Por Rafa González de Lara y Jara Solís Martínez

 

 

Este era un día señalado. Una gira internacional que llevaba siendo pospuesta -como tantas otras- desde el 2020. Al principio los teloneros iban a ser BURNING WITCHES y ASOMUEL. Luego intercambiaron a BURNING WITCHES por DARK EMBRACE, y por último, sustituyeron a ASOMUEL por COBRA SPELL. La gira había recibido una publicidad considerable. Tanto así, que hasta Europa Press sacó notas de prensa al respecto. De ahí que el precio fuera tan elevado –a mi juicio- para la popularidad de las bandas (26 euros en puerta). Realmente famoso famoso solo había un artista: Ross the Boss, cuya banda no suena nada mal pero ciertamente no está para nada al nivel de los dos grandes nombres de su historial: MANOWAR y THE DICTATORS. No sé a cuánto podrían venderse tickets de ROSS THE BOSS sin ser relacionado con los neoyorquinos reyes del metal, pero desde luego que a menos de 26 euros.

 

A la problemática del precio se le unió la de caer entre semana, en jueves. Estos dos factores hicieron que una tendencia que llevaba observando en los conciertos de metal sevillanos últimamente se rompiese: no se veía prácticamente ningún joven entre el público. Esto sumado al no muy alto aforo dio lugar a tres conciertos con un solo intento de pogo en el que participamos a lo sumo cuatro personas. Para colmo, nada más llegar a la sala X los asistentes nos topamos con una pésima noticia: Marc Lopes, voz de ROSS THE BOSS, no podría cantar debido a problemas de salud. La solución que se le dio a este entuerto fue ofrecerle a gente del público entrar gratis si colaboraban sustituyendo a Marc en las canciones de MANOWAR que se vieran capaces de cantar. En las que nadie se ofreciese voluntario para el karaoke se haría una versión instrumental, y los temas originales de ROSS THE BOSS se dejarían aparcados. Siendo conscientes de la chapuza que supondría, la devolución de entradas se permitió. Sin embargo, se sabe que tan solo dos personas aprovecharon esta opción. Bajo mi punto de vista, dejar que quien quisiera devolviese su ticket licita la jugada, aunque no dejaba de ser un fastidio. Calificar a Mr. Ross de piratilla o de adalid del metal por no cancelar el show recae en la opinión de cada uno.

 

 

Unos tres cuartos de hora después de la apertura de puertas comenzaba COBRA SPELL. La sala bastante vacía, pero los presentes muy dispuestos para lo que venía. Y más dispuesto estaba aún el quinteto afincado en Tilburgo, que abrió contundentemente con Addicted to the Night.

 

Los dos EPs de COBRA SPELL no tienen unos vocales débiles, por tanto, muchos estábamos ansiosos de saber si Kristina Vega podría ocupar bien el hueco que dejaba Alexx Panza. Ya en la segunda canción, Love Venom, lo dejaba claro aullando unos agudos ultrasónicos. La verdad es que es una frontwoman estupenda con una euforia contagiosa, al igual que la bajista y el baterista. En el otro polo estarían las dos guitarristas, más afines a la pose de tipa dura. 

 

 

La puesta en escena es de 10, predominando las cadenas y el cuero. Usan además una máquina de humo con iluminación de colores que queda fenomenal con propuesta ochentera. Su música es heavy metal con toques glam. Un mix entre la NWOBHM y bandas como MÖTLEY CRÜE, GUNS ‘N’ ROSES y WASP, grupo por el que demuestran su devoción versionando Animal (Fuck like a Beast). Ese fue uno de los momentos más señalados de la actuación, aunque para mí su mejor baza es Poison Bite, que defendieron perfectamente en directo. Esa canción tiene toda la velocidad, fuerza y epicidad que caracterizan al heavy metal puro y duro.

 

La sala se fue llenando más a medida que fue avanzando el concierto. Para la última, Accelerate, ya encontrábamos prácticamente tanto aforo como el que habría luego en ROSS THE BOSS. Accelerate me trae recuerdos de canciones como Future World de HELLOWEEN. Solos con tapping muy impactantes y una melodía muy alegre. Quitando el rato en el que el bajo tuvo problemas técnicos, el concierto fue fabuloso, aunque tal vez un poco breve.

