Fotografías por Miguel Alegre
 
 

En lo que ya se ha convertido en una tradición para METAL KORNER cada vez que la banda saca nuevo disco, el pasado sábado 29 de octubre acudimos a la sala Óxido de Guadalajara a disfrutar del segundo concierto de la nueva gira de los madrileños SÔBER, tras el ofrecido la noche anterior en Murcia.

Con la comodidad que implica ir a tan solo cincuenta kilómetros de la capital, siempre resulta muy atractivo ver uno de los primeros conciertos de una gira y poder compararlo, unos meses después, con los que la banda ofrece en la capital al final de la misma, porque si bien estamos hablando de profesionales de máximo nivel, hay detalles que ajustar y es muy interesante ver la evolución que, incluso en bandas tan grandes como la que nos ocupa, se produce a lo largo de un tour.

La cita estaba programada a las 22:00, y en el cartel se incluía como grupo invitado a Contrabanda, una formación que en anteriores giras ya ha acompañado a Sôber en algunos de sus conciertos. Al buen horario y el buen cartel hay que añadir que la Sala Óxido es un recinto al que siempre nos gusta acudir, ya que reúne las condiciones necesarias para disfrutar de buena música en directo, y además el personal que trabaja allí se lo curra y mucho para que todo funcione a las mil maravillas. Desde aquí nuestro agradecimiento para todos ellos, al igual que para la gente de Asalto Sonoro que siempre nos pone el trabajo muy fácil.

Poco después de la hora prevista arrancaba el show de los chicos de Contrabanda, cuyo último y recientemente editado disco, Retrophonic, nos gustó muchísimo desde la primera escucha. Por ese motivo había ganas de volverlos a escuchar en directo, y los tres cuartos de hora largos que el grupo estuvo sobre el escenario no decepcionaron y supusieron un buen aperitivo para lo que vendría después. El público se fue calentando y disfrutando con la banda a medida que avanzaba el concierto, algo muy de agradecer cuando toca abrir para un grupo con tantísimos y tan fieles seguidores como Sôber, y los últimos temas se vivieron con mucha intensidad tanto arriba como abajo del escenario.


Unos veinte minutos después, el tiempo justo para que la gente saliera a fumar un cigarrito y pasara por la barra a reponer líquidos (con precios más que razonables, otro punto más para la Sala Óxido), sonaba en el recinto el mítico Back in Black de AC/DC, otro clásico en los conciertos de Sôber que anuncia el inminente arranque del concierto. Intro para que los músicos vayan apareciendo sobre el escenario acompañados de las ovaciones del público, y arranca el espectáculo con el primer single y el tema que da título al nuevo trabajo de la banda, Vulcano

El escenario, como ya nos anticiparon los músicos en la reciente entrevista que tuvimos con ellos (ver aquí), es bastante austero y minimalista, con un telón al fondo con el nombre del grupo, y bajo cada una de las cuatro letras de los laterales uno de los símbolos que en este nuevo trabajo han adoptado los miembros de la banda para que les representen. A izquierda y derecha otros dos pequeños telones reproducen el diseño de la portada del disco, con su pirámide enigmática y esquemática, y en el centro, la batería Pearl de Manu Reyes Jr., con el bombo iluminado por una circunferencia de leds alrededor de un parche cuyo diseño se corresponde con el símbolo del batería. 

La explosión de adrenalina es enorme tanto sobre el escenario como entre el público, ya que para los músicos es la segunda vez que tocan el tema en directo, y para la mayoría de los asistentes, si no todos, es la primera vez que lo escuchamos. Por aquello de “quién dijo miedo”, la segunda pieza del repertorio también es una canción del nuevo disco, Irreal. Llegados a este punto he de decir para quien tuviera dudas sobre el último trabajo de la banda, que en directo las canciones suenan como un cañón, puro Sôber.

Hay que reconocer muchas cosas a este grupo, su calidad, su buen rollo, su conocimiento del mundo del rock, pero sobre todo su manejo del escenario y su buen hacer en los conciertos. Y es que después de impresionarnos con la calidad y la contundencia de dos temas nuevos, se lanzan a interpretar algo más que un clásico de la banda, un tema que pone a cualquier fan a botar como un auténtico Loco
A partir de aquí, y ellos lo saben bien, tienen a todo el público en la palma de la mano y el resto del concierto es una cuesta abajo. 

Continúan con otro tema mítico como es Paradysso, y a continuación suena la canción con la que Sôber anunciaba su vuelta hace ya unos años, Sombras, para seguir con uno de los mejores cortes incluidos en Superbia desde mi punto de vista, La Araña.

