Crónica y fotografías por Pilaria Shephard
Crónica y fotografías de WONDERONCE por Jacques Marie – Bat
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SOMAS CURE
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SOMAS CURE
Entre el final del concierto de SEMILLA ANIMAL y el principio de SOMAS CURE aprovechamos para llenar el estómago y recargar pilas para la segunda embestida del V AQUELARRE METAL ROCK FEST que se celebraba el 7 de octubre en la Sala Garaje Beat Club de Murcia bajo la organización de Andy Management.
Aunque no asistimos a la mitad del concierto por culpa de la cola conocemos el setlist gracias, como siempre, a la banda, en este caso SOMAS CURE. Los madrileños abrieron con “Genesis” y siguieron con “En carne viva“, “La Huida“, “Bitácora“, “Kelt“, “Pangea en llamas” y “Ceniza“.
Probablemente sea de las pocas personas que nunca había escuchado nada de SOMAS CURE, tiene una explicación. Aún sabiendo que eran uno de los cabezas de cartel preferí, como siempre, prestar mis oídos desde la ignorancia. Un método que me sirve para no tener ideas preconcebidas y disfrutar de los descubrimientos musicales.
SOMAS CURE venían presentando su último disco Éter, su tercer trabajo sino me equivoco. Con “Equilibrium” descubrí un grupo cuyo sonido podría etiquetarse dentro del Metal Alternativo con la gran voz de Txema Fonz al frente. En dicho tema pude sentir la influencia del Nu Metal español, también internacional.
“Llueve de distinta manera entre tú y yo…”, era lo que cantaba Txema Fonz mientras las guitarras de Borja Iglesias y Álvaro Longarela se preparaban para sacar el máximo rendimiento de su sonido. Ni que decir tiene que la Garaje estaba prácticamente llena hasta los topes, valga la redundancia, y para su suerte contaron con la visita de todos sus fans de los alrededores y con un público mucho más animado. Mencionar que la hora de cenar ya se había pasado.
SOMAS CURE fueron elegidos como “Grupo revelación de 2016” en el programa el Vuelo del Fénix de Radio3 y no es de extrañar porque esta banda respira frescura, fuerza y mucha determinación. “Abrir la tierra en dos” es otra de las canciones de Éter que inevitablemente consiguió levantar a más de uno del sillón. Ni que decir que los guturales de Txema iban en total consonancia con su voz melódica denostando así un gran dominio que no consiguen ni por asomo todos los vocalistas.
“Nos vamos a ir despidiendo” fue la frase clave para que más de un fan de SOMAS CURE torciera el gesto, pero nadie puede tocar eternamente. “Leviatán” también era un tema nuevo, durante el cuál Darío Gómez aprovechó para descargar su furia sobre los platillos de la batería.
El final acechaba como el Leviatán del que hablaban en la anterior canción. SOMAS CURE habían empleado el anzuelo a la perfección y seguro que consiguieron consolidar a sus fans murcianos y probablemente pescar a más de uno nuevo.
Para poner el broche final SOMAS CURE eligió un tema con una intro super guitarrera, “Helios” es su nombre. Una pieza en la que poco a poco se fueron uniendo la contundencia de la batería y la agresividad del bajo de Vitti “Crocutta” Pérez. De este modo la canción se iba sucediendo de forma fluida y rítmica. Al final “Helios” te apresaba y te hacía cómplice de su delicia musical. Y si no quedabas convencido, Txema te pedía que saltaras para hacer honor a la letra de la misma.
Decenas de personas saltaron en la Garaje bajo la atenta mirada de SOMAS CURE. Un grupo dinámico con un frontman de diez tanto en lo que se refiere al espectáculo, como a la música. Un grupo joven pero con las ideas claras y unos músicos que logran crear una atmósfera eléctrica y radiante. Ellos fueron SOMAS CURE y se fueron saltando.
Si con SOMAS CURE disfrutamos de un toque de frescura con GUADAÑA retornamos a un sonido mucho más clásico y más propio del Heavy Metal de toda la vida. Un sabor que no resulta desagradable porque nos sorprendieron con su vuelta de tuerca de un estilo conocido pero con tintes la mar de interesantes.
“Aún sigo en pie” entraba por nuestros oídos con la voz de Gloria Romero y seguidamente con la de Salva Sánchez. “Aún sigo en pie” gozaba de algunos toques de un metal mucho más pesado donde el bajo de Juanlu Ripalda sobresalía por encima del resto de instrumentos en algunos tramos.
