llegar.