Llega a continuación el turno de otro de los temas nuevos, Papel Mojado, interpretado por Carlos Escobedo (cada año que pasa tiene mejor voz) con muchísimo sentimiento por el profundo significado que tiene para él.

Jorge Escobedo y Antonio Bernardini  por su parte siguen creciendo con cada nuevo disco, pese a la extraordinaria clase y calidad que atesoran desde hace años, y ocupan cada uno su lateral del escenario teniendo continuos gestos de complicidad con el público y especialmente con quienes se encuentran más cerca de ellos. Y marcando los tiempos y los tempos está el supergigante Manu Reyes Jr. para el que quiero hacer una mención especial, porque lo de este muchacho es realmente extraordinario: su manejo de la batería es algo excepcional, no para de crear y de enriquecer cada tema, no deja de dar vueltas de tuerca y “complicar” cada groove y cada break, su musicalidad es impresionante y todas y cada una de las notas (que son infinitas) está, permítaseme, en su jodido sitio. Ningún aficionado, profesional o amante de la batería debería dejar de asistir alguna vez en su vida (o muchas mejor) a un concierto de Sôber aunque no sea su estilo de música, solamente por disfrutar de una masterclass de este musicazo. Una vez más desde aquí todo mi respeto y admiración, maestro.


Los temas siguen sonando maravillosamente bien y es el turno de una remozada versión de Oxígeno a la que sigue uno de los momentos más relajados del show con Náufrago, balada incluida en Superbia e interpretada en eléctrico desde el comienzo (en giras anteriores arrancaba con Carlos en el escenario cantando y solamente acompañado por una acústica). 

Después de este momento de respiro vuelve a subir la intensidad con dos temas incluidos en Letargo que a todos los fans nos encantan como son Blancanieve y uno de mis favoritos de toda la discografía de la banda, Encadenado. A estas alturas todo es comunión y buen feeling entre el público y los músicos, y poco más se puede pedir a un concierto, quizá tan solo un pelín menos de calor (después de uno de los primeros temas el propio Jorge pidió por un micro que se pusiera en marcha el aire acondicionado visiblemente cabreado, con el posterior comentario simpático de su hermano). Esto es algo que siempre que acudimos a conciertos de Sôber ocurre y es muy de agradecer, el buen rollo que se genera desde el escenario y que se contagia por cada rincón del recinto.

Sigue la sucesión de temazos y es el turno de El Hombre de Hielo, con el que la banda se despide por primera vez del personal retirándose del escenario. 
Pero apenas unos minutos después los músicos vuelven acompañados por una enorme ovación, y continúa el show con un nuevo estreno, en este caso el de Arena, canción que fue la primera que pudimos escuchar como anticipo de Vulcano, y cuya letra fue coreada por la mayor parte del público, pese a que el disco lleva menos de dos semanas en la calle. Pero es que la marea negra nunca falla y siempre demuestra su fidelidad con la banda. 
La Nube y Arrepentido llevan el concierto al máximo, al éxtasis podríamos decir, y la banda vuelve a hacer una pequeña parada para ahora sí definitivamente atacar la recta final del show. 

Este último tramo se inicia con Carlos Escobedo solo en el escenario cantando Estrella Polar, otro de los temas de Vulcano, con un fondo de piano y los móviles (la tecnología acabó con los mecheros al viento) encendidos acompañando al músico. Poco a poco van incorporándose el resto de miembros de la banda, primero Manu y después Antonio y Jorge, subiendo la intensidad de la canción y con las guitarras gimiendo unos solos más que emocionantes mientras el piano sigue sonando de fondo volviendo a subir la emotividad a máximos. 

Tras este momento más relajado vuelve a subir el tempo con otro himno de la banda, Diez Años, al que sigue Tic,Tac para llegar al último tema del concierto, Héroes, también incluido en el último disco y en el que la banda es acompañada sobre el escenario por un montón de fans en un perfecto fin de fiesta con toda la sala cantando, gritando y disfrutando absolutamente entregada. 


Acabado el concierto con todos más que satisfechos y la Sala Óxido llena de sonrisas, es el turno de que suene en el recinto el Can’t Stop Believin’ (en esta ocasión en una versión clásica), mientras la banda se hace fotos con el público de fondo y los abrazos y agradecimientos se suceden: los fans hemos disfrutado de un excelente espectáculo, y los músicos pueden estar muy satisfechos de cómo ha salido todo, y más teniendo en cuenta que es el segundo bolo de la gira. 

Una vez más Sôber demuestra que acudir a uno de sus conciertos es garantía de buen espectáculo, entrega, buen rollo, profesionalidad y calidad en grandes dosis. Así que, desde METAL KORNER, gracias por una noche más de rock con mayúsculas. Y que sea por muchos años.