Las dos primeras canciones dejaron patente que a GUADAÑA les gustan las letras optimistas, las que reivindican la personalidad de cada uno. “Ser uno mismo” era optimista, sí, pero al mismo tiempo era una dura crítica a la sociedad de hoy día, a esa necesidad de presentar siempre un personaje, una fachada. Y sin embargo es también una llamada a la esperanza, una oda a la originalidad.
Con un ritmo de la batería de Pablo Casas mucho más marcado llegaba a nuestros oídos “Yo soy la ley“, otra crítica a la sociedad en este caso, a la sociedad de consumo y a las empresas que la controlan. La guitarra furiosa nos traía un regusto a Heavy Metal y Hard Rock muy de la vieja escuela que encantó a más de uno.
Los vikingos están de moda y eso es una realidad y con un tema mucho más Power, casi en total consonancia con el tema, estaba “Dios del trueno“. Thor volvía una vez más a nuestra vida después de que la serie Vikings o las películas de Marvel lo hicieran famoso. Incluso este tema gozaba de un sonido de la guitarra que en ocasiones me recordaba a los videojuegos. Pero es necesario leer entre líneas dicho porque aunque habla de Thor también le pide a la gente que saquen al héroe que llevan dentro. Otra canción optimista.
Los gaditanos retornaron a su disco Deryaz de 2014 con “La suerte” aunque no tardaron en volver al protagonista de la noche, su último trabajo Karma. “El bosque” y “Némesis” cumplieron con su trabajo de presentar este nuevo disco que supone el quinto trabajo de estudio de GUADAÑA. Es necesario destacar en “Némesis” los guturales de Salva que nos recordaron a una canción más propia del Death Metal. Una pieza muy interesante y muy feroz.
“Ven únete, la fiesta empezó. Nuestra revolución…”, era los que nos cantaban en el estribillo de “Nuestra revolución” las voces compaginadas de Salva y Gloria. Una combinación interesante que resulta armoniosa y agradable al oído. Mini punto a los gaditanos por su apuesta de las dos voces, algo que no es muy usual en España.
Durante el concierto GUADAÑA solicitó al público que aumentaran su nivel de interacción: “¿Dónde estáis? Podéis hacer un poco más de ruido para que nos enteremos de que nos escucháis”, decía Salva a los presentes. No faltaron tampoco las habituales preguntas sobre el estado de ánimo de los presentes: “¿Cómo lo estáis pasando?”.
“Como hermanos” era el vaticinio del final del show de GUADAÑA, del suyo, porque aún quedaban tres actuaciones para poner fin a la V edición del AQUELARRE METAL ROCK FEST.
Pero sería “Karma” la que despediría a GUADAÑA, la que se encargaría de despedir también al público murciano, la que definitivamente terminaba con su show. Un show donde GUADAÑA nos enseñó que hacer Heavy Metal clásico no está ligado a la monotonía, ni lo a habitual. Sino que nos revelaron que su creatividad no está ligada a las etiquetas porque a fin de cuentas la música es mucho más que nombres. Gracias, GUADAÑA.
El ambiente estaba caldeado en la Garaje y la hora prevista para el inicio del concierto de VITA IMANA se pasaba con creces. Con cierta ansia viva se paseaban los fans por la Garaje a la espera de los madrileños que eran cabeza del cartel y al mismo tiempo visitaban Murcia por primera vez en 2017.
Unos 40 minutos aproximadamente más tarde la banda comandada por Cardoso empezaba su brutal dosis de Metal con “Génesis“. Si bien es cierto que la fama de este grupo es merecida nunca los había visto en directo pero si tuviera que elegir de algún modo sus conciertos lo compararía a la experiencia de sufrir un ataque epiléptico o algo por el estilo. Menuda brutalidad señores.
“Gondwana” comenzaba con la percusión de Míriam Baz, un tema que fue aplaudido y recibido por el público con bastante entusiasmo. Un entusiasmo que proseguía con “Ablepsia” que reventaba cabezas y cuellos en la Garaje, algunos voluntarios, otros involuntarios. A servidora le dieron un buen condazo en la cabeza mientras buscaba la foto porque la marea estaba completamente enloquecida. Casi parecía un grupo de infectados de la saga de películas Resident Evil.
El bajo de Pepe Blanco daba forma a los primeros acordes de “Seis Almas“, una canción que va directa a la yugular y forma parte del famoso Oceanide de 2014. Javier Cardoso, vocalista de la formación, no tardó en lanzarse al público como suele hacer habitualmente. Sin ningún problema regresó al escenario gracias a las decenas de brazos que lo sostenían y transportaban. Impresionante la agilidad de este hombre.
