El pasado sábado nos disponíamos a disfrutar de tres bandas andaluzas de contrastado nivel en la céntrica sala Even sevillana. El principal aliciente que me llevó a estar allí fue la visita de los cordobeses GRAJO, a quienes aún no había podido ver en directo. Se encontraban presentando el que es su primer disco de larga duración, Slowgod ll, publicado el pasado año tras un EP titulado de forma homónima y sendos splits con las bandas ATAVISMO y ORTHODOX. Antes de ellos, saldrían a la palestra dos grandes bandas locales como son MALABRIEGA y LA CADENA PSYCH. Un plan genial para amantes de los sonidos más progresivos, psicodélicos y desérticos.
 
 
No tardaron en comenzar los chicos de LA CADENA PSYCH, con una gran puesta en escena ante alrededor de medio centenar de personas. Esta banda afincada en Dos Hermanas y formada por Ahlè a la voz, Chicho y Gato a las guitarras, Octávicus a la batería y Siul al teclado me era totalmente desconocida, y para mi sorpresa cuentan ya con dos discos, el último lanzado a finales del pasado año y titulado Hope?. Sin duda, a la postre su concierto acabaría siendo un gran descubrimiento pues, con todo el respeto, no esperaba tanta calidad por su parte debido a mi desconocimiento.
 
 
Estos cinco músicos practican una música que podemos etiquetar como space rock progresivo, donde se hace evidente la influencia de gigantes como PINK FLOYD o TOOL. Además de la precisión con la que ejecutan sus complejas composiciones, una de sus señas de identidad es que se dejan llevar sobre el escenario dando lugar a improvisadas jams, lo cual siempre es interesante de ver. Como también lo era el instrumento de metal alargado que Ahlè utilizaba golpeándolo con un martillo en la parte superior y emitiendo así el sonido de una campana o el platillo en disposición de dong del batería Octávicus, que se manejaba con soltura en la faceta coral.
 
 
Mientras daban rienda suelta a su música, las imágenes proyectadas sobre el fondo blanco tras los músicos daban unas veces color, como mero acompañamiento, y otras sentido a las interpretaciones. Otra curiosidad, esta más obvia, es que la banda decide desprenderse del bajo y es el teclado de Siul el que cubre esta carencia. Nos quedamos también con los solos de Chicho; una maravilla verle tocar. Dando las gracias al público por acudir se despedía Ahlè, antes de que la banda interpretase un último tema después de una hora de show.
 
 
Tras un breve descanso aprovechado por los músicos para el típico ir y venir de instrumentos (los de LA CADENA no eran pocos), los muchachos de MALABRIEGA subieron al escenario ante un público numeroso; muchos incondicionales de los sevillanos. Con una disposición visual menos pomposa que la de sus predecesores, la banda compuesta por Juan Castro a la voz, Joaquín Sainz y Manuel Soto a las guitarras, Sergio Carmona a las cuatro cuerdas y Raúl Gómez a la batería dio un buen repaso a su único lanzamiento hasta la fecha, Fiebre.
 
 
Como ya ocurriera con la banda que abría la noche, el sonido del quinteto fue impecable, por lo que sus más fieles disfrutaron del grupo en su máximo esplendor. Para quienes no conozcan a esta agrupación, su sonido parte fundamentalmente del rock andaluz de grupos como TRIANA o ALAMEDA, con matices progresivos muy setenteros. Su alma flamenca es evidenciada por la forma de cantar de Juan, que se desenvuelve del modo pasional que caracteriza al cante flamenco, y por el acompañamiento con guitarra española de Manuel Soto, quien es también conocido por formar parte de la banda MÁRTIRES DEL COMPÁS. Aunque no pudimos escuchar en directo esa flauta que hace aparición en algunas de sus composiciones, hicieron que esa falta no se notase mucho.
 
 
Con su Prólogo y Tormento iniciaron su concierto bajo la mirada atenta del público, que no dudaba en acompañar a la banda con palmas o cantando algunas de las estrofas de La duda, Confía o Vuela. Se nota que tienen bastante dominado su repertorio (no es algo tan habitual) por la confianza que mostraban sobre las tablas, permitiéndoles incluso adornarse en muchas ocasiones. Con La nana de Dante y el slap de Sergio al bajo, tema elegido para su próximo videoclip, llegábamos al ecuador del show de los sevillanos, que desgraciadamente tuvieron que apresurarse en terminar por falta de tiempo. Ojos negros sonó especialmente profunda y melancólica antes de interpretar una nueva canción de su próximo álbum: Reflejo vacío. Por último, la banda se despidió homenajeando a Camarón de la Isla y su Leyenda del tiempo. Un final por todo lo alto.
 
 
En este momento, parte del público decidió que la velada ya se había acabado para ellos, algo que suele ocurrir con las bandas locales. No obstante, un buen número nos quedamos para ver cómo se las gasta en directo una de las bandas nacionales del momento en lo que a doom y stoner se refiere. No es difícil ver a GRAJO por Sevilla, para algo son de Córdoba. Sin embargo, era la primera vez que tenía oportunidad de hacerlo en persona y sentía una gran curiosidad por lo bien que me habían hablado de sus conciertos.
 
 
Lo cierto es que la banda mostró un nivel espectacular y para nada defraudaron mis altas expectativas. Empezando por la puesta en escena; tétrica y siniestra, donde unas velas situadas al borde del escenario daban aspecto de rito a la catarsis musical de los cordobeses. La vocalista Liz permanecía casi inmóvil durante I Am the Sea, tema rescatado de su debut, mientras se apoyaba en una tablet usada a modo de theremin, cuyos efectos psicodélicos servían para acompañar al resto de la instrumentación. A continuación, la banda rescataría Black Thunder Witch, tema que lanzaron en su split junto a ORTHODOX y en el que exprimen su vena más doom.
 
El resto del setlist del cuarteto estaría repartido entre su reciente Slowgod ll y su citado anterior álbum Grajo. Del primero, Malmuerta y sus matices flamencos delatan la identidad andaluza de la banda mientras Josef tiene la oportunidad de lucirse a la guitarra. El nuevo receso llegaría con The Devil Rides Out y Golden Cemetery (Betrayal), dos joyas en las que el stoner, el doom y la psicodelia ven difuminadas sus fronteras para ofrecer una sensación placentera, en la que no queda otra que mover la cabeza al compás del densísimo bajo de Pistolo.
 
 
Mientras interpretan Queen Cobra es justo cuando sientes que estás viendo a una banda en estado de gracia, cuyo techo va a ser establecido por ellos mismos, pues nada tienen que envidiar a otras formaciones del género que son reconocidas internacionalmente. Aunque tampoco suenan como una banda más y es eso es lo que a mi parecer les hace especiales. Quizás uno de los aspectos que les hace diferentes es la voz femenina de Liz, ya que produce un contraste muy interesante con el resto de la instrumentación y a la vez encajan a la perfección. Todo esto lo pienso mientras cabezeo una vez más con Er, antes de ver a la banda despedirse con Altares, un temón que abre su último Slowgod ll.
 
 
Y así, sin bises ni nada por el estilo, la banda se retiró entre los aplausos de los asistentes y a mí se me hizo cortísimo. Buena señal, desde luego. Recomiendo a quien tenga ocasión que no desperdicie la oportunidad de ver a GRAJO en directo, pues es toda una experiencia. Agradecer a la banda las facilidades para poder asistir al concierto y elaborar esta crónica, concretamente a su batería Juanjo, así como a Valme Serrano por ayudarme a sacar lo mejor de las fotos que buenamente pude hacer con mi limitado móvil.
 
¡Hasta otra!