Texto por Nuria Linares
Fotografía por Vicente P. Fenoll
y
Archivo oficial Leyendas del Rock
 
 
¡Metal Korner viajamos hasta Villena para asistir a uno de los festivales de metal más legendarios a nivel nacional! En nuestra serie de crónicas descubrirás todo lo que allí nos aconteció y cómo esta edición nos ha dejado boquiabiertos y con muchas ganas de repetir el año que viene.
 
Tanto como si asististe o no al festival, ¡nosotros te lo llevamos a casa!
 
¡Vamos Leyenderos!
 
Os damos la bienvenida al primer día de Leyendas del Rock – miércoles, 9 de agosto – un día de emociones a flor de piel, un día en el que todos y cada uno de los rostros con los que cruzabas mirada estaban repletos de ilusión y entusiasmo.
 
Muchos de los asistentes ya se habían instalado en el camping desde el día anterior: un ligero vistazo camino al recinto del festival bastaba para advertir que apenas cabía un alfiler allí. Pero gracias a la organización, cientos de personas encontraron su hueco de descanso, lugar que en aquel momento abandonaban para no perderse ni un segundo de la apertura de puertas.
 
Fuera del recinto ya veíamos algunas de las novedades que presentaba Leyendas del Rock este año: frente a las duchas públicas, baños de pago con aire acondicionado, más puestos de comida junto a la entrada del camping que en ediciones anteriores, más opciones de bebida y un pequeño escenario bautizado como “camping stage”.
 
Seguimos avanzando hasta cruzar las puertas. Poco a poco la zona se iba llenando de personas que automáticamente se refugiaban en la sombra. Para muchos, el sol no era un problema: se agolpaban a los pies del escenario Azucena para dar una cálida bienvenida a la banda murciana METALLICA TRIBUTO. Y pronto descubriríamos que fue más que un tributo.
 
Fotografía perteneciente a la página oficial de Facebook de la banda

 
Los músicos irrumpieron en el escenario con un sonido demoledor que funcionaba como un imán para el público. Vítores desde los puestos de merchandise a la derecha, hasta el punto de venta de tokens y la cola para la primera sesión de firmas a la izquierda. Aunque aún dispersa y explorando los servicios del recinto, la audiencia no se resistía a los clásicos ritmos de Metallica.
 
Metal Korner disfrutábamos de una vista espectacular desde la carpa de bebidas. Observábamos la reacción del público desde todos los ángulos gracias también a la instalación de dos grandes pantallas en el centro de la zona: una en medio de los dos escenarios principales y otra detrás de la torre de sonido. El juego de cámaras conseguía planos realmente buenos para que ninguno de los asistentes perdiésemos detalle.
 
Conforme más y más personas acudían al encuentro de las vibrantes notas de Metallica, más evidencia había de que aquel tributo había sido una excelente elección para inaugurar este Leyendas del Rock. De hecho, hacia final del setlist con “Seek & Destroy” se iniciaba el primer pogo del festival seguido de voces al unísono pidiendo más canciones mientras la organización anunciaba desde el escenario De la Rosa a JUDITH MATEO.
 
Judith y su banda saltaban al escenario con los primeros acordes de “Smoke on the Water”. De actitud muy animada pero de estética dispar, la sensación visual del conjunto me era un tanto extraña. Aun así, ella y su violín sí que eran uno.
 
Poco después de empezar, Judith dedicaba unas palabras cariñosas al público e invitaba al escenario a personalidades como Vicente Mariskal para una colaboración especial. Durante el espectáculo, veíamos a una artista muy entregada con su audiencia y mucho movimiento sobre las tablas, pero desafortunadamente la respuesta no era tan viva como la del tributo a Metallica. A pesar de toda la motivación que se lanzaba desde el escenario y de un setlist que finalizaba con el mundialmente conocido “Highway to Hell”, Judith Mateo pasaban prácticamente desapercibidos bajo mi punto de vista.
 Fotografía por Marisol Huertas, extraída de la página oficial de Facebook de la artista
 
Sin prisas por correr a un tercer escenario aquel día, el Azucena volvía a despertar bajo el encanto de THUNDERMOTHER, que tardaron apenas unos minutos en reavivar las llamas. La potencia de estas suecas fue algo digno de presenciar ya que su vocalista era especialmente carismática y su música un género que suele triunfar en España.
 
La interacción con el público fue increíble, intercalando palabras tanto en inglés como en español, lo cual muchos agradecen. Más increíble fue aun el momento en el que la guitarrista bajaba al foso ante la sorpresa del público: no solo tienen madera de estrellas del rock, sino que además muestran gran cercanía con los fans.
 
