La noticia de que FINNTROLL volvía a la península después de cuatro años no era un hecho que pasar por alto. Como fan acérrima del grupo recorrer los 589 kilómetros que separaban y separan San Javier (Murcia) de Barcelona no eran un impedimento. Compré mis vuelos, reservé mi hostal y pedí mi pase de prensa porque volvería a ver a FINNTROLL pero en un marco distinto, los vería en la segunda edición del DAMASK METAL FEST.
 
Los fineses no eran el único grupo que formaba un cartel compuesto por ocho bandas aunque sí los cabezas junto a STRAVAGANZZA. El DAMASK estaba concebido para realizarse en dos días, el 15 y 16 de noviembre respectivamente. 
 
Tras un pequeño percance con el metro nos personamos en la Sala Salamandra por primera vez en nuestra vida. Era una sala amplia con un escenario condenadamente alto si mides 1.52 y tienes que hacer fotos, en contraposición estaba bien aclimatada, la acústica era buena y su ubicación oportuna. Tocaba conocer a varios grupos nuevos, reencontrarse con otros y disfrutar de lo adorado; además, de descubrir una nueva sala.

Desde las lejanas Grecia y Suecia NIGHTRAGE se encargaba de aportar la variante del death metal al día más intenso del festival. Being Nothing fue el tema elegido para la apertura de su concierto, y que además, nos serviría para conocer de primera mano la vitalidad que rodea a toda la banda.

Marios Iliopoulos saludaba a la sala con su pertinente buenas noches y de paso descubría al público que Barcelona es una de sus ciudades favoritas, antes de dar rienda suelta a By Darkness Drawn, canción perteneciente a su último trabajo Wolf To Man y single del mismo.

“Vamos, ¡aplaudir!”, gritaba Iliopoulos, vocalista y guitarrista de la formación, para preparar la entrada en escena de From Ashes Into Stone y Affliction. “¿Estáis ahí o qué?”, preguntaba el vocalista al público puntual de la noche. Y es que a diferencia de otros festivales, los asistentes del primer día del DAMASK METAL FEST cumplieron con sus deberes en el sentido de que muchos de ellos no se perdieron a los primeros grupos.

Dino George Stamoglou y sus baquetas golpearon los platillos con fuerza para darle paso a los riffs agresivos de Iliopoulos y Magnus Söderman en Embrance The Nightrage, otro de los singles de su octavo disco. Y es que nada sobraba en NIGHTRAGE, su sonido sonaba compacto y perfectamente armonizado, ningún instrumento le robaba de mala manera protagonismo a otro o sonaba mal.

¡No puedo veros, enseñar vuestras manos!“, gritaba Iliopoulos a un público medianamente entregado que no les hacía el vacío, aunque resultaba complicadísimo ignorar a semejante frontman. Iliopoulos era cercano, simpático y amable, su mirada siempre estaba sobre los asistentes y buscaba constantemente la forma de integrarlos en el show.

Scathing e Insidious fueron otras de las canciones que conformaron un setlist que se nos antojó corto pero intenso y sobre todo con su pertinente momento de crítica. “Hace tres años sacamos Venomous, este álbum y esta canción van sobre cómo los humanos se mataban lentamente entre ellos y cómo asesinan al planeta”, con dichas palabras The Venomous no se hizo de esperar.

“Gracias Salamandra, estamos muy felices de estar aquí”, exclamó Iliopoulos para segundos después saltar del escenario y pasearse entre los asistentes mientras él y su grupo tocaban Spiral y se trasladaban a uno de sus primeros LPs, A New Disease Is Born. Cuando terminaron todo parecía haber llegado a su fin pero entonces el bajo de Francisco Escalona cogió fuerzas y regalaron una última canción al DAMASK.

The Tremor puso punto y final a un concierto que terminaba como había empezado, es decir, con intensidad, brutalidad y armonía. NIGHTRAGE se despidió a la grande entre palabras de agradecimiento, aplausos y alegría. Nunca un concierto de death metal estuvo tan empapado de positividad.

 

Silencio y oscuridad fueron los dos elementos en mostrarse en el escenario cuando les llegó el turno a los blackmetaleros orientales, MELECHESH. No había voz, solo se escuchaban las guitarras poderosas de Ashmedi y Moloch, el bajo de Scorpios y la batería de Lord Curse moldeando Ghouls of Nineveh. Finalmente y en el ecuador del tema la voz aguda de Ashmedi se hizo oír. Sin saber cómo habíamos viajado hasta el lejano Oriente.

La historia de MELECHESH es tan polémica como interesante. Sus orígenes los sitúan en Jerusalén donde fueron denunciados por el delito de “culto oculto”, motivo que obligó a que tarde o temprano todos sus miembros tuvieran que exiliarse a Países Bajos, Francia o Estados Unidos. Después de varias idas y venidas regresaron con el proyecto.

