No muchas bandas se pueden permitir tocar un martes por más de 40€ y pretender llenar un recinto grande, pero SONATA ARCTICA y STRATOVARIUS demostraron ser unas de ellas. Desconozco si se vendieron todas las entradas o no, pero la sala gotemburguense Trädgår´n se encontraaba rebosante de entusiasmados fans el pasado 17 de octubre.
Lo único que temía de la actuación de SONATA ARCTICA es que se enfocaran en sus canciones más nuevas, ya que es el típico grupo cuyos dos primeros discos son obras maestras mientras que el resto solo tienen algún que otro temazo contado. Os podréis imaginar mi mueca de disgusto cuando subieron al escenario y empezaron con Closer to an Animal, una de las nuevas…
Afortunadamente decidieron intercalar recientes y clásicas, ya que la siguiente fue Black Sheep, donde se ve la insana técnica del teclista, el bajista y el guitarrista; destacando sobre todo este último, ya que se marcó un solo nada de sencillo a una velocidad inhumana. Luego vino First in Line, un single de este año que recurre a la vieja confiable de la banda: turnos entre la guitarra y el teclado para desempeñar solos híper complicados.
En cuarto lugar tocan Broken, una canción tranquila a la que los coros del teclista aportan un toque medio nu metal. Se ve que no soy el único al que le encanta, ya que se veían bastantes móviles grabando. A partir de ese momento, y sobre todo en I Have a Right, es cuando el cantante comienza a destacar. Después de toda la experiencia que tengo puedo confirmar que muchos vocalistas necesitan calentar para llegar a su máximo esplendor, y Tony Kakko no es la excepción.
Seguidamente la banda muestra lo emotivas y tiernas que pueden ser sus composiciones con Paid in Full y Replica, donde la gente se pone a cantar. De Replica en adelante el setlist se vuelve más clásico. La mítica 8th Commandment, posiblemente la canción más cañera que han compuesto nunca, llega como una tempestad de punteos que agita con éxito el ambiente.
Después vuelve la calma con Tallulah, balada que Kakko presenta como la responsable de la procreación de muchos niños. Puestos a tocar canciones tiernas del álbum Silence yo hubiera optado mejor por Last Drop Falls, temazo que, junto con San Sebastian, eché muy de menos en el concierto. Pero bueno, en cuanto empezaron a sonar las primeras notas de Full Moon me olvidé de dicha decepción y me uní al resto de los asistentes para mostrarle al frontman que sabíamos cantar la canción perfectamente sin su ayuda. No es casualidad que esta sea la pieza más legendaria de la banda, ya que la define a la perfección: epicidad emotiva llena de virtuosismo instrumental.
A su término se van del escenario, pero la gente se pone a aplaudir al unísono para llamarlos de vuelta. Los finlandeses hacen caso, y Tony Kakko rinde tributo a Freddy Mercury haciendo que el público imite sus cantos, y la gente, por supuesto, obedece. Ello da pie a The Cage, que termina con agradecimientos a los fans por la compra de entradas y merchandising.
La última canción es Don’t Say a Word, que es un final igualmente apoteósico. Llaman mucho la atención sus siniestros coros y la parte en la que el vocalista entona unas carcajadas con un efecto de eco que les da un toque muy imponente. Después de esto rematan dividiendo al público en tres para que griten “¡vodka!” al son de su alcohólica versión de la folklórica Hava Nagila.
Tras una pausa considerable el público recibe a STRATOVARIUS ya gritando y lanzando el puño al aire. Deciden empezar como SONATA ARCTICA, con una canción de las nuevas: Survive. Sin embargo, a Timo Kotipelto, el cantante, parece que no le hace falta calentar. Es reseñable que STRATOVARIUS actualmente no mantiene ningún miembro fundador en la formación. Pero también es cierto que la edad dorada de la banda no se encuentra en sus inicios, sino a partir del quinto álbum, durante la segunda mitad de los 90s, cuando ya se habían unido Kotipelto y Jens Johansson, el teclista. De hecho no tocaron en el concierto ningún tema de los cuatro primeros discos.
La segunda que tocan es Eagleheart, un temazo muy alegre con un estribillo super pegadizo. A continuación retroceden más en el tiempo, hasta el disco Episode, y suena la rapidísima intro de At the Speed of Light, que, con respecto a Eagleheart, muestra la otra cara de la moneda de la música de esta banda finlandesa: una mezcla de bonitos y memorables estribillos con composiciones muy progresivas y técnicas.
Luego tocan la mítica Paradise, que suena perfecta. El público aplaude al ritmo de la canción, el cantante llega a todos los agudos sin problemas y la instrumental está perfectamente ecualizada. Aunque tal vez la voz tenga demasiado volumen.
Se ve que en esta gira Nordic Power Metal Titans STRATOVARIUS tenía planeado presentar su disco de 2022 Survive, ya que en total tocaron cuatro canciones del mismo. En mi opinión no está a la altura de los de hace unos 25 años, pero no está nada mal. Con el acostumbrado virtuosismo por parte de todos los miembros que intercala secciones lentas y gloriosas con partes raudas y trepidantes, sigue sonando a la marca de la casa.
Más tarde, el público reacciona enérgicamente con Stratosphere, que es una tormenta instrumental de solos a la velocidad de la luz, que despliegan a la perfección. Y antes de que termine la fusionan con Holy Light y Father Time, formando un medley que llena la sala de motivación hasta el tope.
Dicho furor llega a su cúspide con su canción más insigne en mi opinión: Black Diamond. En esta pieza el teclado es el protagonista desde el principio. Muestra de ello es que durante la intro Johansson es el único miembro que permanece en el escenario, iluminado por un gran foco para que nadie se pierda la magia que hace con los dedos. Sin embargo, también hay espacio para que la guitarra y la batería brillen. Y vibrando todavía el pecho de los asistentes gracias al solo de esta última, el grupo abandona el escenario.
Evidentemente el público pide más, y a su vuelta la banda toca Unbreakable, un tema conocido por la mayoría con unos coros y una melodía con potencial para elevar tu alma al jardín del Edén. Finalmente, ponen la guinda sobre el pastel con Hunting High and Low, con la que el frontman consigue que todo el mundo cante el irresistiblemente pegadizo estribillo. Esta es una composición que podría definir muy bien el género del power metal. Al escucharla uno siente que es capaz de cualquier cosa.
Para concluir diré que a pesar de que las dos actuaciones estuvieron muy bien, a los miembros de SONATA ARCTICA se les veía más emocionados que a los de STRATOVARIUS. No sé si tendrá que ver el hecho de que en STRATOVARIUS aparte de no quedar miembros originales, el bajista era sustituto, ya que el oficial está de baja por paternidad. Pero, en fin, ya toca poner el broche final a esta crónica felicitando a Dragon Productions y Twisted Talent Entertainment por haber propiciado una noche tan mágica.