Por Rafa González (texto y fotografía)

 

 

El pasado sábado 1 de junio tuvo lugar en Gotemburgo el festival FOR THE REVIVAL OF BEAUTIFUL ARTS de la mano de Revival Booking. El hecho de que contara con dos escenarios me daba mucha curiosidad. Había estado previamente en Pustervik, pero nunca había subido al escenario de arriba. La manera en la que organizaron la venta de entradas a este respecto fue bastante liosa. Uno podía comprar tickets para la parte de arriba y/o la de abajo. La de arriba era más barata que la de abajo, y los horarios de las actuaciones no se pisaban, por lo que, a no ser que quisieras tener descansos de una hora entera entre banda y banda, convenía tener entrada para las dos plantas. Sin embargo, el precio de las dos entradas juntas era muy alto. Seguramente debido a eso, por la falta de venta de entradas, Revival Booking mandó un correo electrónico ofreciendo un 50% de descuento y aclarando que uno podría moverse libremente entre los dos pisos aunque solo hubiera comprado uno de los dos tickets.

 

En cuanto a conciertos, KUNGENS MÄN fue el primer grupo en tocar. Lo que más me llamó la atención fue que es una banda de seis personas y que detrás suya se proyectaba un video de un hombre enchaquetado medio calvo dando un discurso mientras emanaban de su frente ondas circulares que se expandían hasta cubrir toda la pantalla. Ciertamente, el video no desentonaba, ya que su música baila entre el krautrock y un rock psicodélico tradicional que podría recordar a grupos como THE ULTIMATE SPINACH o THE 13TH FLOOR ELEVATORS. Una de sus guitarras tiene nada más ni nada menos que 12 cuerdas, y usan pedales para asemejar el sonido de la guitarra al del sitar. También a veces usan saxofón, cosa que les da un toque muy distintivo. Todo eran canciones largas instrumentales muy lisérgicas. Desgraciadamente, no tenemos fotos decentes de esta actuación.

 

 

KAL-EL empezó poniendo unos cantos gregorianos de fondo, mientras en la pantalla aparecía la imagen de una galaxia que se iba acercando poco a poco. KAL-EL es una banda de stoner rock clásico noventero. Su sonido es por lo general bastante pesado y comprimido, pero es avivado por los punteos de guitarra con wah wah y por la voz tipo grunge del cantante, que por cierto, da unos muy buenos agudos. Es curioso cómo casi todas las bandas que suenan así usan amplificadores Orange. En este caso, tanto el bajo como las dos guitarras lo usaban. Su música es la que te pondrías de fondo para conducir por una autopista en mitad del desierto americano. Para la última canción, un cover ralentizado de Green Machine de KYUSS, el cantante bajó del escenario e hizo que la gente se acercara a él. Todo el mundo quedó con un muy buen sabor de boca, y para ese momento ya se veía la sala medio llena.

 

 

Subimos a la planta de arriba para encontramos con BEAR MOUNTAIN PARK. Toca un indie rock relajado. Yo no lo consideraría psicodélico, ya que es demasiado pop, pero sí que crea ciertas atmósferas de ensueño. Todos cantan extremadamente bien, pero, para ser honestos, el cantante principal parece que usa un poco de autotune. Su actuación no fue de mi agrado, ya que sus composiciones son demasiado suaves para mi gusto -y, en mi opinión, demasiado suaves para el festival-. Es una música emotiva y cariñosa con un sonido muy moderno.

 

Bajamos otra vez las escaleras para toparnos con JIRM, banda que toca un stoner bastante especial, ya que a ratos es mezclado con rock clásico, e incluso con heavy metal. No deja de ser una música muy psicodélica con guitarras reverberadas al máximo, pero también tiene un toque épico bastante heavy. El cantante tiene una voz muy juvenil. Representaron un gran cambio con respecto al anterior show. Estos sí dieron caña, pero parece que no todo el mundo buscaba eso. Noté que alguna gente que estaba antes abajo no fue arriba y que alguna que estaba arriba no bajó. JIRM en vez de proyectar un video, pusieron una mega bandera con su logo de fondo. Esta banda sonó más que a conducir por el desierto, a mirar por la ventanilla de tu nave espacial mientras te vas alejando poco a poco de la superficie terrestre.

 

 

La siguiente banda, EF, tocó en la planta de arriba, donde se veía todo mucho más lleno que antes.  Son seis en la banda. Uno tocó el violonchelo eléctrico, y otro se turnó entre tocar el xilófono eléctrico y la guitarra eléctrica. El cantante tiene una voz totalmente angelical, lo que contrastaba con su intempestiva iluminación; basada en flashes intermitentes no aptos para epilépticos. EF es post rock con un toque psicodélico. Sus composiciones no son nada simples, son una macedonia de sonidos. Es la típica banda complicada de ecualizar, pero afortunadamente la ecualizaron bien. Sonaron muy elegantes. Más que a una canción con partes que se repiten, se asemeja a una sinfonía, a una composición en linea recta. Por ello, muchas veces parecía que la canción iba a terminar, y al final no lo hacía. A pesar de ser muy distinto a la música que normalmente escucho, me entraron ganas de quedarme en el concierto hasta el final.

 

 

TRUCKFIGHTERS son de seguro uno de los grupos suecos más famosos de stoner rock. Tienen un toque desenfadado, muy energético, perfecto para la fiesta. Además tienen muchas partes groovies para hacer headbang. El guitarrista, en pantalones de chándal dorados, sin camiseta y dando patadas al aire mientras corría de un lado a otro del escenario animó mucho el cotarro. Hubo mujeres gritando desde el inicio hasta el final del concierto y mucha gente saltando. Durante todo el concierto el fuzz estuvo al 11. Y al final, para la apoteósica Desert Cruiser, el guitarrista tocó un solo con la guitarra detrás de su cabeza. Este fue el concierto con más público de todos. Mención especial al hecho de que el merchandising estaba a precios razonables, cosa que muchas veces no se ve en Suecia.

 

 

Por último, era el turno de MINAMI DEUTSCH. Vi por primera vez a este grupo en Sevilla en la Sala Holländer en 2019. Fue un buen concierto, pero la voz se escuchaba demasiado poco. Por fortuna, esta segunda vez la voz si se escuchaba bien. De hecho, la ecualización era absolutamente intachable. En cuanto a su estilo, a quienes más se parecen de todo el cartel es al primer grupo, KUNGENS MÄN. Hacen krautrock, que es un tipo de rock que se basa en la constante repetición de un ritmo, al que se le van añadiendo aderezos. Es una música como para entrar en trance. Te va sumergiendo en una madriguera de conejo, que cuanto más profundo te metes, más difícil es salir. Normalmente todos los instrumentos hacen algo distinto, por lo que es muy difícil de ejecutar, pero estos japoneses son todos unos pedazo de músicos.  Este grupo destaca por cuidar al máximo todo mínimo detalle. Cada golpe de cuerda está totalmente planeado para sonar de una manera determinada. Desde luego, una agrupación muy original que merece totalmente la pena ver. Aparte, me alegré de que tocaran Futsu Ni Ikirenae, mi canción favorita de ellos.