Por Samuel T. Martín
El pasado 26 de noviembre acudimos al concierto que MÄGO DE OZ organizó para celebrar en Madrid su 30º aniversario, y que formó parte de las actuaciones integradas en Diábulus in Ópera.
El espectáculo llegó a la capital con algunos antecedentes y, tal y como dijo Zeta, con varios meses de retraso. Hacía mucho tiempo que querían haber dado este concierto; no obstante, debido a varios contratiempos “que es mejor no comentar”, según sus palabras, no pudieron llevarlo a cabo.
La noche empezó con la caída de un enorme telón que descubrió a la orquesta de la Universidad Politécnica de Madrid; más de ochenta músicos dispuestos a mezclar sus melodías con las guitarras de MÄGO. Sin embargo, los asistentes no tardaron en descubrir que, a pesar de una colaboración tan esperada como esa, había algo que no terminaba de ajustarse: el sonido. Durante muchos de los temas, los instrumentos de la orquesta apenas fueron audibles; y lo mismo pasó con los micrófonos y alguna línea vocal. A menudo la voz de Patricia Tapia se perdía, o la fuerza de Zeta daba altibajos. Playback, desde luego, no hicieron.
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Zeta, cantando Dies Irae |
Más allá de esos problemas técnicos, la banda madrileña ofreció una actuación digna de sus treinta años. ¿Que faltaron temas importantes? Por supuesto; pero es que en dos horas y media de concierto no pueden incluirse todas las grades canciones de los magos.
La obertura vino con Dies Irae, de Gaia III, donde ya se puso sobre la mesa que no iba a ser un concierto más, que iba a ser EL CONCIERTO. Micros a medio gas, pero derroche de energía, de pasión. Desde el principio lo dieron todo. Y fue esta canción, la primera, una de las pocas que tocaron los miembros de la banda sin invitar al escenario a algún artista de renombre. Tras ella se sucedieron nombres muy esperados como el de Carlos Escobedo (Diabulus in música), Rubén Kelsen (Alma) o Tete Novoa (La Costa del silencio). Y olvidando las líneas vocales, también acudieron Anono, batería de Burdel King, Manuel Seoane y un invitado tan especial como poco esperado: Ara Malikian, el virtuoso turco del violín al que pocas veces se le ha relacionado con el heavy, pero que hizo un dueto de violines junto a Mohamed para dar la mejor versión de Molinos de Viento.
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Zeta y Rubén Kelsen, durante la actuación de Alma |
Todos ellos quisieron participar en el cumpleaños de MÄGO DE OZ; todos ellos fantásticos artistas. Pero, en lo personal, quisiera resaltar la figura de una artista que demostró una vez que vale mucho más que su peso en oro: Patricia Tapia se desvivió haciendo coros y siendo la voz principal de No pares y de Revolución. Una pedazo de artista que realza a MÄGO DE OZ en muchas facetas y que en los directos igual canta Nessun dorma como una soprano, que lo hizo, como que le da el toque más rebelde a cualquier canción.
Fue una actuación vívida, especial. MAGO sabía que aquí podría reencontrarse con una parte del público que quizá no ha sido tan fiel en los últimos años como esperaban. Contaron algún que otro chiste, vinieron bailarinas, figurantes vestidos de diablo, se sacó una tarta gigante coronada por el número treinta; incluso Mohamed se atrevió a bailar el Swish Swish Challenge en mitad del escenario. Sí, el dichoso bailecito de moda. Ese. Pero ellos son MÄGO DE OZ, y lo saben; pueden permitirse hacer esas cosas y que el público lo acoja con gusto. Mención especial merece también el solo de teclado que protagonizó Javi Díez: comenzó tocando Recuérdame, famosa por aparecer en la película de Disney Coco, y acabó con los acordes de Piratas del Caribe, antes de dar introducción a Gaia; temazo.
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Zeta y Tete Novoa- Molinos de Viento |
La noche tuvo su punto álgido con la Cantata del Diablo, que fue tocada en su totalidad. Veintiún minutos de buena música, con la orquesta, con Patricia… y con Leo Jiménez como invitado especial. Sólo por el directo de esa canción el concierto ya hubiese merecido la pena. Curiosamente, el otro invitado para tocar este tema fue Nelson Valenzuela, batería de Débler, por lo que Txus pareció renunciar a tocar la que bien podría ser su Ópera Magna.
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Zeta y Leo Jiménez con La cantata del diablo |
Y, tal y como todos esperaban, la velada acabó con Fiesta Pagana, la canción hito. Todos los artistas invitados (menos Leo) volvieron a salir al escenario para despedir al público. “Ponte en pie, alza el puño y ven…”. Hubo confeti a raudales y Superpolla animó el tramo final con sus bailes. Emblemática mascota, sin duda.
En resumen podríamos decir que fue un concierto digno de las grandes citas, y que la banda se supo sobreponer incluso a una acústica no muy buena. Muchos siguen diciendo que MÄGO no es lo que era, que se volvieron comerciales, que… Pero anoche demostraron que pueden seguir dando mucha guerra. Que sus grandes temas de antaño siguen haciendo saltar a multitudes, y que entre sus temas nuevos hay buenas piezas, y otras que sólo son pegadizas, pero que se meten al público en el bolsillo. Tendrán sus extravagancias y sus salidas de tono, pero ayer, 26 de octubre de 2018, Diábulus in Ópera demostró que MÄGO DE OZ sigue muy vivo, y con ganas de reivindicarse.
Setlist:
1. Dies Irae.
2. Diábulus in música – con Carlos Escobedo (Sober)
3. Alma – con Rubén Kelsen (Débler)
4. Sueños dormidos – con Manuel Seoane (Burdel King)
5. Siempre (Adiós Dulcinea, parte II)
6. No pares de oír rock n’roll – con Anono (Burdel King) y cantada por Patricia Tapia
7. A costa da morte – con Diego Palacios.
8. Nessun Dorma – cantada por Patricia Tapia
9. Gaia
10. Illusia
11. La rosa de los vientos
12. Hechizos, pócimas y brujería
13. Molinos de viento – con Ara Malikian
14. La cantata del diablo – con Leo Jiménez (Stravaganzza) y Nelson Valenzuela (Débler)
15. Revolución – cantada por Patricia Tapia
16. La costa del silencio – con Tete Novoa (Saratoga)
17. Fiesta pagana – con todos los cantantes invitados