Hace algo más de dos años, en abril de 2015 y con un trayecto ya marcado por un exitoso primer EP (del que se llegó a realizar una segunda edición) más un split con Assot, veía la luz el primer álbum de los barceloneses ÓSSERP, “Sang i sutge“. Dicho disco los dió a conocer a una escala mayor a nivel nacional, al mismo tiempo que dejó aún más claro si cabe, la calidad musical del grupo y sus integrantes, algo que se ha demostrado también en los directos que han ido dando entre ambos discos.

Su estilo y sonido se basa en gran parte en el death metal old school sueco, pero dejar la cosa ahí sería una burda generalización, ya que no son otro grupo genérico haciendo death sueco de manual ni mucho menos, sino que toman esa rama como punto de partida, y de ahí añadir detalles, riffs, voces, líneas de batería o incluso atmósferas que provienen de estilos varios, desde el hardcore/crust punk, pasando por el grindcore o llegando hasta el black metal en ciertos puntos, obteniendo como resultado algo muy único y personal.

De cierta forma y tal vez dando demasiada rienda suelta a la imaginación se podría decir que, al igual que la apocalíptica criatura emblema del grupo, el oso con las siete cabezas de serpiente (“Ós” y “Serp” en catalán) representa a la música, con un punto de partida sólido y definido del que después surgen distintos sonidos que comparten un objetivo común.

Si repasamos el disco “Al Meu Pas S’Alça La Mort” a fondo, queda claro que desde el primer al último segundo, la oscuridad de la atmósfera y el sonido han aumentado aún más respecto al primero, con una mezcla algo más pulida también, pero manteniendo el muro de sonido, la distorsión y esos acoples característicos.

Como ya comentábamos antes, hay temas de corte puramente clásico, especialmente los primeros del disco, repletos de partes con blastbeats a altas velocidades que se alternan con guitarras pesadas y machaconas, al mismo tiempo que aparecen otras que podrían parecer black metal perfectamente, un primer ejemplo de esto es “Caça Furtiva”. Justo después de esto entra en acción otra de las marcas personales del grupo, “La Falç de Saturn”, ya es costumbre que haya una canción temática mitológica, pero esta vez ha ido más allá, llegando a un tema de siete minutazos, donde llenan el abanico con pasajes ambientales nacidos de combinar sintetizador y guitarra, death doom y una vertiginosa parte intermedia tocando a todo lo que daban.

Continúan apareciendo matices nuevos, esta vez de crust punk macarra en los temas “Amb El Cap Ben Alt” y “De Dalt Del Campanar”. Entre ambas encontramos “Sota La Creu De Gent” y “El Culte”, hábilmente enlazadas con una sesión de pig squeals entre el final de una y el principio de la otra, en esta primera cabe mencionar además la aparición de Héctor (Nashgul/Come Back From the Dead/Black Panda) a la guitarra solista.

Y por último pero no menos importante, la “guindilla” del pastel, un tema puramente noise/drone, construido a base de un dueto entre sintetizadores y bajos ultra distorsionados, todo esto acompañado de la voz de Albert Cosco de Rebuig, cantando las dos mismas frases que cerraban el primer disco: 
 
“No hi ha millor mirall que el buit de l’univers”.
 
“No hay mejor espejo que el vacío del universo”.
 
En resumen, es un disco que no dejará indiferente a casi nadie y que hará las delicias de muchos, independientemente de su género predilecto. Quien quiera comprobar de primera mano lo que cuento, puede escuchar el disco en el bandcamp del grupo o directamente acudir a algunas de las fechas que darán en lo que queda de año (información más detallada aquí):
 
 
5 de diciembre, en la sala Cabaret la petite (Granada) *. Evento
6 de diciembre, en la sala Velvet (Málaga) *
7 de diciembre, en el Zona Rock (El Ejido) *
8 de diciembre, en la Sala Babel (Alicante) *
9 de diciembre, en la sala Rock & Pop (Madrid) *
15 de Diciembre junto a Napalm Death, Looking For An Answer y Deathrite. Evento
 
 
 

 

*Tour junto a Nashgul.