 Otra sorpresa no tan agradable durante su directo fue el fallo de sonido hacia mitad de setlist. Pronto comprobaríamos que no sería el último sobre el Azucena. Pero a pesar del silencio en el que se vieron envueltas, el público no las abandonó en absoluto; todo lo contrario, las acompañaron hasta que el sonido volvió entre sonrisas y aplausos. Un gran concierto teniendo en cuenta el radical cambio de formación que sufrieron hace poco, de la que solo queda dicha guitarrista. Finalizábamos el encuentro con Thundermother retirándonos un poco para descansar, pero sin perder de vista el directo de ANGELUS APATRIDA.
 
Ya encontrábamos un público que había calentado bien con las anteriores bandas y pedía algo más. Y el thrash metal de los albaceteños vino como anillo al dedo, otro estilo bien cultivado y aclamado en nuestro país.
 
 Las pantallas mostraban una marea de personas en comunión con los brazos en alto frente al De la Rosa que disfrutaban de un repertorio de canciones bastante amplio por parte de la banda, desde el “Serpents on Parade” de su último “Hidden Evolution” hasta el clásico “You are Next”, con el que cerraron su actuación.
 
Muchas otras personas ya esperaban a LAST IN LINE en el escenario contiguo impacientes y aliviados por las gotas de lluvia que refrescaban el recinto. La banda reunió público de todas las edades, desde los más pequeños hasta fans que levantaban su colección de vinilos en el aire. Si las apuestas anteriores al grupo formado por componentes de Dio eran interesantes, éste solo hizo mejorar el ambiente, sobre todo para los más nostálgicos.
 
El escenario Azucena tenía esta vez un sonido ya a punto y sin complicaciones durante el directo de estos gigantes, ¡y eso que la lluvia ya hacía acto de presencia! Pero nadie se movió de allí porque, además de la gran compenetración con la banda, se palpaba un sentimiento de hermandad generalizado: algo que solo puede surgir al cantar en buena compañía clásicos como “Holy Diver” o “Rainbow in the Dark”.
 
Por su parte, el batería de Black Sabbath sabía perfectamente cómo hacerse con el público, y es que la práctica hace al maestro. Otro momento emotivo fue cuando dedicaron una canción a su bajista, que falleció el año pasado. Sin embargo, añadir que para mí, aunque lo pasara muy bien, este concierto se me hizo un poco largo de cara al final.
 
La franja de rock y heavy metal clásicos quedaba cruzada con el directo de BRITISH LION, una banda que a pesar de contar con la presencia de Steve Harris entre sus filas, pasó sin pena ni gloria para muchos, incluyéndome a mí misma. A aquellas alturas del día, era evidente que se esperaba a AMON AMARTH como agua de mayo, y una banda como British Lion no enganchaba lo suficiente.
Continuamos con la vertiente extrema del miércoles. Con una puesta en escena descomunal (aquellos drakkares humeantes imponían sobremanera), Amon Amarth se establecía como el mayor reclamo de aquel día y como los directos responsables de la asistencia de cientos de personas al inicio del festival.
 
Desde el principio pudimos disfrutar de algunas de sus composiciones más famosas como “The Pursuit of Vikings”. Tampoco faltaron temas más actuales ni hits como “Death in Fire”. Sin embargo, la hora y media de la que disponía la banda estuvo salpicada de pequeñas bajadas de sonido, de nuevo sobre el Azucena.
 
A pesar de las dificultades técnicas, Amon Amarth estuvieron a la altura, involucrando a una audiencia vasta que se dejaba llevar bajo el influjo las llamaradas que despedía el escenario. Una actuación mágica sin lugar a dudas, tanto como el momento en el que sonó su clásica “Guardians of Asgaard”: punto álgido del concierto de los vikingos.
 
Era una noche fría y húmeda, pero aún quedaban dos leyendas nacionales por tocar: MEDINA AZAHARA y SAUROM. No obstante y aunque legendarios, Medina Azahara dieron un concierto sin grandes sorpresas. Fue bastante lineal, pero sí cabe destacar el buen estado del grupo con tantos años a sus espaldas. Saurom, sin embargo, dieron un espectáculo repleto de ellas.
 
Comenzaron con un desfile de músicos y bailarines al son de la banda sonora de la serie Juego de Tronos. Del escenario en penumbras surgían un coro numeroso y más bailarines que introducían al conjunto de metal juglar.
 
El fuego también jugó un papel importante durante el directo, consiguiendo una ambientación difícil de imitar. No fue de extrañar que el mundo de los sueños de Saurom cautivara nuestros corazones: nos despedíamos del primer día con la misma sensación de placidez con la que lo empezábamos.
 
Y así, cansados pero muy contentos, volvíamos a nuestros lugares de descanso a recargar las pilas para una nueva jornada que prometía aún más.
 
¡Sigue nuestro paso por Leyendas del Rock 2017 en la siguiente crónica! ¡Hasta pronto!