Por Daniel Arcos Mas
Una mujer es perseguida con sigilo a lo largo de una calle escasamente iluminada por una sucesión de robustas farolas. El espectador no tarda en volcarse emocionalmente con la inminente víctima que, escuchando el ruido de unos pasos tras de sí, gira su cuello en busca del origen físico de ese acechante y cada vez más cercano pisar. En lo que habría de ser la revelación de la amenaza, el plano que culminase la tensión generada a través de un paulatinamente acelerado montaje, el espectador deseoso por liberar el suspiro contenido obtiene solo un plano subjetivo desde los ojos de la joven: la calle que acaba de recorrer se encuentra absolutamente vacía tras de sí.
La secuencia descrita pertenece a Cat People (Jacques Tourneur, 1942), y constituye uno de los primeros retazos de modernidad dentro de los parámetros del cine de terror coetáneo a su estreno (vid. Fillol, 2016). Frente al terror propuesto por las películas producidas entonces por la Universal, que confiaban su capacidad para asustar al espectador a la presencia del monstruo en pantalla, la operación realizada por Tourneur alarga la tensión generada sin llegar a resolverla a través de los mecanismos propios de la tradición, optando en cambio por la sugestión a través de la ausencia: no hay monstruo al que temer, sólo el vacío en forma de una calle desprovista de cualquier signo de vida, un espacio mental, casi abstracto, capaz de dar cabida a cualquier amenaza que la imaginación de los espectadores pudiese crear.
Al igual que la célebre escena ideada por Tourneur, el recientemente lanzado Hypervirulence Architecture (Profound Lore Records) de los estadounidenses HISSING opta en muchos sentidos por la vía de la abstracción, renunciando a numerosas convenciones estilísticas del subgénero en que se enmarca como otrora lo hiciera la película del franco-estadounidense.
La predilección de HISSING por una estética de la no-objetividad en este LP se despliega primeramente en sus aspectos visuales. La portada, obra de Sindre Foss Skanck, es especialmente reveladora al respecto, incorporando una composición abstracta compuesta a partir de una amalgama de técnicas que incluyen desde el dripping hasta la adhesión de vidrio y plásticos fundidos a la superficie del lienzo. Opuestamente a la explícita tradición plástica que perfilaron los primeros álbumes canónicos del subgénero —véanse los trabajos inaugurales de formaciones clásicas como Cannibal Corpse, Death o Autopsy—, HISSING prescinde de un imaginario tradicionalmente lleno de maníacos, zombies y entrañas para introducir al oyente en un plano distinto, una dimensión donde el terror no adquiere forma física, sino que deviene una amenaza apenas sugerida pero sin duda presente.
La propuesta sonora de Hypervirulence Architecture continúa con esta línea, desplegándose a través de una producción absolutamente invasiva. Con tan solo tres integrantes, HISSING es capaz de levantar un monumental muro de sonido cimentado instrumentalmente en una guitarra cuyo tono semeja un lejano lamento y una sección rítmica que brilla por su carácter orgánico. Mientras, los guturales ofrecen poca variedad, adquiriendo un aire litúrgico pero desordenado e imprevisible, surgiendo y dispersándose intempestivamente sin importar lo que estén haciendo las cuerdas y cajas.
Bajo estos parámetros, los 7 tracks que componen el álbum se desenvuelven de manera bastante similar. Los primeros dos temas que lo abren, Cells of Nonbeing y Hostile Absurdity, asientan la tónica que seguirá el proyecto: una constante alternancia entre un guitarreo más estable y clásico y otro más vanguardista y abstracto, deudor del trabajo de formaciones como Deathspell Omega o Portal. Esta pretendidamente confusa dialéctica aparece, además, atravesada por un absoluto frenetismo, únicamente roto por algunos pasajes en los que HISSING decide atemperar el track reduciendo un par de marchas. El ejemplo más evidente a este respecto lo encontramos en Operant Extinction, en cuyos minutos centrales se despliega un interesante pasaje a medio tiempo que avanza hacia una paulatina desintegración del sonido hasta tornarse irreconocible. Al mencionado track le sigue una suerte de interludio de corte industrial a base de elementos electrónicos, bajo y batería que recuerda a los temas más bizarros que la formación ofreció en su último EP, Burning Door (2019). Los tres últimos temas del álbum, Intrusion,Identical to Hunger y Meltdown retornan a la tónica descrita más arriba. Así, riffs de extraña disonancia se continúan entremezclando con otros construidos de manera más “simple” y contundente, dando lugar a una atmósfera psicótica que transporta al oyente a un peculiar estado donde los largos e inestables fraseos dan, ocasionalmente, lugar a espacios más familiares y reconocibles.
Hypervirulence Architecture es, en suma, una excelente propuesta. Los de Seattle ofrecen un exigente itinerario que brilla especialmente por el analizado trabajo de guitarra, en cuya disonancia encontramos ese carácter abstracto que lo separa del grueso de bandas contemporáneas. Pese a todo, a juicio del que ahora escribe, el tono frenético que atraviesa el álbum constituye en cierto modo su punto débil, reduciendo el espacio para aquellos pasajes más vanguardistas que la banda ha demostrado ser capaz de construir en lanzamientos previos de menor magnitud, como el split aparecido en 2017 junto a Suthek Hexen o el anteriormente referido EP Burning Door. Una mayor inclusión de elementos procedentes de otras ramas habitualmente ajenas al death metal —como el industrial o la electrónica— a fin de dibujar algunos paisajes más introspectivos habrían, tal vez, colaborado a perfilar con mayor precisión el estilo informalista y disoluto que atraviesa el proyecto, potenciando el juego tensional entre mostrar y sugerir desplegado en él. Pese a todo, HISSING se demuestra capaz a través de este sólido segundo LP de crear un sonido personal que acierta al tratar escapar de la faceta más explícita del canon en el que se incluye, haciendo patente a través de 38 intensos minutos que tan terrorífico como la presencia manifiesta es aquello que intuimos pero no vemos.
Nota: 9/10
Track seleccionado: Identical to Hunger.