 

 

Después de un pequeño descanso empieza DARK EMBRACE. A mi juicio, a un volumen un poco menor que los anteriores. Su sonido es muy particular. Noto speed, melodeath, doom y hasta power metal entre sus canciones; todo unido por una engullidora aura siniestra. Es una combinación que no recuerdo haber escuchado nunca. El cantante, que parece miembro de AMON AMARTH, pone tres voces distintas: un gutural asfixiado, una operística tipo CANDLEMASS y un grito agudo. Las dos primeras me gustan bastante. Es innegable su buena técnica.

 

 

Me cuesta un pelín pillarles el punto al principio, pero para la tercera canción, Let The Blind To See, que suena a himno litúrgico, ya estoy empapado de su atmósfera. La cuarta es Dark Embrace, que además de riffs excelentes tiene un solo de guitarra al comienzo donde el solista demuestra su gran virtuosismo. 

 

 

La siguiente canción, Never Seen the Sun, es un claro ejemplo del elemento power metal de los gallegos. Tiene un teclado de fondo que perfectamente podría estar en una canción de STRATOVARIUS o SONATA ARCTICA. Luego viene Bitter End, que me llama la atención por lo doom y gótica que suena. Es majestuosamente demoledora. En general me gustaron, aunque no creo que sea un grupo para todo el mundo.

 

 

Si escuchar a DARK EMBRACE ya puso a prueba a los impacientes, aguantar todo el concierto de la gloria pasa neoyorquina dentro de la X fue reto hasta para el más fan. Cuando pensaba que ya llegaba tarde al bolo, entré y estaba sonando Hail and Kill por los altavoces con el grupo encima del escenario. ROSS THE BOSS había estado alargando el comienzo para reducir el repertorio. 

 

 

Luego pusieron un vídeo del cantante disculpándose por no poder cantar, y aunque a la primera no suena y es una mala noticia, la gente está animada. A continuación el micrófono no le funciona a Ross, y tarda un buen rato en hacerlo. Más adelante sabría que el -para aquel día- trío llegó hora y media tarde a su prueba de sonido. Cuando el micro revive Ross presenta a un voluntario del público para cantar la primera canción.

 

A la hora de la verdad suenan todos bastante bien y el público está más emocionado que con los otros dos grupos. El cantante, rubio de pelos largos, cumple totalmente con Blood of the Kings. No suena tampoco demasiado prodigioso pero no se equivoca nunca. Poco después de pensar que el volumen de la voz podría estar un pelín más alto, suben el volumen.

 

 

Al terminar esta se tiran un rato viendo si alguien se sube a cantar Thor, pero nadie se ofrece. La tocan instrumental pero hay gente en el público que la conoce bien y canta. En general, si tuviera que describir el concierto con alguna palabra, esta sería “improvisación”. Entre los enormes huecos de tiempo para pasar de canción a canción, que el micrófono que sonaba bajito, que el teclado no solía ni sonar, que los cantantes espontáneos solo a veces se sabían bien la letra y que yo no conocía previamente todas las canciones de MANOWAR tocadas; todo me pareció una fiesta karaoke. Algo divertido pero que no cumplía con mis expectativas.

 

El que más se animó a cantar fue este de aspecto vikinguesco que mencioné antes, pero también subió Marta Grimaldi, la frontwoman de DEVIL IN YOU; Mou Trashno, uno de los guitarristas de DARK EMBRACE y un tal Dizzy. Algunos con ayuda de buscar la letra en el móvil y unos con mejor actuación que otros, pero no creo que ninguno deba ser criticado porque eran voluntarios. Sin ellos todas las canciones hubieran sido instrumentales, que en himnos como Black Wind, Fire and Steel no pasa tanto porque se llega a escuchar al público coreando, pero no todas corren la misma suerte.

 

 

Fue destacable el alma que le puso Mou Trashno al asunto. Acabó haciendo crowdsurfing y animando mucho al público, al que le pasó el micrófono en repetidas ocasiones durante la última canción de todas, Hail and Kill. Esta es una de mis canciones de MANOWAR favoritas y sonó muy épica, al igual que Fighting the World. En cuanto al desempeño de los tres integrantes de ROSS THE BOSS presentes: todo perfecto. Incluida la voz del bajista. Y la verdad es que el público se enfadó mucho menos de lo que esperaba. Al final andaba Ross por ahí sin un respiro entre foto y foto con fans. Good ending.