Una vez más tengo cita con el metal en la sala Velvet Club de Málaga. Como siempre, me gusta acercarme tempranito a los aledaños de la sala, ya que siempre me ha dado la oportunidad de encontrarme con las bandas antes de actuar, y en algunos casos tomar alguna que otra cerveza con ellos. En esta ocasión un aliciente más volver a encontrarme con los chicos de CATORCE, que conocí hace un mes con su otra formación DE LA CUNA A LA TUMBA en el RondaFest. La única decepción de la noche, no está Maribel, la manager y agente, quien siempre derrocha sonrisas y buen rollo. Y como hace un mes nos liamos a hablar, y con todo eso casi ni me entero que empezó FLYING DOG.
Entro corriendo y está la banda ya en acción con un hardcore de muy buen gusto. Estamos ante una banda veterana que después de una separación de varios años se ha reunido para pasarlo bien, y así lo transmiten al público. Una cosa que valoro mucho es que a diferencia de muchos cantantes de hardcore a Roger no le pasa factura el cambio de guturales y gritos a voces limpias, y está igual de afinado en todos los registros.
Los demás músicos se lo pasan genial, y no llego a tiempo para sacar “LA” foto del concierto con Daniel, unos de los guitarristas tocando con la cabeza apoyado contra la pared de la sala, es difícil de recrear la imagen, ni lo que puede representar, pero en ese momento era la personificación de una banda que se estaba gustando en el escenario, y disfrutando.
Su nuevo EP “These Are The Dead Years” promete muchas grandes veladas para los mallorquines.

Un corto descanso y se instala
CATORCE en el escenario. No tengo palabras para describir el estilo, es metal, cantado, y por encima de todo busca transmitir sensaciones. En cuanto al set list, tocaron el disco “
Agua- Naufragio- Equilibrio” al completo menos la última canción.
Una cosa flagrante, la banda tiene sus fieles, que ya conocen los temas, y eso que el disco salió solo unos días antes. Los temas se encadenan ricos en atmósferas, y sentimientos.

Yo me dejo embaucar por los cantos de sirena, y acabo por naufragar a la orilla del escenario, fascinado por la técnica de Luis, y ahora recuerdo que me dijo que no ponía doble bombo para no tapar el sonido de los demás. Contrasta mucho la paz y tranquilidad que demuestran tanto Jaime y Jose Miguel, con el vendaval que supone Luis, creo que es el resumen perfecto del mar que aunque parece plácido, el peligro siempre está al acecho.
En el tema final tuvimos incluso derecho a un stage diving, realmente un ambiente increíble, y por mi parte una noche inolvidable.
Una vez acabado todo, nos queda abrazarnos, aprovecho para que las bandas me firmen sus respectivos, quiero agradecer a Daniel de
FLYING DOG el esfuerzo que le supuso dibujar un sol, ya que normalmente “dibujo PXXXa”, gran momento de risas.
Tanto a
CATORCE como a
FLYING DOG os desamamos mucha suerte con vuestro nuevo trabajo, y que vuestras actuaciones sean tan bien acogidas como ese sábado.
Por cierto creo que pillé de dónde viene el nombre de CATORCE, pero eso me lo reservo para otra charla…