El pasado 8 de febrero el BARÓN ROJO sobrevoló Córdoba para realizar su último viaje por esta provincia andaluza, dentro de su gira de despedida que le llevará durante este año 2020 por toda la geografía española y parte de Latinoamérica. Su aeropuerto fue la Sala M100, haciendo el mismo día del concierto sold out, porque viejos rockeros nunca mueren y un grupo mítico y quizás el más representativo de la escena española, con 40 años a sus espaldas, no podía fallar. Y eso que personalmente los había visto con anterioridad en algunos bolos y estuvieron flojos, pero se ve que la sangre rockera ha vuelto por sus venas y han alcanzado una segunda juventud para despedirse de su público que visto lo visto en la sala ocupa desde 6-7 años hasta los 70.

 

 

Entramos justo cuando el primer tema estaba terminando, que si mi memoria no falla se trataba de Arma secreta, pues en la cartelería e información de internet no ponía la hora de inicio por ningún lado, solo un evento creado en una red social que ponía un espectro de horario de 20:30 a 00:00. Ahora sí, Larga vida al rock and roll cantada por todo el público mientras unas cegadoras los iluminaba y Armando de Castro nos mostraba su solo repleto de técnica y Cueste lo que cueste con su rollo rockero y macarra que dejaron las primeras coreografías protagonizadas por Armando y su más reciente fichaje, un rockero de toda la vida a cargo del bajo, José Luis Morán (bajista de Esfinge), caldeaban el ambiente y nos introducían de lleno en el show.

 

 

Noches de rock and roll mantenía el nivel y con Invulnerables, Armando dedicó unas palabras a la prensa que en 1983 pensaba que el rock estaba muerto y se iba a acabar y como apreciareis a día de hoy está más vivo que nunca. Lo mismo ocurre cuando allá por 1989, escribían Vampiros y banqueros, para criticar todo el sistema capitalista y lo abusivo del sistema bancario, que prácticamente se podría aplicar hoy en día, 30 años después. Uno de los momentos especiales llegó con la interpretación de Breakthoven, con un gran Rafa Díaz a la batería y un solo de guitarra vitoreado por todos los asistentes, unas 700 personas, de hecho es una de mis preferidas y fue cantada con mucha maestría por Carlos de Castro, a pesar de tener que realizar toda su actuación sentado en una silla debido a una lesión en la pierna. Travesía urbana, puso la puerta para un clásico, la instrumental El Barón vuela sobre Inglaterra, perfectamente interpretada por la banda con una compenetración perfecta.

 

 

Y es que BARÓN ROJO, tiene donde elegir a lo largo de sus trece álbumes de estudio. El medio tiempo rockero El malo continuó con la fiesta y a su término, Tienda de vándalos, fue dedicada al público, dándoles las gracias por venir. Las flores del mal también fue muy bien recibida por los asistentes, que bailaban con su ritmo clásico, al igual que la banda sobre el escenario y no era para menos, pues pertenecía a uno de sus álbumes más importantes, Volumen brutal de 1981, que marcó un antes y un después en la banda, del que también sonaron Incomunicación, Satánico plan o la inmortal Concierto para ellos.

 

 

Llevábamos ya más de hora y media de concierto, el cual estaba siendo muy fluido y ameno, cuando tras Czardas y Con botas sucias, entrábamos en la parte final donde interpretaron algunos de sus grandes clásicos entre incursiones variopintas como el medley de Born To Be Wild de Steppenwolf, destacando, Concierto para ellos, Resistiré, Los rockeros van al infierno o Hijos de Caín (quizás el tema que más forzado llegó a cantar y tuvo que bajar el tono). Tras algún que otro popurrí de canciones unidas y presentar a la banda y agradecer la asistencia, se retiraron del escenario para descansar un poco, mientras todos los asistentes aún sabían que quedaba alguna más, volviendo ataviados con cascos de pilotos de avión clásicos, resucitando al Barón, sobre todo con el broche de oro: Siempre estás allí, un momento muy emotivo que llevaba a su fin la actuación de BARÓN ROJO en la ciudad califal, donde la gente no olvidará esta noche tan especial… ¡Larga vida al rock and roll!

 

Autores:

Redactor

Juan Ángel Martos

Autores:

Redactor y fotógrafo

Rubén Montejo