Tempest Temper Enlil Enraged forma parte de esa vuelta a los escenarios, es decir, de su último trabajo, Enki de 2013. Un tema furioso y muy en la línea de los orientales, quiénes siempre han buscado integrar los componentes orientales de su folclore con las feroces características del black metal.

Ladders to Sumeria y Grand Gathas of Baal Sin eran algunas de las canciones seleccionadas para un show único y mágico a partes iguales en la Sala Salamandra. ¿Por qué único? Porque cuando te enfrentas a MELECHESH te das cuenta de que no estás ante el típico grupo de black metal sino ante uno que ha formulado su esencia basándose en sus raíces y bebiendo al mismo tiempo de los precursores. Único, en definitiva.

 
Para tema rápido y cargado de virtuosismo Deluge of Delusional Dreams donde la batería de Lord Cruse nos ofrecía un ritmo frenético y atrayente que a su vez se fundía con los riffs bien ejecutados de Ashmedi y Moloch.

¿Cómo estáis? Hola coca cola“, puede que la intención de Ashmedi fuese decir “hola caracola” pero no importó, su intento de chapurrear en español fue bien aceptado por el público. Riffs magistralmente ejecutados, estructuras musicales muy cuidadas y una voz penetrante fueron algunos de los ingredientes del directo de MELECHESH que te motivaban no solamente a mover la cabeza sino prácticamente a bailar.

Doblegados a su voluntad nos vimos sometidos a la cruenta dureza de Multiple Truths y Defeating The Giants, la cuál fue descrita por Ashmedi como una jodida canción de black metal.  Un género que no está muy bien aceptado en Oriente pero cuyas bandas destacan como las demás o puede que incluso el doble ya que se encuentran con una dura oposición por parte de las leyes y la sociedad. No estaría de más decir que adquiere un cariz crítico difícil de ignorar.

Por otra parte Triangular Tattvic Fire poseía una de esas características tan propias de los temas de MELECHESH, una introducción musical donde la voz queda relegada para darle absoluto protagonismo a los instrumentos.

Rebirth Of The Nemesis fue entonada para finalizar la actuación de los orientales, quiénes gozaron de la presencia de un público entregado que coreó sus canciones, movió sus melenas y elevó sus cuernos. Un público que sabía apreciar la magia ancestral propia de los sumerios y mesopotámicos, una magia sin fronteras temporales.
 

Había llegado el momento más nostálgico y emocional de la noche, los irlandeses PRIMORDIAL se acababan de subir al escenario para arrastrarnos a las entrañas de nuestro propio inconsciente empleando como arma principal su pesado black/doom metal.

Where Greater Men Have Fallen se abría paso tras la introducción instrumental para arrancarnos la alegría y sumergirnos en un estado semidecante de inusitada satisfacción. PRIMORDIAL o lo que es lo mismo, el placer de la melancolía en su máxima representación musical.

Cabe mencionar que el setlist de PRIMORDIAL no ha podido ser contrastado tal y como me hubiese gustado sino que ha sido tomado de setlist.fm. Dicho esto, Nail Their Tongues comenzaba de forma dulce hasta abrirse paso con la dureza de las guitarras de Ciáran MacUiliam y Micheál O’Floinn, y la inigualable voz de A.A. Nemtheanga.

 

Buenas noches, venimos de la República de Irlanda y somos PRIMORDIAL“, remarcaba Nemtheanga tras haberse apoderado de nuestras almas. Su mirada, su voz, sus movimientos y todo en él era sumamente atrayente, casi parecía el típico señor extraño que te encontrarías en las penumbras de un bosque para guiarte a través de la oscuridad. Nemtheanga se convirtió en nuestro guía aunque era difícil saber si hacia la luz o la perdición.

PRIMORDIAL hacen black metal, para algunos celtic black metal aunque no importa la etiqueta porque su sonido es tan propio como sus composiciones y sus letras. “Agarraos el cuero y a vuestros seres queridos, Wilderness está llamando a vuestros niños…escuchad“, acto seguido The Gathering Wilderness, No Grave Deep Enough The Mouth of Judas corroboraban lo que mi mente pensaba y mi corazón sentía: No había escapatoria, solo magia, oscuridad y melancolía. Una sensación de la que resultaba casi doloroso desprenderse.

Durante su actuación PRIMORDIAL creó una atmósfera que nos encerraría todo el tiempo que esta duró y en la cuál nos situábamos gracias al inestimable valor de la batería de Simon O’Laoghaire. Una atmósfera que solo aumentaba su poder gracias a temas como The Mouth of Judas.

Procedente de su último disco y con un ritmo más veloz se presentaba To Hell or the Hangman y no solamente para promocionar Exile Amongst the Ruins sino para regalarlos algunos versos cantados en irlandés.

