¿Hacia dónde va el heavy metal? Es una pregunta tan ambigua como interpretable, y seguramente nadie que intente responderla esté en posesión de la verdad absoluta. Es fácil pensar que, al menos durante una década, Metallica va a seguir girando por estadios, habrá reuniones de viejas glorias que lo peten a base de la nostalgia y Behemoth, una banda de metal extremo, volverá a llenar La Riviera de Madrid. Pero, obviamente, esto no va a ser eterno, y ya estamos sembrando el futuro. ¿Qué va a venir después? ¿Tenemos suficientes pistas para tener una idea aproximada? Creo que sí.

 

Podríamos afirmar que el último gran género como tal dentro del metal ha sido el metalcore, surgido en los noventa pero explotado en los dos mil, tomando el relevo al prematuramente desgastado nu metal. Las reticencias entre sus seguidores han sido una constante cuando el heavy metal sufre mutaciones en su ADN. El metalcore recibió palos por todos lados y aún hoy en día los sigue recibiendo, sobre todo por parte del sector más veterano de la escena. Aunque, después de los años, tengo la sensación de que esa ira y burla por parte de los más reacios se ha ido transformando en indiferencia; “lo acepto, pero no me gusta” (igual que puedo decir que respeto enormemente el black metal y su legado, pero escuchar a Mayhem me supone una tortura). ¿Qué otra señal más inequívoca de aceptación podría haber? Bueno, sí, los hay que siguen renegando del nu metal e incluso de todo lo que suene ligeramente diferente a Judas Priest, pero ese es otro tema.

 

¿Y ahora qué? ¿No va a venir otro género que ponga algo de chicha de nuevo al inmortal heavy metal? Porque, si es así, se está haciendo de rogar. Bien es cierto que hay algunas ramas más vanguardistas y transgresoras que otras. El propio metalcore está sabiendo reciclarse con bandas como Architects y Bring Me The Horizon a la cabeza. De hecho, estoy seguro de que pronto llegaremos a etiquetar como post-metalcore a algunos grupos. Pero todavía no estamos ahí, y tampoco sería un nuevo género como tal. Y, a pesar de que hay una corriente de bandas llamadas de post-metal, donde se encuentran algunas tan esnobistas como Neurosis o Cult Of Luna, el término es tan ambiguo como limitante el hecho de que se trate de formaciones a priori menos accesibles para un público amplio. Aunque no descarto que el metal en general se vuelva cada vez un género más elitista y minoritario (de hecho, todo apunta a eso).

 

¿Nos vamos a la mierda? Es cierto que el heavy cada vez tiene menos tirón entre los jóvenes. Primero fue el rap el género que tomó el relevo como rey del underground, y ahora, parece que la música urbana, esa que muchos nos tomábamos a coña, está consiguiendo copar todo el mercado, desde el mainstream a lo alternativo. Quizás debido a que en estos tiempos de la inmediatez y la información infinita, la nueva generación busca otra cosa diferente en la música que sus predecesores. Pero, nuevamente, ese es otro tema. ¿Será el trap metal el nuevo rap metal? No es tan difícil de imaginar, puesto que ya hay algunas bandas que, con más o menos éxito, están intentando aunar estos dos mundos que parecen tan distantes y directamente incompatibles.

 

El heavy metal presume de tener asegurada una nueva generación más o menos exitosa gracias a bandas como Parkway Drive, Ghost o los propios Bring Me The Horizon, entre otras tantas llamadas a tomar el relevo de los grandes dinosaurios y los Rammstein, Slipknot o System Of A Down, que han sabido aguantar el tirón. ¿Cuál es el problema con estas últimas? Pues que la mayoría de estas formaciones cuentan ya con una trayectoria importante a sus espaldas, y sus oyentes ya no son mayormente adolescentes precisamente. Por lo tanto, es fácil deducir que, si no ocurre nada, el metal como género de masas se verá gravemente mermado y relevado al underground por completo en los próximos años. Me imagino a la sociedad del futuro (y no tan futuro) hablando de Iron Maiden o AC/DC como quien habla de cualquier intérprete famoso de música clásica, sin mayor interés por conocer más que su nombre. Esto va a pasar. Y es normal. De hecho, sería preocupante lo contrario.

Autores:

Redactor

Alberto Zambrano