Por Juan Ángel Martos

 

Desde Northern Silence Productions nos llega The Fallen Leaves, el nuevo trabajo del multinstrumentista Tom O’Dell afincado en Southampton, Reino Unido. Bajo su proyecto personal, DWARROWDELF, ve la luz un trabajo en el que se dan la mano la épica, la fantasía y el black/death metal.

 

Grabado, producido, mezclado y masterizado por el propio Tom en Hair Force House Studios, cuenta con un arte realizado por Caelan Stokkermans, donde un caballero arremete su lanza contra un dragón a punto de escupir fuego, que le da cariz a la historia y al interior del trabajo.

 

 

Un álbum que tras una inmersiva instrumental Within the Ashes, the Ember Still Burns, con un crescendo donde los teclados toman el mando, da paso A Journey to Dawn, con ese toque juglaresco y épico que desarrolla su ideal fantástico y su epic metal, dejando pinceladas blackers pero con un carácter muy metalero en sus riffs de guitarras. Le otorga a sus cortes esa dualidad con momentos instrumentales muy atmosféricos que contrastan con un metal melódico que hará vibrar a los oyentes, como en To Dust, We all Return, donde las estrofas musicalmente aceleran entre el black y el epic metal, para crear un entorno mágico con unas líneas vocales limpias que alterna con rasgadas.

 

This Shattered World, explota desde el inicio en uno de los cortes más poderosos del álbum donde el death épico y melódico comanda la avanzadilla en busca de la bestia y recrea musicalmente el universo de DWARROWDELF a la perfección, todo un temazo, que envilece por momentos el trabajo junto a Escape From the Dreamspire y nos lleva en volandas hacia la parte final del trabajo con Deliverance, cargada de visiones tolkienianas y aceleraciones blackers.

 

 

Y como no podría ser de otra manera, el tema homónimo al LP, The Fallen Leaves cierra esta historia por todo lo alto en el que añade dos colaboraciones, Jack Reynolds en voces y Ethan Bishop en la guitarra acústica, en la que sin duda alguna es el corte del álbum, recogiendo todos los elementos definidos hasta ahora del imaginario particular de Tom O’Dell. Un gran álbum que tiene que ser conocido.