Es para la que escribe un trabajo casi de absoluta necesidad no sólo escribir en nombre y apoyo de las bandas de la ciudad que le da acogida y vive, sino no olvidar las raíces que te traen a donde estás y que hacen que tengas presente siempre, a fin de cuentas, de dónde vienes.
Ellos vienen de mi Almería natal y son THE DRY MOUTHS. Sus influencias son extensas y muy desérticas. Iba a hablar sólo de su último disco, pero es que este 2019, lleno de cambios buenos por un lado y muy desagradables por otro para la formación, ha supuesto el lanzamiento de dos trabajos: Memories from the Bridge y Low-Fi Sounds for Hi-Fi People. Con estos dos redondos queda presente el distintivo bajo de mi vecino Andrés Reyes, cuya triste despedida ha servido de catalizador de la banda para no parar y, a fin de cuentas, rendirle homenaje con sus últimas creaciones.
Ambos trabajos llegan tras cuatro años de silencio y se grabaron casi a la par en Sonoblance (Granada) y Desert City Studios (Almería). El primero se basa en jams donde la formación ha dejado volar su imaginación y su creatividad. Es un disco bastante ambiental y evocador, con temas cuya música trasciende lo descriptivo. Especial mención a La siesta (Sleep Paralysis) o El Cairo’78, uno de mis temas favoritos, con una línea melódica simple pero llena de delicadeza y hasta cierto punto, melancolía. Es este un trabajo que emana ternura y mimo por el sonido personal que ha gestado la banda, donde cada músico tiene su reconocimiento y parte en todo este entramado musical. La apertura deliciosa de La Chaussure ya dedica promesas de refinamiento y respeto a la música, cosa que no excluye, por supuesto la distorsión y el uso indiscriminado de pedalería guitarrera, efectos y psicodelia improvisadora.