“Romper con Todo” tenía sin lugar a dudas otra esencia, más tranquila pero igual de intensa. Una de las guitarras abría con una sutil y bonita melodía para desembocar finalmente en una explosión de sonido que daba rienda suelta a la furia de los madrileños. Acto seguido, sin muchas palabras, Cardoso empezaba con “Irreversible” y todo fue bien hasta que en cierto momento algo cayó sobre los cables y se fue la luz. “A ver si pagáis la luz en Murcia”, bromeaba el cantante mientras los técnicos se encargaban de solucionar el problema. Y dicho y hecho.
Después de los fallos técnicos, momentos que fueron amenizados con la percusión de Míriam Baz y Daniel García, “Un nuevo Sol” iluminó la Garaje. La luz se hizo pero “El M4l” también y la gente permaneció atrapada en la atmósfera que crearon VITA IMANA en Murcia aquella noche.
A pesar del disfrute más de uno pensábamos en el retraso y en que aún quedaban dos actuaciones para cerrar el V AQUELARRE METALROCK FEST. Así que con cierto nerviosismo vimos como las canciones se sucedían con una durísima cadencia: “Corpus Vacío“, “Mi Camino“, “Animal” y “Paranoia”. Temas donde quedaba patente, casi como una huella prehistórica en el suelo, que lo de VITA IMANA va en serio, que ellos pisan fuerte y que su principal propósito es reventar cuellos y tímpanos.
Entre vacuna y vacuna de ira, VITA IMANA sacó su lado más tierno y le cantó el cumpleaños feliz a una niña que parecía haber acudido junto con sus padres al festival. Un bonito gesto que siempre se agradece y que seguro que la cría recordará.
Guitarras en mano Román García y Puppy le daban paso a la batería de Daniel García en “Quizás seas nadie” de su disco Uluh de 2012. “Guardo palabras de rencor, mañana quizás me las tenga que tragar” exclamaba Cardoso con fuerza al AQUELARRE en una canción que parece un mensaje y una llamada a la honestidad. Sin embargo, allí nadie guardaba palabras ofensivas para los madrileños, solo había gritos de júbilo, expresiones de halago y aplausos.
“Mentes” cerraba una puerta a un mundo intenso, directo y cargado de sinceridad y voluntad. El mundo de VITA IMANA, un mundo que para muchos parece ser una válvula de escape. Un botón que pulsar cuando necesitan materializar sus sentimientos.
Pero “Mentes” era el fin del concierto de VITA IMANA y para muchos también del AQUELARRE porque la sala se vació con creces cuando los madrileños colgaron el cartel de ‘Se acabó’. Y lo colgaron a lo grande porque menudos fueron con tal dosis de fiereza.
Preocupados estábamos ya los que teníamos interés por ver a WONDERONCE y veíamos que nuestro reloj marcaba ya las tres y pico de la mañana. Pero LA SKALA DE RICHTER se comportó con compañerismo y elegancia y acortó su setlist. Pero bueno, no nos adelantemos a los acontecimientos.
Todos los mecanismos instrumentales de LA SKALA DE RICHTER se pusieron en marcha y “Esclavo” sonó en la Garaje. Una canción que nos trasladaba al pasado ya que forma parte del EP Involución de 2015 y que suponía un buen entrante para lo que estaba por llegar.
LA SKALA DE RICHTER regresaba al AQUELARRE METALROCK FEST con ganas porque habían adelantado que sería un concierto especial. El motivo no tardó en llegar. “Murcianicos. Somos de Almería y teníamos que elegir un sitio para grabar nuestro videoclip en directo. Y no había otra opción que no fuera Murcia. Sois nuestra familia”, explicaba Juan Contreras, su vocalista.
Ese videoclip en directo debía de ser de un nuevo tema y como no podía ser de otro modo los almerienses venían a la región para promocionar su tercer trabajo discográfico, su segundo LP “Facta Non Verba” que vio la luz a principios de este año.
“La Duda” se expandía por la Garaje gracias a la gran voz de Juan y de todos los músicos de LA SKALA. Con un interesante pasaje protagonizado por los susurros de su vocalista, pronto la batería de David Clemente se adelantaría para romper ese clima de expectación y hacer estallar los platillos en la sala.
Un trepidante ritmo de batería daba inicio a “Equilibrio” mientras las guitarras de Francisco Soler y Martin Oller le aportaban el sonido agudo al mismo. Unos segundos más tarde la voz de Juan se unía y la canción fluía con armonía y desasosiego. Pura esencia de los almerienses.
