Texto y fotografías por Rubén Montejo
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Épica velada de metal progresivo en la capital española. Desde Jaén, me recorrí 330 kilómetros hasta llegar a La Riviera, donde presenciaría una noche irrepetible. La promotora Madness Live! organizaba uno de los eventos del año. DEVIN TOWNSEND encabezaba una gira que pasaba por Madrid y Barcelona, acompañados de los noruegos LEPROUS y los estadounidenses BETWEEN THE BURIED AND ME (BTBAM a partir de ahora). Ya había visto a DEVIN en directo, pero nunca encabezando su propia gira, así que las ganas eran enormes.

Llegué a la sala a las 19:10 de la tarde, pocos minutos después de haber abierto sus puertas. Ya se aglomeraban en la puerta muchas personas, haciendo una cola relativamente larga para acceder al recinto. Directamente fui hacia la taquilla, que está situada en la parte trasera del recinto, para recoger mi pase de fotógrafo y así poder acceder por este punto ahorrándome toda la cola. Me quedaban unos 15 minutos aún para que comenzara la primera banda, LEPROUS, que dediqué en echar un vistazo a la zona del foso de fotógrafos donde trabajaría así como para beber una resfrescante cuba de cerveza a 10€.

Se apagaban las luces. Los fotógrafos accedíamos al foso. Comenzaba el show.

LEPROUS aparecían en el escenario de La Riviera. La banda noruega, formada en 2001 es, sin lugar a dudas, una de las bandas más elegantes y sobrias que he visto nunca en un escenario. Vestidos todos de un pulcro negro liso, sin florituras, sin accesorios, sólo sus instrumentos, hicieron un show para el recuerdo. Desarrollaron un setlist basado en sus dos últimos trabajos discográficos: “The Congregation” y “Coal“, con temas que ya son himnos prog como “Foe” o “Slave”. LEPROUS son, a día de hoy, una de las bandas de metal progresivo a nivel mundial con más proyección a medio-largo plazo y con mejor calidad compositiva y de sonido. Ya no son una joven promesa. Es una banda a tener en cuenta, con un sonido propio y que emana calidad por los cuatro costados.

 

Si ya sus producciones en estudio son magníficas, hay que añadir que el componente del directo agranda aún más a esta joven banda, con una energía y efectividad en sus show digna de admirar. Einar, su vocalista y teclista, es un excelente frontman, que derrocha una apabullante técnica vocal cubriendo un amplísimo rango de tonos, desde los guturales más rasgados hasta un falsetto melódico que pone los pelos de punta.

 

El sonido fue perfecto de principio a fin y LEPROUS disfrutaron del mejor sonido de toda la noche. Los 45 minutos de su actuación me supieron a poco, muy poco. Sueño con el día que pueda ver a estos músicos encabezar su propia gira y poder disfrutar de un setlist completo de 90 minutos, con muchos más temas sobre todo de su álbum “Billateral” de 2011, que bajo mi punto de vista, es su mejor obra hasta la fecha. Un concierto prácticamente perfecto. Muy grandes.

 

A eso de las 20:30 hacían aparición en escena los estadounidenses BTBAM. La banda formada en el año 2000 practica metal progresivo pero mucho más orientado al sonido metalcore y math, aproximándose a bandas como DILLIGER ESCAPE PLAN. Su propuesta, innovadora y que goza de una gran aceptación entre el público, no llegó a emocionar y gustar tanto como LEPROUS, tal vez, porque era la banda más alejada en sonido al protagonista de la noche, DEVIN. Su música, que cabalga entre melodías íntimas y partes caóticas, no convencieron del todo al público que se congregó en La Riviera.

Cierto es que su show fue muy correcto, pero hubo algunas fallas de sonido, que hicieron enfriarse un poco al respetable. La actitud fue muy correcta y su frontman y teclista, Tommy Giles, hizo lo imposible por contentar y mover al público, que lo noté algo frío durante su actuación. La banda atesora una calidad y virtuosismo técnico impresionante, pero su arriesgada e innovadora propuesta no llegó a calar del todo entre el público, que, tal vez, era un poco más “clásico” respecto a sonidos progresivos. Pese a todo hay que felicitar a la banda, que se dejó el pellejo en el escenario creyendo firmemente en lo que hacen. Chapeau por ellos.

 

Desde el final del concierto de BTBAM hasta el inicio del de DEVIN se sucedieron locuciones y sonidos del loco canadiense, pedos, bromas, coñas ziltoidianas y demás parafernalia para ambientarnos para lo que nos esperaba. Una media hora de espera que resultó amena pero en la que me puse más nervioso aún de lo que estaba.

