Nueve años sin visitar la capital andaluza son muchos años, pero más para una banda de Granada que se llama HORA ZULÚ y que lleva el andalucismo por bandera. Es por eso que el pasado viernes pudimos ver una Malandar sevillana rozando el lleno en una noche bastante aciaga climatológicamente. Había por allí muchas personas venidas de otras localidades cercanas e incluso de alguna otra capital de provincia, lo cual habla de la popularidad que tiene la formación y lo asentada que está en la cultura de la región.
En resumidas cuentas, había ganas de ver a HORA ZULÚ y había ganas de conciertos. Ganas de disfrutar en una sala como antes, de hablar, de gritar, de bailar. El cuarteto de rap metal y metal alternativo se encuentra muy activo en los últimos años tras un parón anterior que les sirvió para recobrar energías. En 2019 vio la luz su sexto álbum, titulado La voz del amo. Un año más tarde, llegó la revisión de sus clásicos con Limpiar, fijar y dar esplendor. Y, como dijo su vocalista Aitor Velázquez durante el concierto, este año podemos esperar más novedades.
Las puertas de la sala se abrieron con cierto retraso, pero apenas acababa de entrar todo el mundo cuando comenzó el show de los granadinos. El sonido no fue el mejor y la iluminación bastante escasa, pero eso no fue impedimento para que el público lo diese todo de principio a fin, con sucesivos pogos en la zona central que fueron la tónica durante hora y media. Un setlist centrado más bien en viejos clásicos de la banda hizo las delicias de todo el mundo, y eso que los temas más nuevos de su último trabajo también tuvieron una gran acogida. Por otro lado, cortes como Mis barraqueras o Gabinas de cochero, pese a ser todavía de los más nuevos en la trayectoria de HORA ZULÚ, se sienten ya como auténticos himnos. Pero claro, es que aquel Siempre soñé saber… cuenta ya una década.
El concierto arrancó con un tema bastante inesperado como es Por los ceniceros, y es que la banda quiso hacer de la velada algo realmente único. A partir de ahí fueron cayendo hit tras hit, solo separados por los breves comentarios de un Aitor que se mostró bastante socarrón, interactuando tanto con el público como con sus propios compañeros. Innegable es el peso que sigue teniendo su disco debut, Me duele la boca de decirlo, en las presentaciones en vivo, y es que es el álbum del que más canciones rescataron; pudimos escuchar más de la mitad del mismo. De los saltos y empujones con Tango o Tientos pasábamos a momentos más tranquilos con baladas como Nuestro entonces, mientras el sudor empezaba a aparecer sobre el escenario y debajo de él. Pura intensidad.
Sin casi darnos cuenta, llegábamos a la recta final de un concierto que estaba siendo una vorágine. No pudimos escuchar Con las trenzas de tu pelo, por falta de tiempo, pero aun así no desmereció, pues Camarada, Andaluz de nacimiento y A ver si me entiendes es un trío difícilmente superable y con el que terminamos extasiados a ritmo de nu metal con tintes flamencos para recordar a otras épocas. Esperemos que no haya que esperar otros nueve años para volver a ver a la banda en la capital del Guadalquivir. De momento, el viernes estuvo, como dice su canción, “en el lugar a estar”.
Setlist:
Por los ceniceros
Mis barranqueras
Tango
Que me mata
Toma y obliga
Gabinas de cochero
Tanto que perdí
Cave Ventum
Reinvención
No protesto
En esta cueva
Nuestro entonces
Que la tierra te sea leve (S.T.T.L.)
De-Que-Rer-Ser
Tientos
Beatus Ille
Golpes de pecho
Agua de mayo
Camarada
Andaluz de nacimiento
A ver si me entiendes