El bajo de Martin Oller, padre, no cesaba en su papel de aportar los sonidos más graves a la música de esta formación almeriense y continuó con ese rol durante la interpretación de “Mis demonios“. Muy en la línea de la música de LA SKALA DE RICHTER. Una banda que se caracteriza por ser puro espectáculo sobre el escenario y por ser los enemigos número uno del concepto “músico estático”.
“Este es el momento clave de nuestra actuación. ¿Estáis listos para liarla parda?”, preguntaba Juan que anticipaba lo que muchos fans estaban esperando. Dos muchachos se subieron al escenario cámara en mano y otro se paseaba entre el público mientras los primeros acordes y riffs de “Resurgir” se introducían en nuestros oídos.
Todos los temas de LA SKALA DE RICHTER tienen algo en común. Te seducen, te hechizan y te electrizan. La conversación entre la música y la voz siempre resulta gratificante y profunda. Los almerienses consiguen rozarte el alma y alegrarte los pies. Aquí no hay objetividad, aquí hay buena música sin más. Si bien es cierto que para los gustos los colores, nadie puede negar la calidad de una banda que cuenta con músicos de primera.
Juan, siempre vocalista y ante todo genial frontman, se preparaba para despedir su actuación en la Garaje y dejar paso al último grupo de la noche. Pero antes tenía algo que decir: “Toa la noche hablando de penurias. Vamos a hablar de frungir, de follar. Aunque antes de irnos vamos a liarla un poquillo, ¿eh? ¿No? Que estáis hoy muy pacíficos. Vamos a reventarnos la puta cabeza”.
“El monte de Venus” era la promesa de la que hablaba el vocalista de LA SKALA DE RICHTER. Una canción furiosa y al mismo tiempo tranquila donde guitarras, bajo y batería se unen para crear una pequeña oda a las partes más íntimas de la mujer. Eso sí, con guturales incluidos y solos de guitarra.
“No hay que seguir las reglas…”, cantaba Juan en la Garaje. Y una vez más lo hicieron, acortando su setlist para dar pasos a los malagueños. Buena música, buenas gentes. Ellos fueron LA SKALA DE RICHTER.
Y así como ellos dieron paso a sus compañeros lo hago yo con Jacques Marie…
A una hora casi prohibitiva entraron a escena los chicos de WONDERONCE. Quienes volvieron a cautivar a la Garaje Beat Club, ya que si hace unos meses dieron un paso de gigante en su camino, en esa noche confirmaron las expectativas. Lograron varios hitos. Uno que la gente que ya los vio en el Metal Woman se quedaran para verlos, y segundo, que la gente que no los conocían se quedaran hasta el final. No vi a nadie desertar de la sala durante su actuación, todos estuvieron prendidos por el hechizo de la banda.
En cuanto empezó a sonar la introducción de “Dragon Valley I: The Journey” la sala se convirtió en un mundo de ensueño. Los chicos de la banda entraron uno a uno hasta la explosión inicial de la canción. Los movimientos de Liss cautivaron al público, el resto de la banda daba lo mejor de sí.
Se notó el trabajo en los ensayos, ya que hace tan solo unos meses sus actuaciones eran muy estáticas. “Morrigu”, un tema impresionante. No obstante, llegó el primer respiro y después de una corta interacción (en eso tienen que mejorar todavía muchísimo) entró “Wolfmoon”, un tema que va camino de convertirse en un clásico. Tema donde también se notó el trabajo de la puesta en escena cuando el grupo se abrió para dejar vía libre a los guturales de Andy el Batería de la banda.
Javi, segunda voz y guitarrista, estaba desatado, y ya tenía clavada la introducción de “Baba Yaga”. Agachado en el filo del escenario, empezó a contar una historia sobre una bruja desquiciada, cuya risa diabólica interpretada por Liss es una verdadera gozada. Sin lugar a dudas esta canción gana mucho en directo.
La banda deja lo más épico para el final con “Slay The Kraken”, tema que completa el ambiente tétrico de “Baba Yaga”. El final con “Dragon Valley III: Mt. Freedom”, te llevaba lentamente hasta el final del viaje, con un pasaje de guitarra acústica, interpretado por Germán, un maestro de las cuerdas. Sin olvidarme de Nel, el bajista que da consistencia y fuerza al sonido de la banda. El tema se fue apagando, y uno a uno los chicos fueron dejando el escenario. Para regresar una vez terminado el “Outro”. Un colofón espectacular a la noche vivida.