Más “celta” era la letra e introducción de As Rome Burns, y también donde más se pudo escuchar el bajo de Pól MacAmlaigh. Sumidos y atrapados en aquella espiral nos encontramos con la cadencia más profunda de la melancolía y el dolor; y paradójicamente nos entregamos a ella. Sin embargo, estábamos en Barcelona por un motivo que no tardaría en llegar.

 
Empire Falls procuró manteneros atados a semejante viaje pero al mismo tiempo nos devolvía a la realidad. Nos alejaba del bosque y de Irlanda, nos apartaba de las raíces celtas de PRIMORDIAL y de la reivindicación de tan mágica cultura. De repente estábamos de nuevo en la Sala Salamandra ubicada en Barcelona, ya no olía a bruma, ya no estaba la mirada inquietante de Nemtheanga, solo nosotros, el escenario vacío y la melancolía propia de la acción del abandono. ¿Por qué PRIMORDIAL?

 
 
Nos alejamos de Irlanda pero cogimos un barco directo a los bosques y lagos fineses, teníamos una cita pendiente en los recovecos de los troncos y en las húmedas cuevas de las montañas. Los trolls nos aguardaban y cualquiera se negaba.
 
Escuchada la obligatoria introducción, los miembros de FINNTROLL se acomodaban en el escenario para tocar Blodsvept, tema que da título a su último trabajo y que fue publicado en 2013. 
 
Remontándose a tiempos más pasados se presentó Solsagan de Nifelvind de 2010 para hacer ver a todos los fans allí presentes y a los que desconocían al grupo que FINNTROLL es pura magia y fantasía. Unos componentes que normalmente se encarga de proporcionar el teclado de Virta.
 
Tras pronunciar unas palabras en catalán que no alcancé a comprender, Vreth, vocalista de la formación, saludó al público, reconoció y se lamentó de todo el tiempo que había transcurrido desde su anterior visita hasta el DAMASK y agradeció la asistencia de los fans.

 
Con un ritmo más marcado de la batería de Mörkö se mostraba atrayente y bailable Mordminnen aunque sin la trompeta que se hace presente en el disco. Aún más lejana en el tiempo era Korpens Saga del Ur jordens djup de 2007, que se decantó por una melodía mucho más folkie. 
 
Skövlarens Död, Människopesten, Nattfödd y Slaget Vid Blodsälv se fueron sucediendo con la actitud rebelde, fiestera y algo estrafalaria de los fineses. Canciones que los fans más antiguos recibieron entusiasmados y a las que se entregaron sin poner impedimentos, aunque no pasaron inadvertidos los problemas de sonido que Tundra experimentó con su bajo.
 
Nunca nadie ha dudado sobre la calidad de la voz de Vreth aunque esa noche se me antojó distante y poco interactivo, apenas habló con el público más de lo justo y podríamos decir que políticamente correcto. Si bien es sabido que posee una personalidad más reservada se habría agradecido una conversación mayor.

 
De su primerísimo disco Midnattens widunder y con esos sonidos tan propios de FINNTROLL se escuchó Svartberg gracias a los teclados de Virta. Sin embargo el álbum que más sonaría de la noche sería Nattfödd con Ursvamp y otras tantas. 
 
FINNTROLL nos regaló un setlist larguísimo con canciones que recorrían toda su discografía desde Nedgång pasando por Skogsdotter hasta Häxbrygd. A pesar de la melancolía, los fans de FINNTROLL sabían que los fineses están gestando algo nuevo tal y como han ido anunciando en sus redes sociales y los allí presentes tendrían el placer de escucharlo.
 
Vamos con algo nuevo”, anunciaba Vreth antes de que Midvinterdralsen nos dejara anonadados y arropados por esa sensación genuina que se hace presente en tu pecho cuando te encuentras algo inesperado, nuevo, exclusivo y al mismo tiempo conocido y esperado.

 
Grottans barn nos conducía una vez más a 2004 mediante las guitarras contundentes de Skyrmer y Routa así como con el bajo de Tundra. Una canción que no es de las más conocidas de FINNTROLL pero que se acomodaba bien en un setlist que los fans disfrutaron. 
 
Con una falsa despedida los trolls se retiraban del escenario para hacerse rogar por el público y comenzar con el desenlace de semejante cita. Jaktens Tid Trollhammaren fueron las elegidas para representar semejante papel. Dos temas que se han convertido en himnos desde la formación de FINNTROLL en 1997 y que se vieron separadas de Under Bergets Rot ya que no les dejaron tocar el cierre definitivo de su setlist. De repente, FINNTROLL se acercaban a uno de los laterales del escenario y sin más le daban los últimos coletazos a Trollhammaren para despedirse del público y marcharse. Acto seguido ya nos estaban echando de la sala.
 
No sabemos qué provocó la serie de retrasos que provocaron el infeliz final de FINNTROLL pero sí que no fue determinante. FINNTROLL no aprobó en interacción pero sí en locura, extrañeza y magia. ¿Acaso alguien puede controlar a un troll?