Encendemos el reproductor y ponemos a girar el misterioso disco que tenemos entre manos desde hace algunos meses en la remesa de MetalKorner, esperando su momento. Hoy toca el turno para BAC O SAI, un trabajo de Marcos Jiménez, sevillano afincado en Castellón, hombre orquesta y dueño indiscutible de este redondo en el que ha grabado guitarras, bajo, ha programado la batería y se ha encargado de las voces. Un homologado One-Man Band.

 
Este nuevo Bajando al cielo, subiendo al infierno (si lo reducimos a sus siglas, BAC O SAI), se grabó en los Estudios Rocketes de Castellón de la Plana y Alberto Sales se encargó tanto de la mezcla como de la masterización. Y decíamos anteriormente que este es un misterioso disco porque no hemos encontrado más información sobre éste ni sobre la biografía o trayectoria de este hombre orquesta, lo que nos deja un poco compungido el corazón y sin saber hacia dónde mirar, más allá de este redondo, con su principio y su final.

Escuchándolo, abre sin piedad ni introducciones que nos lubrique la mente No temeré, con un impactante riff que nos obliga a mover el pie y bailotear con la cabeza. Toda una declaración de intenciones la letra, al más puro estilo hard rock ochentero en el que no faltan subidas y bajadas de intensidad para tomar aire si no estamos muy entrenados a este tipo de comienzos. Un buen tema para comenzar, sin duda.

De igual estilo y energía continúan Me equivoqué y Tranquilo chico, con guitarras con personalidad y mucha distorsión al que le sigue un Tengo miedo que da el toque distintivo a este redondo. Es el mejor corte, sin duda, bajando de decibelios y revoluciones, donde Marcos hace despliegue de algo más que potencia a la hora de ejecutar con la guitarra y la voz, pero sin llegar a ofrecer nada que no hayamos escuchado al comienzo de este trabajo, salvo, quizá, por la presencia incansable de los coros, octava arriba, octava abajo, que no aporta carga armónica novedosa.

 

La guitarra es la eterna e incuestionable protagonista de este disco, pero deslucida si la escuchas atentamente en algunos solos como son los de La Osa Mayor o Tu nombre gritaré, donde se percibe débilmente pérdida de tempo o limpieza en la ejecución de mano izquierda. Son solos que funcionarán en directo, pero que en general, tal como está grabada, resta puntos al redondo. No obstante, el acertadísimo uso del wah wah en el siguiente Si me juzgas hace redimirse en este aspecto y volvemos a las andadas de la senda general de este trabajo.

 
El medio tiempo llega con Ardió, donde el desamor se convierte en el primer plano de este corte. Y, tras este, le sigue el cortísimo Otra vez y ¿Dónde están?, terminando así un disco que, como trabajo de estudio, pasa por nuestras manos sin pena ni gloria. 
 
En líneas generales, y partiendo desde la más estricta opinión personal, estamos ante un disco plano, donde parece que se han reunido una serie de canciones compuestas sin el más miramiento estilístico por el trabajo global, repitiendo recursos que están reunidos en el primer tema, así que se plantea tediosa la escucha activa de este trabajo por reiteración de los mismos. Las guitarras son buenas y tienen potencial, pero resultan aburridas, echándose de menos algún cambio en su ecualización, distorsión, saturación valvular, algún pedal diferente al wah wah… En fin, el interminable mundo de la guitarra da para algo más que para once cortes iguales. Opiniones personales.
La voz de Marcos Jiménez, no obstante, tiene una calidez y personalidad que, en temas acústicos y en directo, pueden funcionar a la perfección. Las letras son cercanas y sería imposible no sentirse identificado con alguna de ellas. Destacables en eléctrico, no obstante, son el primer corte No temeré y, en contraposición, Tengo miedo, los dos mejores temas de este trabajo. 
 
Tracklist
1. No temeré
2. Me equivoqué
3. Tranquilo, chico
4. Tengo miedo
5. Sin aire
6. La Osa Mayor
7. Tu nombre guitaré
8. Si me juzgas
9. Ardió
10. Otra vez
11. ¿Y dónde están?
 
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