Lector, bienvenido a este humilde texto que va a intentar aclarar ciertos temas espinosos para evitar algunas opiniones basadas en el desconocimiento que llevo años encontrándome en las redes.

 

Primero voy a tratar la relación entre los medios y los promotores y después entre los medios y los músicos.

 

Más de una vez algún promotor ha pensado que el fotógrafo y el redactor de un medio son unos caraduras y que solo quieren entrar gratis a sus eventos. Puede que a veces sea cierto, pero eso se puede comprobar viendo si el medio que solicita el pase es un blog cutre y mal escrito o cuánto interés previo ha tenido éste sobre tu evento (noticias previas al mismo). Si ves que es un medio serio con más de 10.000 seguidores con buenas crónicas, reviews y bastantes visitas te sale bastante barato darles acceso y aprovechar esa vía de comunicación gratuita.

 

Sí, he dicho gratuita, solo hay que ver que a cambio de dos o una entrada en el caso de que el promotor o la banda ya tenga su fotógrafo y no tenga interés en llenar la sala de más fotógrafos, te encuentras con una buena promoción y que el “target” de posibles clientes aumente. Cada promotor está en su derecho a llevar el negocio como piense que es mejor pero lo que no puede es pensar que los medios están llenos de gorrones que están deseando entrar gratis.

 

El mejor ejemplo es el mío cuando fotografío un concierto, aparte de cargar con un equipo pesado durante horas llego a casa y pierdo una o dos tardes seleccionando y editando fotos como un loco. ¿Compensa? Puede ser, pero honestamente prefiero pagar mi entrada y dedicar esas horas a lo que me apetezca y no meterme presión por sacar las fotos cuanto antes. En realidad, mi trabajo no debería ser gratis pero no hay dinero y lo mínimo es no pagar la entrada. Sinceramente, prefiero que el promotor pague a un buen fotógrafo y no tenga que tirar de este modelo, pero es comprensible que en los conciertos de 300 personas para abajo no hay opción a gastar en más sueldos sin llegar a pensar que esa persona que está echando esfuerzo, dinero e ilusión es un aprensivo que no quiere pagar la entrada.

 

El único caso donde mi pasión por fotografiar se une a mi amor por la música que hace una banda es Marillion: dos veces que he pagado entrada y aparte he pedido fotografiarlos también. Ahí sí he tenido la pasión de fotografiarlos a cambio de nada.

 

marillion

 

Esto debería ser una simbiosis entre las promotoras y los medios. ¿Que a la promotora le parece que hay muchos medios? Pues ésta debería elegir los que mejor calidad o más lectores tiene y apostar por ellos. Y los medios deben corresponder a esa confianza y ofrecer un producto de calidad. Es una pena que el medio apenas se mantenga por el voluntariado y la pasión por la música de sus miembros pero son los tiempos que nos ha tocado vivir y el metal, exceptuando las grandes bandas que todos sabemos, no produce el dinero que correspondería por la calidad musical del género.

 

Doy por concluido el primer tema y ahora vamos a por el segundo caso que me resulta más espinoso debido al orgullo de ciertos personajes en la industria y su ignorancia o aprovechamiento de los derechos de imagen y los de propiedad intelectual en la fotografía de conciertos.

 

En este caso ya he visto varios enfrentamientos entre músicos y fotógrafos. Hay veces que los músicos han utilizado fotos que han publicado los fotógrafos en redes sociales. Muchos han pensando, erróneamente, que al entrar gratis en el concierto y ser publicadas en redes sociales, están libres de derechos (¿quién no ha pensado alguna vez que las fotos pertenecen a Facebook?) o son de su propiedad puesto que son el sujeto de la fotografía. No se puede estar más equivocado, la fotografía (por muy mal hecha que esté) siempre será propiedad del fotógrafo.

 

¿Que el músico se enfada y dice que es sacar dinero de él sin su consentimiento? Pues para eso tenemos las leyes. Echemos un vistazo:

 

Artículo 8  de la Ley Orgánica 1/1982 del 5 de mayo:

 

1. No se reputarán, con carácter general, intromisiones ilegítimas las actuaciones autorizadas o acordadas por la Autoridad competente de acuerdo con la ley, ni cuando predomine un interés histórico, científico o cultural relevante.

