Gotemburgo, cuna de insignes bandas como AT THE GATES, IN FLAMES o DARK TRANQUILITY; es conocida en el mundillo del metal como una de las capitales del death metal melódico. Y aunque su edad dorada ya pasó hace décadas hoy se mantiene como una de las ciudades con más conciertos de metal de todo el norte de Europa, una de las regiones donde este estilo musical goza de mayor popularidad. Siendo así, os podéis imaginar las ganas que un servidor tenía de vivir la experiencia de asistir a un show de metal extremo en la ciudad.
Por casualidades de la vida coincidió que los encargados de hacer realidad dicho anhelo fueron tres bandas suecas: THE CROWN, NIGHT CROWNED y SARCATOR. Tres bandas de entre las que antes de mirar el cartel solo conocía a la más famosa: THE CROWN. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que me volví fan también de las otras dos. La noche del 9 de septiembre prometía.
Llegado el día, lo primero que llama la atención al entrar en la sala es que el escenario tiene telón. Aunque en ese momento no se viera a mucha gente por ahí, en cuanto se abrió el telón y la primera banda, ni corta ni perezosa, comenzó a descargar su artillería, la sala se fue llenando.
SARCATOR son cuatro veinteañeros melenudos que tocan fundamentalmente una mezcla de thrash y black metal. Thrash al estilo más destructivo posible, como el SODOM del principio; y black primitivo y sucio, como los inicios de MAYHEM. El sonido es siempre crudo y rabioso, como VENOM dictaría; pero los ritmos no siempre son rápidos. También dejan mucho espacio para secciones más lentas e imponentes, cosa más notable en su segundo disco, Alkahest. Aparte de todo lo mencionado, es notable también una faceta más rockera, al estilo de MOTÖRHEAD, lo que termina por definir a SARCATOR como una banda comparable a agrupaciones de blackened thrash metal tales como BASTARDIZER.
A pesar del carácter de la música, dada la escasez de asistentes jóvenes, desgraciadamente el concierto discurrió sin pogo alguno. No obstante, el regusto que dejó fue bueno, ya que el público gritaba cosas en sueco entre canción y canción y coreó las partes más rítmicas con un “¡hey!” y elevando el puño al aire. Una pena que la actuación fuera tan corta.
Después de un descanso de no más de 20 min empiezan los locales NIGHT CROWNED, que llevan estética blacker moderada, con ropa oscura mayor o menormente casual y algo de pintura negra en la cara. El cantante y el baterista tienen unas pintas tipo odinistas, que congenian especialmente con las canciones de su segundo disco Hädanfärd, que está en sueco.
En cuanto a la música, es un black metal que recuerda al de THY ANTICHRIST, basado sobre todo en ritmos muy rápidos y gritos agudos sustentados en el excelente trabajo de la batería y la voz principal. El cantante demuestra su versatilidad al clavar también los guturales más convencionales, mientras que el baterista hace blast beats a velocidad ultrasónica con multitud de arreglos.
De hecho, lo único que prácticamente siempre va super rápido es la percusión, ya que NIGHT CROWNED tiene también muchos temas más bien melódicos donde en muchas ocasiones las guitarras y el bajo dejan a un lado la agresividad para dejar paso a la melancolía. Es como el soundtrack perfecto para una batalla contra las hordas del infierno. Epicidad diabólica.
Hay solos virtuosos y partes muy tranquilas donde se puede oír una música de fondo o un canto en limpio perpetrado por uno de los guitarristas, como en la famosa Ira. Al contrario que SARCATOR, estos sí tratan de sonar “limpios”; por decirlo de algún modo. Y lo habrían conseguido al completo de no ser porque a veces se escuchaba algún que otro acople.
Pasó un buen rato hasta que llegó el plato fuerte de la noche, THE CROWN, que empieza con el bombardeo desde el minuto cero, rápidamente creando una atmósfera atronadora y belicista muy agresiva que se refleja también en su atuendo. Estéticamente los cinco tienen un aspecto muy death metal. Van todos con camisetas sin mangas, ya sean de grupos o tan solo negras.
Su música es principalmente thrash/death, pero en sus primeros discos también se puede oler bastante black metal. En canciones como Blitzkrieg Witchcraft hacen gala de su lado más thrasher, con solos chillones y simples a lo SLAYER y un estribillo bastante coreable que queda muy bien con la atmósfera gamberra. Los guturales no suelen ser ni muy graves ni muy agudos, ni tampoco muy profundos; tanto por parte del cantante principal como por parte del guitarrista ecualizado a mejor volumen, ya que el otro sonaba demasiado bajito -a pesar de que parecen ser los dos lead-.
Lo anterior mencionado es el único fallo que vi en la actuación, ya que ciertamente es una banda muy consolidada y original. No se me ocurre ninguna otra con la que relacionarlos directamente. La sensación que dan es la de un ejército de bárbaros devastando una aldea. Pero no todo es brutalidad, también en algunas canciones se ponen más majestuosos. Es usual que una de las guitarras destaque por encima de dicho bombardeo haciendo un punteo más melódico, recordando tal vez al estilo del último disco de DESTRÖYER 666. Un perfecto ejemplo de la fusión de estas dos facetas es I Won’t Follow, canción con la que se formó el primer mosh pit de la noche. De ahí en adelante el entusiasmo no dejó de crecer. La sala estaba llena pero sin apretujamiento. Y la gente, a pesar de ser más reacia al pogo que en España, es más proclive a gritar cosas a pleno pulmón entre canción y canción. Desgraciadamente, como aún no sé sueco no tengo idea de qué decían, pero no hace falta ser un Premio Nóbel para saber que ese sábado todo el mundo se lo pasó genial.