Si a mí me preguntan hace unos años (o hace unos meses) que podría cubrir como fotógrafa y como prensa el concierto (en Andalucía) de despedida de los escenarios del grandísimo MARK KNOPFLER me hubiera reído. A veces crees que las estrellas son inmortales y nunca dejarán de girar, tocar y componer. Y claro, la leyenda nunca envejece. Pero el hombre sí.  
 
 
También me encantaría decir que he podido hacerle fotos dignas. Ni siquiera buenas. Dignas. Eso sí que me hubiese hecho temblar las piernas. Alguna foto que mereciera la pena y quedara esa imagen guardada en mi retina. Pero no. La distancia de treinta metros aproximadamente que separaban a artista de la zona acotada para fotógrafos sólo pudo ser cubierta por aquellos privilegiados con objetivos que se quedan lejos del alcance de muchos y que nunca he planteado tener.
Pero empecemos por el principio. 
 
 
Veníamos desde Sevilla. Un accidente de camión retrasó todo nuestro margen de tiempo para buscar aparcamiento así que llegamos justos para que nos colocaran a prensa cada uno en su sitio (redactores por pista, fotógrafos a la parcela). Veinte minutos de cortesía y aparece la inmensa banda de Mark: Guy Fletcher (teclados), Richard Bennett (guitarra), Jim Cox (piano), Mike McGoldrick (flauta), John McCusker (violín), Glenn Worf (bajo), Danny Cummings (percusión) e Ian Thomas (batería). A todos ya lo conocemos de anteriores trabajos con el artista. Los nuevos componentes son Graeme Blebins (saxofón) y Tom Walsh (trompeta).
 
Aún con el sol iluminando un cielo deliciosamente azul, la banda arranca con Nobody Does That, de su nuevo trabajo y la movida Corned Beef City (Privateering, 2012) y, sin más dilación, fotógrafos fuera del recinto. Prohibidas las cámaras. Ni siquiera un ratito de remoloneo para disfrutar de la consecutiva Sailing to Philadelphia. Fuera. Ya. 
 
Poco después de regresar sí pudimos disfrutar de un setlist variado en el que intercaló temas de su citado nuevo trabajo Down the Road Wherever con algún que otro de sus grandes éxitos. En formato eléctrico y en formato acústico. 
 
Da igual cuántos temas tocaron. Aunque hubiesen hecho cinco horas de concierto, hubiesen faltado éxitos por escuchar y por paladear. La banda es exquisita y precisa y los cambios de instrumentos (si había once músicos sobre el escenario, parecían cientos los instrumentos que sacaron) fueron también tan medidos que los temas se sucedían uno a uno sin concesión. Entre cambio, algún que otro “I love you!” que le regalaban a la banda (si acaso más a Knopfler) y él, amorosamente contestaba un serio “I love you too”. Aunque la muestra de cariño más sincera llegó cuando el artista mencionó el sincero amor que siente por La Guitarra (así, en general) y lo importante que había sido para él.
 
El set que llegó para interpretar Matchstick Man Done With Bonaparte suplió las ansias de los asistentes de escuchar la vertiente más acústica del caballero de la Orden del Imperio Británico. La gloriosa formación folk nos regaló sonidos de mandolina, bodhran, acordeón… eché de menos más presencia en el contrabajo, que se veía hacer unas líneas melódicas bien trabajadas, sin poder escucharlas. 
 
¿Temas que levantaron ampollas? Lágrimas con Romeo and Juliet, bailes con Postcards from Paraguay, gritos histéricos con Your Latest Trick y el tan esperado bis the Money for Nothing. En general, los temas que han marcado la juventud de la inmensa mayoría de los que compartimos ese momento. Speedway at Nazareth vino con la epifanía de que estábamos viviendo algo musicalmente muy grande y efímero. Poco a poco, paulatinamente como sólo sabe ejecutar la banda, se escuchan matices de instrumentos que se añaden a la fiesta musical y la batería dirige con soltura y cambios de densidad una orquesta que continúa in crescendo convirtiendo una instrumental en la epicidad de la banda sonora que resume una vida. 
 
Si bien que es cierto que este concierto bien podría haberse disfrutado más en un teatro o en el calor del salón de nuestras casas, nos ha regalado bailes, emociones y muchos recuerdos que compartimos los que asistimos. Elige el tuyo y guárdalo como el tesoro que es. 
 
Cerraron con Going Home. “No podría ser de otra manera”, comentábamos. Y todo lo que ello conllevó todavía hace que afloren muchos sentimientos a mí: la fortuna de asistir como prensa a mi mejor, primer y (puede que) último concierto de MARK KNOPFLER. 

 

Setlist
Nobody Does That
Corned Beef City
Sailing to Philadelphia
Once Upon a Time in the West
Romeo and Juliet
My Bacon Roll
Matchstick Man
Done With Bonaparte
Heart Full of Holes
She’s Gone
Your Latest Trick
Silvertown Blues
Postcards from Paraguay
On Every Street
Speedway at Nazareth
Telegraph Road
 
Bis:
Money for Nothing
Going Home