El pasado jueves 29 de junio fue la fecha para un evento muy destacable dentro de la agenda musical sevillana: tocaba SOULFLY, agrupación caracterizada por tener como líder a Max Cavalera, ex frontman de SEPULTURA, la banda de metal más famosa de la historia de Brasil. Dicho background, como es comprensible, ayuda. Pero no todo lo que SOULFLY tiene se lo debe a SEPULTURA.
SOULFLY ha demostrado ser capaz de sacar álbumes muy sólidos desde su debut en 1998 con su disco homónimo hasta la actualidad, con el fantástico Totem (2022); haciéndose con un gran número de fans que en esta ocasión en España se tuvieron que restringir a decidir entre verlos en solo dos fechas: En el Resurrection Fest o en Sevilla, lo que provocó, como era previsible, el sold out para la capital andaluza.
Tengo que admitir que a pesar de lo curioso que me parecía que el nombre de los teloneros se pareciera tanto al del cabeza de cartel, no llegué a escuchar a SOULBREAK antes del concierto. Yendo a ciegas, al verlos por primera vez lo primero que llama la atención es la cantidad de miembros que son (seis). Dos guitarristas, un bajista, un cantante, un batería y uno a los sintetizadores.
Y en segundo lugar, que la sala ya se veía muy llena desde el principio. Digo esto porque comprendería que SOULBREAK no le terminase de convencer a ciertos fans de SOULFLY -entre los que me incluyo-, por su sonido más moderno y sentimental (por decirlo de algún modo).
De hecho, para identificar a estos sevillanos con el nu metal basta con observar su puesta en escena: peinados (exceptuando al batería) y atuendos más bien modernos adornados con unos guantes luminosos que hacen parecer esqueléticos los dedos del cantante y unos guantes que usaba el del sintetizador por los que de la punta de cada dedo sale un láser rojo que enfoca al público al terminar las canciones.
Volviendo a la música, la mayoría de canciones de SOULBREAK se basan en intercalar partes groovies de tono grave acompañadas de voz casi totalmente gutural y partes más melódicas con voz limpia. Tienen un rollo sucio a lo KORN y SOULFLY que me atrae, pero no me vuelve loco porque, personalmente, el nu metal “puro” no es un subgénero que me encante. Sin embargo se dieron varios momentazos durante el concierto, como la canción Wake Up, cuyas sirenas de alarma convocan un pogo. Su potencia explosiva me recuerda a COAL CHAMBER, y su faceta más emocional a LINKING PARK.
Aparte, tocaron dos covers que estaban muy bien: Walk de PANTERA, pero sobre todo, Smack My Bitch Up de THE PRODIGY, tema para el que el del sintetizador se pone una máscara luminosa roja con una cara mal pintada. Se creó un ambiente muy bueno, así que cuando el cantante nos pidió que nos pusiéramos de cuclillas para saltar al romper la canción, fue un éxito. Tras esto se formó un mosh pit más grande que nunca y al poco se acabó la actuación.
Al escuchar desde afuera de la sala la música tradicional del Amazonas sabemos que Mr. Max Cavalera está por empezar su show. Su puesta en escena recuerda a una guerrilla de la selva. Tienen el equipo cubierto de maleza de camuflaje y un cinturón de balas sobre el pie de micro.
Empiezan con mi favorita, Back to the Primitive, que da pie a mosh desde el minuto uno y a que el público coree con ganas. Sus canciones varían del groove al thrash metal, pero siempre con un toque curiosamente moderno y tradicional a la vez: nu metal y folk brasileño. Recuerda, por supuesto, a SEPULTURA; pero también a SLAYER, sobre todo en los frenéticos y chirriantes mini solos y punteos de guitarra.
Las canciones se van sucediendo sin descanso, y cuando ya creíamos que el ritmo era insuperable, llegó Superstition y nos demostró lo contrario. Veo que no soy para nada el único que piensa que su último disco, Totem, es increíble, ya que el pogo se abre y quien no se mete es porque no quiere apartar la mirada del escenario.
Otro temazo del Totem que tocaron fue Filth Upon Filth, sólida canción thrash metal que tiene como guinda sobre el pastel una guitarra que arremete contra tu pecho con un riff conciso y machante de tono belicista al tiempo que los atronadores chillidos de la guitarra principal se te meten en la cabeza y te paraliza con su atronador chillido. Filth Upon Filth no es ya un clásico porque salió el año pasado.
La siguiente fue la pegadiza Prophecy, que con su batería-ametralladora del final logra que el mosh sume nuevos adeptos hasta ocupar la mitad de la sala. Hazaña que tiene más mérito aún cuando se tiene en cuenta el infernal calor que se vive en el interior de una sala con pobre aire acondicionado -como es la Fanatic- llena hasta arriba a finales de junio en Sevilla. A quien no se le ven resbalar hacia abajo sendos goterones de sudor impregnando pelo y ropa, al menos se le nota un brillo en la frente. No obstante ya nos lo temíamos en mayor o menor medida, por lo que, ayudados de alguna que otra visita al grifo del baño, sobrellevamos la situación con valor.
Aún así aprovecho para hacer un llamado a las salas de conciertos y pedirles que, por favor, inviertan más dinero en aire acondicionado, ya que llegados a este punto un mal día alguien acabará en la ambulancia.
Volviendo a la actuación, todo el mundo se esperaba que los Cavalera y compañía tocaran alguna canción de SEPULTURA, pero no todos se esperaban otra cover más, que resultó ser la velocísima Wasting Away de NAILBOMB. Acto seguido, sin margen para reponernos del sobresalto, Refuse/Resist empezó a sonar, llegando a lo más profundo del “coraçao” de todos los presentes, y del mío especialmente, ya que es mi canción favorita de los titanes de Brasil.
Después de un par de canciones más los americano-brasileños abandonaron el escenario y la gente se puso a cantar a pleno pulmón “¡Oe oeoeoe SOULFLY SOULFLY!”, así que subieron otra vez y tocaron Jumpdafuckup, ocasión en la que se repitió el momento agache y salto del concierto anterior, pero multiplicado. A continuación unos optan por batirse en un brutal pogo y otros por seguir botando hasta la extenuidad.
Para concluir diré que a pesar de que el sonido no estaba lo más cuidado posible, este show de SOULFLY se ha posicionado en mis recuerdos como uno de los mejores bolos que he visto nunca en Sevilla (y eso que no he ido precisamente a pocos). Enhorabuena a Retorno a la Escena del Crimen y Oli Skull por organizar un evento tan exitoso.