2. En particular, el derecho a la propia imagen no impedirá:

 

a) Su captación, reproducción o publicación por cualquier medio, cuando se trate de personas que ejerzan un cargo público o una profesión de notoriedad o proyección pública y la imagen se capte durante un acto público o en lugares abiertos al público.

 

b) La utilización de la caricatura de dichas personas, de acuerdo con el uso social.

 

c) La información gráfica sobre un suceso o acaecimiento público cuando la imagen de una persona determinada aparezca como meramente accesoria.

 

Las excepciones contempladas en los párrafos a) y b) no serán de aplicación respecto de las autoridades o personas que desempeñen funciones que por su naturaleza necesiten el anonimato de la persona que las ejerza.

 

Entonces, si como músico eres un grinch y no quieres que los malvados fotógrafos vivan de ti y  de tu fama sin ver un duro puedes hacer una cosa bastante sencilla: hablar con el promotor antes de que te contrate y decirle que las fotografías están prohibidas en tus conciertos o que solo las haga un fotógrafo que pagues y entonces esas fotos serán tuyas legalmente, justo como las fotos de la boda que tanto dinero te cuesta.

 

A todos estos músicos que aprovechan su fama para cargar contra el fotógrafo utilizando sus redes sociales llorando porque él ha aportado todo y el fotógrafo con toda su cara dura no ha pagado la entrada y encima le quiere cobrar porque usa su foto para promocionar un concierto, unas clases, una gira, o su discográfica, deberían saber que el fotógrafo podría denunciarle (y ganará esa denuncia) por hacer uso de una fotografía protegida por las leyes de propiedad intelectual para un uso comercial. Y si el fotógrafo les escribe de manera privada y, en la búsqueda de la aprobación general en redes, esos músicos comparten de manera pública dicha conversación sin el consentimiento de la otra parte, también están incurriendo en un delito. Me llama poderosamente la atención que el fotógrafo siempre intenta hacerlo todo por vía privada porque no quiere polémicas y son los músicos los que montan el caos publicando en redes sociales pensando que la masa que le sigue son abogados y estudiosos de las obras de propiedad intelectual. Pero esa es otra cuestión.

 

También es cierto que los fotógrafos nos ponemos muy contentos cuando los músicos nos mencionan en sus redes sociales alabando lo que les gustan esas fotografías y llegan a ponérselas hasta de perfil, eso claro que es legal y al no producirse beneficio económico no ocurre nada. El problema radica en el beneficio económico o comercial y/o en modificar esa obra sin pedir permiso primero. El ex-teclista de Obsidian Kingdom me dijo que había estado usando una foto que le hice de perfil del Whatsapp, en este caso no estuvo sacando provecho de nada, yo me sentí halagado y él estuvo con una foto bonita de perfil (todos ganamos).

 

 

Como es lógico esto no ocurre con todos los músicos, hay muchísimos que valoran la aportación de los fotógrafos y cuando les gustan mucho las fotografías las compran para poder usarlas con fines comerciales, supongo que los casos negativos son solo unas pequeñas gotas en el océano musical donde todos tenemos el mismo punto en común, el amor a la música.

 

Otros datos interesantes para conocer son:

 

No poder publicar una foto si la foto atenta contra el honor del fotografiado. Pero sinceramente, ¿qué clase de fotógrafo de conciertos quiere poner fotos horribles de los músicos? Siempre se intenta sacar la mejor foto.

 

La ley también contempla una mera fotografía de la cual los derechos son de 25 años. Para una fotografía que implique cierto trabajo y sea original (el caso que estamos tratando), se valora como si fuese una obra arte, que pasa a 70 años de propiedad intelectual. Sí, querido lector, las fotografías que conllevan un trabajo son arte. Otra cosa es que pensamos, como yo pienso de Miró, “¿me estás estafando?” pero sigue siendo arte igualmente.

 

Como informático, mi conocimiento de leyes sigue siendo escaso, si quieres saber más te pongo un link a un blog de abogados que lo explica todo más al detalle pulsando aquí.

 

Espero haber abierto los ojos a algunos lectores y no os dejéis guiar por músicos enfadados o cualquier persona o profesional del sector porque no pueden hacer los que les dé la gana con las fotos que les hacen. Y también a promotores y futuros promotores de que los medios están para remar en la misma dirección y no para aprovecharse de ellos.

 

Para terminar, quiero incidir en que el desconocimiento de la ley no te exime de su cumplimiento.

 

Autores:

Redactor y fotógrafo

Juan Antonio Seves