The Measure of the Step es una declaración abierta y rotunda sobre lo que es para LUBACK “hacer música”. No se trata de ir contracorriente, pero sí al menos de ignorar los cánones de la industria a la hora de crear, de expresarse, de sentir y de crecer. De hecho, el título (que podría traducirse como “La medida del paso/escalón”) se refiere precisamente a eso: al modo en que valoramos cada paso que damos y al baremo que utilizamos para medir nuestro ascenso por la larga escalera del éxito. Para LUBACK, el único éxito verdaderamente importante es su propia sensación, sentirse realizados y satisfechos con su propio trabajo. Y todo envuelto en una libertad que, al final, es lo que esperan transmitir a quien les escuche.
El mensaje es claro: “No tenemos por qué ser directos, ni contundentes, ni vamos a llamar tu atención forzadamente. Pero, si quieres escuchar música, quizá este sea un buen disco para ti“.
Cuando nuestra cabeza está aún saboreando las cuerdas de Inner Cry, aparece Fighting Star y nos saca del trance. Nos lleva de golpe a un terreno completamente distinto y nos dice: “Lo que espero es que ya no sepas qué esperar. Abre tu mente“. Un tema sobre luchar por una vida decente, sobre valores y fortaleza ante la adversidad, y en el que lo único que podemos considerar “estribillo” es la melodía de un riff. El tema está inspirado en la cara más soul de los últimos años de Van Morrison. Una base que camina por sí sola deja que la instrumentación campe a sus anchas. Al final, Marcus y Cristian se unen en un solo a dos guitarras que muestra la comunión y el sentido de Banda de Luback.
Heat, Flames And Fire es el primer single oficial del disco. A veces lo que sale es así de redondo, y tampoco hay que esconderlo. Un tema sobre la pasión que cabalga entre Led Zeppelin y The Rolling Stones y que muestra ese sello inconfundible: rock clásico con sonido del s. XXI.
Y, para no pasarse de intensos, llega Black Cat con humor, un riff que no te suelta y una ligereza que también quiere formar parte de todo esto. Blues-rock con aires sureños, entre Tom Petty y JJ Cale y con un cuidadísimo trabajo en los instrumentos de cuerda. El hammond y una batería suelta y firme rematan la energía felina del que fue el tercer single publicado.
Para entrar en la recta final, el tema más largo del disco: Life Guru. Con Marcus King y Jimi Hendrix como referencias en la guitarra principal, el soul asoma la cabeza entre los brochazos noventeros de The Black Crowes y el casi omnipresente rock sureño. Hablando de lo estúpidos que podemos llegar a ser cuando nos ponemos a dar consejos, los coros aportan un nuevo color a la paleta del disco y nos invitan a una empatía poco común. Con el giro y cambio a mitad de corte, son en realidad dos canciones en una. Final épico.
Y acabamos con Empty Pocket, folk de taberna y desparrame. La historia de este pobre borracho, a quien no le queda dinero para otra copa, nos muestra que para LUBACK todo este viaje ha sido ante todo divertido y disfrutado. Con Johnny Cash empapando descaradamente cada acorde, nos complace comunicar que hay final feliz: en la última estrofa, el protagonista descubre que tiene un vaso lleno en la mano. Enternecedor, ¿no?
LUBACK son:
Manuel Fernández – Bajo, violín y coros
Héctor Cebrián – Batería y percusión
Yago Sáez – Hammond, rhodes, piano, teclados y coros
Marcus Wilson – Guitarra solista y coros
Cristian del Corral – Voz, guitarra y armónica
Disco producido por Fran Meneses y LUBACK.
Todas las canciones grabadas, editadas, mezcladas y masterizadas por Fran Meneses en Metropol Studios (Madrid).