Y llegó el momento que llevaba esperando tantos meses. La banda de DEVIN TOWNSEND hacía aparición a eso de las 21:30 en el escenario de La Riviera. Entre un set de luces basado en tonos fríos, azules y violetas, la banda fue saliendo ordenadamente al escenario, Brian “Beav” al bajo, Dave Young a la segunda guitarra, Mike St. Jean al teclado y Ryan Van Poederooyen a la batería. Finalmente aparecía el músico canadiense de casi 45 años sonriente, exultante, con su Framus signature colgada al cuello. Daba comienzo el show, con “Rejoice”, que me sonó a campanas celestiales. DEVIN TOWNSEND puede presumir de ser uno de los músicos más eclécticos, innovadores y arriesgados dentro del panorama internacional y es que en sus más de 20 álbumes de estudio ha ejecutado prácticamente todos los estilos musicales habidos y por haber. Un auténtico portento que en directo es magnético y su sonrisa hipnotiza a cada uno de los asistentes. Simpatía y humor a raudales, y una técnica musical innegable. Se sucedieron temas de prácticamente toda su carrera, pero sobre todo de su época más actual. No es por desmerecerla, ni mucho menos, pero personalmente prefiero sus primeros álbumes. Los momentos en los que más disfruté fueron precisamente cuando DEVIN interpretó esos temas, como por ejemplo “Night” de “Ocean Machine” (1997) “Kingdom” de “Physicist” (2000) o “Suicide” de “Accelerated Evolution” (2001). Ningún tema sonó ni de “Terria” ni de “Infinity“, para mi dos de los mejores álbumes de DEVIN. Y por supuesto, tampoco interpretó nada de la que fue su banda de metal extremo STRAPPING YOUNG LAD, de la que hoy día el músico reniega totalmente por ser una época “oscura” y “enfadada” dentro de su ajetreada vida musical.

 

 

 

Pero no fue esto un problema ya que su carrera es tan extensa que es prácticamente imposible salir al 100% contento con el setlist elegido por el canadiense. Uno de los momentos más espectaculares de la noche llegaba cuando DEVIN sacaba a relucir su impresionante guitarra “Flying V” de tamaño mastodóntico para interpretar “Planet of the Apes”, uno de los temas más largos y progresivos de toda su carrera y que aparece en “Deconstruction” (2011). A mitad del tema, durante algunos compases, la guitarra empezó a lanzar humo, creando una atmósfera en el escenario única y circense. Puro espectáculo. DEVIN es un showman. Es un músico. Es un monologuista. Es un comediante. Es un compositor. Es un intérprete. Lo tiene todo. Es único. Pese a que su compañera vocalista en algunos álbumes, la holandesa ANNEKE VAN GIERSBERGEN, no pudo acompañar a la banda en esta gira, interpretó temas como “Supercrush!” o “Hyperdrive” sin despeinarse (cosa normalmente lógica vista su reluciente calva afeitada). El increíble rango vocal de DEVIN hace que no eches de menos la voz femenina, y es que puede llegar y llega a absolutamente todos los tonos de todos sus temas. Una voz prodigiosa acompañada de una técnica a la guitarra elegante y majestuosa. El elenco de músicos que acompañan a DEVIN no son precisamente unos novatos y es que son músicos muy experimentados que llevan años tras los pasos del canadiense, como Dave Young a la guitarra o Ryan Van Poederooyen a la batería (con el que DEVIN lleva trabajando desde 2003, entre otros bateristas).

DEVIN se despedía incitando a la gente a pedir más temas, para encarar ya la parte final del show con uno de los momentos más increíbles de la noche. Se dispuso a interpretar “Ih-Ah” él solo. Sin nadie más. Sin acompañamiento. En acústico. Fue el momento más bello e increíble de la noche, también por supuesto con las pinceladas de humor que el músico siempre aporta en sus intervenciones, pidiendo al público cantar el último estribillo del tema con voz gutural. “Si hay algún metalhead en la sala puede irse a tomar una cerveza ahora” dijo antes de comenzar el tema. Risas y más risas. Y para terminar, la banda interpretó “Higher”, de su último trabajo “Trascendence“. Un tema largo y progresivo como él solo y también, por qué no decirlo, una de las composiciones más completas y redondas de su último disco, que está llamado a convertirse en un himno.

Tras más de 90 minutos de concierto, DEVIN se despedía de una sala La Riviera prácticamente hasta la bandera, saludando a sus fans de primera fila y con una sonrisa de oreja a oreja. El sonido fue muy bueno durante prácticamente todo el concierto, aunque es verdad que en la primera mitad vi algunos fallos donde la voz de DEVIN debería haber sonado un poco por encima de lo que estuvo. Mis piernas temblaban y tenía una sensación dentro de haber presenciado uno de los conciertos más intensos y especiales de mi vida. La sonrisa se quedó dibujada en mi cara durante muchos, muchos minutos. Y el concierto grabado en mi retina hasta que pierda la cabeza. DEVIN TOWNSEND es el Dios de la locura y yo, uno de sus feligreses hasta el día en que muera.

 

Gracias, muchas gracias por existir y hacer música. Un espectacular show.