Ya son innumerables las veces que hemos venido a
The Hall a asistir a conciertos. De ese tipo de conciertos que son la esencia de la música, lejos de los estadios o salas enormes, donde los músicos labran su fama con trabajo, sudor y lágrimas. Esta noche nos espera un cartel variado con rock, heavy y metal en su más amplio abanico de variantes.
En una sala aún fría y despoblada inicia
EVILDOG. Los malagueños que debutaron en su ciudad en febrero no han parado de crecer. Poco a poco se van soltando, ocupando cada vez mejor el escenario, a la imagen de un Javi, amo y señor del flanco izquierdo. EVILDOG ha aprendido que no solo basta con una ejecución perfecta sobre las tablas, sino que se necesita energía y movimiento. El que más ha aprendido es Carlos con sus gafas de sol, moviéndose, interactuando con sus compañeros. Sandra quizás es la que se queda más escondida detrás de su guitarra, pero se le ve sonriente y feliz. Alberto al instar de Carlos añade a una pegada perfecta, una experiencia visual, dinámica y atractiva que capta la atención del público. En cuanto a Victoria cada día se mueve mejor en el escenario, se ve que es aún un poco forzado, pero ya se va acercando a los laterales y se despega de ese maldito pie de micrófono que parece un ancla que le impide alejarse, el único bemol es que sigue faltando interactuación.
En cuanto a lo musical, EVILDOG ofrecio un setlist interesante con temas de su primer EP From The Basement. Los efectivos Always Monday y Nothing To Break, y una canción que me cautiva sobre manera: To My Lover, con líneas vocales que me embrujan cada vez que la escucho. Otro gran momento fue cuando en el tema final Carlos tomó posesión del micrófono para cantar a dúo con Victoria. Good Bye ofreció una despedida llena de energía e invita a repetirse ese dúo. No cabe duda que con la constancia y el trabajo realizado por EVILDOG tendremos más noches de rock’n’roll.
Cuando llegué a la sala
DOBLE ESFERA estaba haciendo una sesión de fotos improvisada y fue con gran sorpresa que vi Johnny Lorca conocido por manejar la guitarra en HITTEN, quien en este caso maneja el bajo, y me confesa que los temas tienen tela a las cuatro cuerdas. La banda está liderada por Antonio Elzaurdia a la guitarra con una técnica depurada, y velocidad de ejecución estratosférica, y Eladio Ruipérez cantante de gran carisma y gran voz. Completa la agrupación el contundente Willy Medina a la batería y el recién incorporado Pablo Villena a los teclados. Toda una garantía de calidad y excelencia.
La propuesta musical de DOBLE ESFERA es clara como y resumido en el título de unas de sus trabajos: Rock duro del siglo XXI. Escuchar a DOBLE ESFERA es como intentar pescar una trucha a mano, cuando piensas haberlos situado en un género o una tendencia, les basta con un cambio de ritmo para que se vuelvan a escapar hasta otras profundidades. Los temas están muy bien elaborados, con estructuras a la vez complejas y asequibles, que permiten ser asimiladas fácilmente y disfrutarlas a la primera escucha. Eladio es un frontman muy expresivo, quien está continuamente en comunicación con el público, correando ese Rock duro del siglo XXI, o Noche de rock’n’roll adaptado de BARRICADA. Antonio demostró su maestría con solos técnicos y veloces y riffs muy potentes. La banda se despidió con el primer adelanto de su próximo trabajo que se estrenará en enero de 2020: Futuro. Toda una declaración de intenciones, ser unas de esas bandas que conforman ese pelotón de una nueva ola de metal o rock en España, que si algún día les dejan podrían ocupar las primeras líneas de carteles. En resumen, pasé un buen rato escuchando una banda esquiva que viaja entre el heavy, el power y otros toques de hard rock. Espero poder repetir pronto con más dominio del repertorio de la banda.
Cerraba esta fantástica velada
SNÁGORA, veterana banda malagueña, que está en una segunda juventud. La banda formada por los hermanos Romero, Fran y Matute se ha recuperado del varapalo de la salida de la banda de Jomi. Con fuerzas renovadas con la incorporación de Alberto para completar la dupla de guitarras con Juancar, y el siempre efectivo Lima a la batería. Han tomado un descanso de los estudios, en el que están preparando lo que será su segundo disco después de
Larga espera publicado en 2016. Tal como hicieron con dicho trabajo, la banda toma su tiempo para dar la mejor versión de sí mismo. Un heavy metal melódico muy bien elaborado con estribillo con gancho, esa es la receta de SNÁGORA.
Sobre las tablas vi una versión de SNÁGORA que no había visto nunca, quizás un poco descentrado. No tuvieron el mejor arranque, con un Fran a veces cantando por encima de la afinación del resto de la banda, seguramente por culpa de los problemas técnicos que complementaron ese inicio caótico. Pero al final la calidad acaba aflojando y se metieron de lleno en el concierto allá por el tercer tema. Por supuesto estuvieron todos los temas clásicos de banda como De sangre y de miedo, Piel de fuego o Dame más. SNÁGORA alterna temas ligeros con otros comprometidos como el tema que considero su obra maestra En la mina, lleno de sentimiento, cada vez que la escucho no puedo evitar emocionarme y tener la piel de gallina. SNÁGORA ocupa el escenario a la perfección, y nos regala poses e interactuaciones con el público. Una vez lanzado no tienen límite.
En resumen, a pesar de un inicio un poco problemático, la banda supo reponerse y ofrecer lo mejor de sí mismo. Esperando con muchas ganas el nuevo trabajo, pero sobre todo ver como lo defienden, ya que la esencia de SNÁGORA es en los escenarios.